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Racismo: La dureza de cuestionar a los "padres fundadores" americanos

Con las protestas desatadas por la muerte de George Floyd, se cuestiona también a los "padres fundadores" de EEUU y España, entre otros. Jefferson, Washington y muchos más fueron férreos esclavistas. Los historiadores cuestionan, también, la manera como se enseña la esclavitud en Estados Unidos y otros países

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Susana Samhan / EFE
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En un rincón de Mount Vernon, la residencia de George Washington (1789-1797), quien fuera primer presidente de Estados Unidos, hay una placa en honor a «los afroamericanos que sirvieron como esclavos». Esta propiedad se ha salvado por el momento de la ola de protestas por racismo, y de los ataques a monumentos de la Confederación y de la «conquista» española», que ha salpicado en menor grado a los «padres fundadores» del país.

«Luchar contra la figura del padre es siempre una tarea dura», reflexiona la profesora de Historia de la Universidad de Howard (Washingon DC) Ana Lucia Araujo en declaraciones a Efe.

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Esto no quita que el pasado 14 de junio, un grupo de manifestantes en Portland, Oregón, derribara la estatua de otro de los «padres fundadores» de EEUU, Thomas Jefferson, tercer presidente del país entre 1801 y 1809.

Polémicas vidas

En los últimos tiempos ha habido iniciativas que han llamado la atención sobre «las biografías controvertidas» de Washington y Jefferson, que hace años no eran tan visibles. Así dice Araujo:

«Ambos poseyeron gente esclavizada. Ambos persiguieron a sus esclavos que escaparon. Jefferson fue padre de al menos seis individuos esclavos, con Sally Hemings, una mujer esclavizada propiedad suya».

EEUU ha sido escenario en las últimas semanas de protestas por violencia policial contra personas de raza negra tras la muerte, el 25 de mayo, de un afroamericano, George Floyd, a manos de un policía blanco en Minneapolis.

george floyd

Las manifestaciones han traído consigo un clamor popular en varias ciudades contra monumentos a la Confederación, la agrupación de estados sureños que defendía la esclavitud en la Guerra de Secesión (1861-1865) contra los del norte.

Las estatuas dan su mensaje

La colocación de estatuas en lugares públicos es «un mensaje sobre el poder a aquellos que fueron formalmente oprimidos». Así opina la profesora de Historia de la Universidad Estatal de Norfolk (Virginia), Cassandra Newby-Alexander.

«Tras la guerra de Secesión, todos los vestigios de la esclavitud, que incluían mercados de esclavos, cárceles de esclavos y los postes para flagelarlos fueron quitados de los espacios públicos», recuerda a Efe la también decana de la Facultad de Humanidades de su universidad.

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Pero «en un corto periodo, tras el fin de la Reconstrucción (1865-1877), los monumentos confederados fueron colocados en esos lugares, que también incluyen juzgados. Fue un recordatorio público de que el poder había sido devuelto a aquellos que fueron los antiguos opresores».

El movimiento antimonumentos no se limita a la Confederación, sino también a figuras vinculadas al descubrimiento español de América, como Cristóbal Colón y Juan Ponce de León.

Y los españoles también

Para la profesora de Historia de la Universidad de Dayton (Ohio) Ashleigh Lawrence-Sanders, lo que todos esos monumentos tienen en común «es que representan siglos de violencia racial y opresión».

«La mayoría de esas personas cometieron personalmente violencia racial. Los conquistadores españoles son ciertamente parte de esto. Muchos cometieron violencia contra africanos o gente indígena. Incluido genocidio, tortura y esclavitud», precisa.

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Estatua de Cristóbal Colón en Madrid. Foto EFE

Pese a tener en común «la violencia racial» y los esfuerzos para revisar su legado, Lawrence-Sanders reconoce que hay una «percepción distinta» respecto a los «padres fundadores» del país.

«Mucha más gente desafiaría la eliminación de monumentos a Jefferson, Washington o a presidentes de EEUU que la de estatuas confederadas», opina. Matiza que los líderes de la Confederación son considerados «traidores», con lo que es más fácil que la gente se desvincule de ellos.

Aun así, Washington, Jefferson y muchos de los «padres fundadores» estuvieron implicados en la esclavitud «como parte de la historia de este país», remarca.

«Washington fue el primer presidente, un líder de la Guerra de la Revolución -indica Lawrence-Sanders-, pero también fue un dueño de esclavos que intentó rastrear a su esclava prófuga Ona Judge hasta su muerte, después de eludir las leyes de emancipación gradual en el Norte para mantenerla esclavizada».

La experta descarta que esos monumentos vayan a ser eliminados o cuestionados de la misma manera que lo están siendo los de la Confederación o la conquista española, pero sí cree que hay un cambio en la manera en que se aborda el legado de los «padres fundadores» que es posible que se acelere en los próximos años.

La esclavitud «conveniente»

Bajo todas estas percepciones subyace una enseñanza de la historia de la esclavitud que en muchas ocasiones es sesgada.

A juicio de Araujo, «la manera en que se enseña en las escuelas de EEUU, Brasil, Reino Unido, Francia, Portugal y Países Bajos no es la adecuada». Los programas lectivos suelen liquidar la historia de la esclavitud en pocas lecciones.

«En muchos casos, los libros de texto tienden a enfatizar las acciones de individuos blancos para promover el fin de la esclavitud», indica la experta. Recuerda que rara vez se cuenta cómo los esclavos resistieron.

Según Araujo, son necesarias leyes para hacer obligatoria la enseñanza de la esclavitud y de la historia afroamericana. También la capacitación de profesores y la creación de una comisión que revise los libros de texto.

Una visión similar comparte Lawrence-Sanders. «Como profesora universitaria cuando pregunto a mis estudiantes qué han aprendido de historia afroamericana, muy poco es sobre esclavitud. Es sobre todo el Movimiento de Derechos Civiles, una narrativa triunfante conveniente para el país».

«Tampoco han aprendido mucho sobre la riqueza que se creó por la esclavitud. Menos sobre el largo legado de segregación y violencia racial», subraya.

Pese a este panorama, la historiadora ve que a nivel local y estatal poco a poco se está revisando el currículo escolar.

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