Opinión

Salud en revolución: Rosmay muerta y Maryelis en coma

Rosmary del Carmen Bellorín Cedeño y su amiga Maryelis Vega fueron sometidas a intervenciones quirúrgicas para esterilizarse en un CDI caraqueño: Rosmary murió y Maryelis estuvo 6 días en coma. ¿Qué ocurrió ahí? No está claro

Publicidad

Una adolescente de apenas 14 años y tres niños de 11, 6 y 1 año quedaron huérfanos. Y encima, ahora están separados. Pero su madre no murió de muerte natural.

Rosmary del Carmen Bellorín Cedeño, de tan solo 31 años de edad, de oficios del hogar y jefa de calle del consejo comunal de la urbanización Colina Suave, ubicado en el kilómetro 9 de la carretera de El Junquito, supo de una jornada de esterilización que se llevaría a cabo el 7 de mayo en el CDI de Los Flores de Catia. Era una oportunidad perfecta para asegurarse de no tener más hijos. Todos los venezolanos estamos clarísimos en lo que cuesta educar y mantener a un hijo, porque la mayoría no tiene con qué hacerlo: por eso hay tantos niños en las calles, famélicos, bajos de peso y talla, que no rinden lo poco que puedan exigirles en las escuelas públicas.

Le avisó a su amiga Maryelis Vega, quien también quería esterilizarse, y a otras amigas y compañeras del consejo comunal. Rosmary y Maryelis entraron juntas al mencionado CDI el 7 de mayo en la mañana. Qué sucedió allí dentro, no se sabe. Solo se conoce el resultado: la primera murió y la segunda pasó seis días en coma. Una sobrina de Rosmary declaró a los medios que la familia, cuando al día siguiente supo la noticia de su fallecimiento, no lo podía creer, porque Rosmary era muy sana. Lo único que les dijeron es que durante la operación al parecer sufrió una convulsión que le causó la muerte.

Sin embargo, la primera autopsia realizada más tarde arrojó como resultado “complicaciones derivadas del covid-19”. Esto ocasionó la indignación de sus familiares, quienes alegaron que se había hecho la prueba de covid justo antes de la cirugía, pues era un requisito. La segunda autopsia dio un resultado distinto al primero: “edema cerebral severo, por shock hipovolémico a determinar”, una vuelta a la noticia inicial según la cual Rosmary había sufrido una convulsión durante la cirugía que le produjo la muerte.

Pero esto no queda aquí. Maryelis Vega, sorpresivamente, cayó en coma durante o después del procedimiento quirúrgico. ¿Otra convulsión? Nadie sabe. Despertó seis días después en la terapia intensiva del Hospital Pérez Carreño y solo recuerda cuando ella y Rosmary llegaron al CDI. Aparentemente la noticia del fallecimiento de su compañera la afectó mucho.

La familia de Rosmary puso la denuncia en el CICPC. Para el momento cuando escribo este artículo no se sabe el nombre de los médicos que la operaron. Si fueron médicos cubanos, tal vez nunca los sepamos. Ellos cuentan con toda la protección del aparato del Estado.

El problema es que este régimen avaló estudios “de medicina” que, en vez de seis, duran tres años, en aquel fiasco llamado “la revolución de la salud”. ¿Qué sabe el burro de alfajores? Los que estudian bajo ese pénsum, saben, como mucho, la mitad de quienes estudian seis para graduarse de médicos cirujanos. Luego viene la especialización que los médicos comunitarios tampoco hacen… yo no me dejaría ni poner una inyección con uno de esos egresados.

Que dos amigas que hayan ingresado a un CDI y una de ellas, sana, activa y llena de vida haya salido muerta y la otra haya caído en coma, exige una investigación profunda de qué causó ambos eventos. Y más allá de ello, revisar quiénes están al frente de esos CDI. ¡Son vidas humanas las que están en juego, por eso mismo no es un juego!

El pésimo sistema de salud venezolano no va a mejorar a punta de ideología. Mejorará cuando pongan al frente de los centros hospitalarios y dispensarios a médicos de verdad, no a improvisados en tres años. Y dará un salto cuántico cuando sus funcionarios dejen de robarse o de entregarle a Cuba el presupuesto.

Esto de Rosmary y Maryelis ha pasado y seguirá pasando. Cuatro huérfanos sabrán ahora, si es que ya no lo saben, lo dura que es la vida en revolución.

Publicidad
Publicidad