Cultura

Santa Teresa 7, el festival que te desconectó de la ciudad

Pasar un día en la Hacienda Santa Teresa es desconectarse por completo de la ciudad. Desde el primer momento, pisar los campos de caña de azúcar para contemplar el amanecer y de disfrutar de la música y del torneo de rugby que organizó el equipo de Santa Teresa con el “Festival que transforma"

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Fotografías: Killa F. Pardi

Desde muy temprano inició el viaje para la Hacienda Santa Teresa. Alrededor de las 6:34am ya el sol estaba tomando terreno en el cielo y ya se podían ver los paisajes que regala el estado Aragua.

Una valla se destacó en el camino. “Estás a 20 minutos de 220 años de historia” perteneciente a la empresa privada, que genera un cosquilleo de emoción de saber que finalmente ese sitio ya no era inalcanzable para conocer.

El anuncio cumplió con su palabra, pasaron 20 minutos y el viaje en carretera había finalizado, ahora tocaba desplazarse rápidamente a los campos de caña azúcar .

Una mirada rápida de 180 grados fue suficiente para tantear el entorno. Un toldo destinado para la prensa y el grupo VIP que se encontraba a escasos pasos de la tarima que mostraría todo lo que Santa Teresa había anunciado días previos. Al caminar unos cuantos metros, había una gran carpa blanca donde vendían comida y tragos para los que asistieron.

Eran las siete de la mañana. Una fuerte brisa cubría todo el terreno, este generaba un frío petrificante. Para esa hora, se encontraban en la tarima Román Lozinski y Shia Bertoni, quienes recalcaron que el clima helado sería sustituido por un calor intenso.

A esa hora se podía contemplar el majestuoso paisaje de las montañas que vestían de tonos verdes, azules que eran acompañados por las palmeras ubicadas en la hacienda.

Donde reposan las palmeras, se encontraba el punto de partida de la carrera. Los corredores fueron agrupados en tres colores: azul, naranja y verde que indicaban la categoría a la cual pertenecían .

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Entre los participantes se encontraban figuras de la palestra política de Venezuela, pero tenían el mismo objetivo que el resto: recorrer los 13 kilómetros. Todos estaban atentos al llamado que indicaría el inicio. A las 7:15 am salió el primer grupo y con tres minutos de diferencia salieron los resto de los competidores.

Ya pasada la primera hora, Marvin Blanco se posicionó como el ganador del Race13k al marcar 52 minutos al término de la competencia. Posteriormente continuaron llegando a la meta más corredores, entre esos César Méndez junto  a su mascota “Catira”.

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El deportista mencionó que “Catira”, un perrita a la que los venezolanos denominamos como raza ‘cacri’, ha asistido con él a varias carreras. Indicó que la Caracas Rock, Valencia Rock y la ruta del cacao han sido alguna de ellas.

Méndez recordó con orgullo que en La ruta del Cacao de 2017, donde llegó de tercero y “Catira” había sido la quinta en llegar.

Van transcurriendo los minutos, y los corredores van acercándose a la meta. Proporcionalmente, los tonos verdes de los árboles iban tomando espacio en las montañas mientras que el sol se posiciona en el cielo para empezar a enviar sus ondas de calor.

Simultáneamente a esto, los amigos y familiares de los corredores estaban cerca de las barandas del punto de encuentro. Entre ellas estaba María Isabel Abascal, quien esperaba a su esposo Juan Francisco Gómez.

Ella explicó que Gómez, de 62 años de edad, fue operado del acetábulo (hueso que permite la articulación del fémur) debido a un accidente que sufrió en 2005. Esto le hizo cambiar el ciclismo por el atletismo.

“La organización estuvo excelente, es una carrera de mucha intensidad (…) ya que no estás acostumbrado hacer un maratón de montaña. Sin embargo, lo que me motivaba a seguir era el compromiso que tenía conmigo mismo de finalizarla, sin aspiraciones de ganar, simplemente era cumplir conmigo”, relató Gómez, quien contó su experiencia en el Race13K.

Mientras transcurría la carrera de montaña, el frío estaba moderado, pero al otro lado de los campos de caña de azúcar se estaba disputando los juegos finales del Torneo Rugby 7 donde el sol ya comenzaba a hacerse notar. El calor ya empezaba a formar parte en los temas de conversación de las personas que se encontraban allá.

Al llegar a la cancha, estaban los equipos Alcatraz y Mérida, finalistas del Torneo Rugby 7 en la categoría masculino. En las gradas se veía un público alegre que apoyaba a su equipo de preferencia, entre gritos y barras se sentían las emociones cruzadas que desencadenaba el partido.

El marcador había quedado 22 a 5, a favor de Alcatraz. El equipo ganador forma parte del Proyecto Alcatraz, un programa de reinserción social, que inició en 2003 cuando tres jóvenes robaron a un inspector de seguridad de la Hacienda Santa Teresa y las autoridades les dieron dos alternativas: Ir la cárcel o devolver lo robado y trabajar para la hacienda, ellos tomaron la segunda opción, desde entonces el trabajo social de la empresa privada le ha cambiado la vida a muchos.

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La distancia entre la cancha de rugby y el lugar donde se estaba desarrollando el festival era considerable debido al sol inclemente que reposaba en el cielo despejado. En pocos minutos iniciaría la premiación del reto “Más que Rugby”, tocaba correr de nuevo.

Los animadores al concluir la entrega de las premiaciones para los corredores, darían inicio a la fase final del reto “Más que Rugby”.

El reto consistía en que seis equipos universitarios, apadrinados por un influencer, contaran las historias inspiradoras de los jugadores de Alcatraz, que inició en agosto.

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“¡Si están sentados, cómo van a recibir el premio!” exclamaron los animadores al momento de anunciar que el equipo 1, apadrinado por Ricardo del Bufalo había triunfado al contar la historia de Larry Brito.

Los jóvenes que narraron la historia de Larry Brito eran Gabriel Vásquez, César Chavarría y Jorge Sargeants.

Vásquez no lo podía creer. Dijo que fue una experiencia emocionante y que este reto era una “buena manera de poder contar las historias de personas que están haciendo cosas positivas en sus comunidades”.

Por otra parte, estaba Ariadna Sánchez que fue una de las integrantes del equipo 6 que contó la historia de Félix Arrieta. Para la estudiante de Comunicación Social sus metas habían sido cumplidas porque logró quedar entre las finalistas.

Mi objetivo era poder contar la historia de los jugadores, y lo logré (…) Félix Arrieta es un entrenador de rugby muy entregado a su trabajo y decidimos enfocarlo de cómo se desempeñaba con los niños de su comunidad”, expresó Sánchez.

Al concluir el reto “Más que Rugby” iniciaría uno de los eventos más esperados: El tercer tiempo, que contaría con artistas reconocidos en la música venezolana. Aunque el calor era cada vez más fuerte, eso no fue un impedimento para los  que asistieron.

A la 1:20 pm se montó a la tarima el locutor Manuel Silva para presentar a Gaêlica, el conjunto folk celta, que abrió el tercer tiempo con “Quién sabe”, uno de sus sencillos de su albúm “El Día Que Todo Cambió”.

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El vocalista Gabriel Figueira le dijo al público que el objetivo de Gaêlica era “generar un ambiente de taberna” para que todos la pasaran increíble. Las melodías celtas iban generando un ambiente alegre, entre el público se había creado un círculo donde las personas comenzaron a bailar al ritmo de la música.

“Tormenta” fue versionada junto a la vocalista del grupo Le Fleur, Nany Huizi . Luego tocaron “Te vas”, canción que se ha convertido en una las canciones más icónicas que habla sobre el éxodo venezolano.

Posteriormente, se subió a la tarima la “banda sorpresa”, que resultó ser Rawayana. El público los recibió con los brazos abiertos, dejando atrás los inconvenientes que tuvo el conjunto de reggea con la situación que se desencadenó con el SAIME meses atrás.

Beto Montenegro le dijo al público que no habían tocado en Venezuela desde el 2016.

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Para Rawayana el haber participado en el “Festival que transforma” se convirtió en un borrón y cuenta nueva con su público. Tocaron sus sencillos más populares como “High”, “Algo distinto”, “Tucacas” y versionaron “Sin Ti” de King Changó.

Alrededor de las 5:20 de la tarde, llegaría el grupo más esperado por todos: Caramelos de Cianuro. En el momento que Asier Cazalis y compañía se montaron al escenario el público se amontonó lo más cerca que podían para no perderse ninguna canción.

Mientras los Caramelos iban tocando, el calor intenso que había tomado protagonismo en el Santa Teresa 7, estaba empezando a descender y el cielo se comenzó a pintar de tonos azules oscuros que se entrelazaban con los vestigios amarillos que había dejado el sol.

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El público coreaba todas las canciones a su manera, algunos bebían, otros contemplaban, unos formaron un pogo entre ellos que se iba expandiendo a medida que Caramelos de Cianuro subía el tono con las melodías.

“El último polvo”, “No eres tú”, “Sanitarios” , “El Instante pasó” fueron algunas de las piezas que formaron parte del repertorio de la banda. Aproximadamente a las 6:35pm había finalizado el “Tercer tiempo” del Santa Teresa: “El festival que transforma”.

Tras más de 10 horas de duración, la Hacienda Santa Teresa había logrado su cometido: Crear un recuerdo inolvidable para los que asistieron y así desconectarse de la ciudad.

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