Ya lo he dicho antes, la meta a la hora de ejercer la función sexual no es llegar al orgasmo, sino disfrutar el camino. Sin embargo, sé de muchas mujeres que le es difícil alcanzar el clímax y casi nunca, o nunca han experimentado un orgasmo.
Más allá de deberse a una patología grave, la mayoría de las veces, somos nosotras quienes nos saboteamos este momento de llegar a la cima. Y mientras nuestra pareja la tira de jonrón, nuestro orgasmo está en strike uno, tres y dos.
Por ello, acá les dejo tres factores los cuales pudieran, sin querer, estar impidiendo nuestro propio disfrute sexual:
1. Distracción
A veces por estar pensando “estaré muy gorda”, “debo pagar el condominio”, entre otras cosas, podemos llegar a desconcentrarnos, y al ocurrir esto le damos pase de salida al orgasmo. Nuestro cerebro es pieza fundamental para la experiencia sexual, este va registrando sensaciones y libera sustancias químicas que ayudan al placer. Distraernos hace que este proceso disminuya, y por lo tanto, nuestro goce pueda extinguirse.
Entonces, ¿qué hacer cuando estamos ejerciendo la función sexual, y aparece en nuestra mente el mes que debemos pagar en el colegio del niño? Respirar. Sí, respirar profundo –diafragmáticamente, acaríciate prestando atención al acto y a lo que estás sintiendo. Sincroniza la respiración con tus sensaciones.
Y si aún no logras reconectarte, trata de cambiar de posición sexual, para que materialices nuevamente el acto y armonices tu cuerpo con la mente.
2. Poco precalentamiento
Jamás apresures el jugueteo previo. Muchas veces cometemos el error de querer ir directo al punto, olvidándonos que no estamos listas para lo rápido, al menos biológicamente nuestro cuerpo no lo está. La mayoría de las mujeres necesitan de 15 a 20 minutos de excitación para llegar a la cima orgásmica, pues es allí donde el clítoris alcanza su máxima sensibilidad y el cuerpo se abre y se prepara para la estimulación.
No hay que apurarse con el precalentamiento, ni mucho menos sentirnos culpable por estar recibiendo placer, esto es el punto transcendental del acto gozoso para nuestro cuerpo, saltarse este ciclo dificultará el orgasmo, o al menos un buen orgasmo, y esos minutos de juego previo estoy casi segura que a tu pareja no le disgustará.
3. No estimular el clítoris
En ningún momento del acto sexual debemos olvidar nuestro clítoris, este debe ser tu epicentro erótico, ya que el clítoris lleva el mando a la hora de ejercer placer durante la función sexual. Es uno de los sitios con mayores terminaciones nerviosas, y estimular esta zona nos ayuda grandemente a llegar al tan anhelado «¡OH!».
Para estimular el clítoris, puedes sugerirle a tu pareja que inicie la estimulación manualmente y continuar tú con tus dedos arriba y abajo o de forma circular. Si adoptas la posición misionera, mantén las piernas unidas y mueve tus caderas circularmente, de esta manera tu pareja estimulará tu clítoris mientras realiza los movimientos de penetración. Creando fricción entre los labios vaginales y el clítoris, lo que aumentará la sensación. Si te gusta dominar y estar arriba, arquea tu cuerpo hacia él y frota tu punto de placer contra su pelvis.
Y no lo olviden: las chicas debemos ser responsable de nuestros orgasmos, no podemos depender de nuestra pareja para que haga todo el trabajo.
Astrid Salazar | Instagram: astridstephanys | Twitter: @astridstephanys
Poeta, editora, sexóloga, docente y directora de Ediciones Dirtsa Cartonera nacida en Maracay. El poema es su lugar y la poesía el camino que transita. Piensa que la vida es más llevadera si tiene una dosis de café diaria.
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