Con su música se convirtieron en embajadores de nuestro gentilicio alrededor del mundo. Ídolos de una generación y fenómenos culturales del trópico. Con más de 25 años de carrera artística, “Los Amigos” ya no son invisibles para nadie y su obra podría considerarse a estas alturas como patrimonio legítimo de Venezuela.
Pero muchas cosas han cambiado en éstas últimas dos décadas. Por un lado, la salida de dos de los integrantes y fundadores del grupo: el guitarrista y compositor Jose Luis Pardo (Cheo) y el tecladista Armando Figueredo. Así también, los intereses personales de cada quien, sus perspectivas de vida y hasta su fuente primigenia de inspiración: la gozadera venezolana. En alto contraste con el despertar de la década de los noventa, la abrumadora realidad del país actual parece que no quiere dejar espacio para la rumba funk.
Los Amigos Invisibles no se presentan en Venezuela desde hace más de un año, como consecuencia de la brutal crisis económica que no permite a la gran mayoría de los promotores de eventos, la adquisición de dólares para la contratación de artistas. Salvo en contadas excepciones, ya sabemos. Hay quien si puede contratar hasta a Madonna. O a Maluma, mejor dicho. Ya lo vimos en el sangriento concierto de Guanta o también cada fin de semana en las recurrentes celebraciones familiares de la elite gubernamental.
Luego de la salida de Repeat After Me en el año 2013, miles de seguidores se han preguntado por el futuro de la agrupación pero ya pueden quedarse tranquilos. Desde hace casi un año están en proceso de grabación del próximo disco que viene repleto de éxitos asegurados, como la versión cosmic-disco del tema “Otra Cara Bonita” de Yordano.
Con nuevos desafíos y nuevos integrantes: Daniel Zaa en la guitarra y Agustín Espina en las teclas, Los Amigos Invisibles son una maquinaria engranada. Actualmente residenciados en la ciudad de Miami, “Nueva York era muy dura, fría y sola”, vienen de tocar en República Dominicana, después van a México, luego a Washington, Nueva York, Boston y Paris, Londres y Barcelona hacia finales de año. La disco ball sigue girando.
Muchas eran las expectativas para su regreso a Buenos Aires. No querían “contar los pollos antes de nacer” pero la “hinchada” criolla nunca los deja mal. Con un lleno total en el Niceto Club porteño, quizás el más importante venue de la capital argentina, la euforia del público dominó el ambiente por más de dos horas.
El concierto tuvo como banda invitada a la venezolana Violenta Josefina quien dejó puesta la mesa para el banquete dancing que dieron Los Invisibles.
Un repaso en formato popurrí de los grandes éxitos, nuevos arreglos orquestales, interludios y, como siempre los caracteriza, una calurosa conexión con la gente.
Estuvimos ahí para comprobarlo. Julio Briceño (cantante) José “Catire” Rafael Torres (bajo) Mauricio Arcas (Percusión) y Juan Manuel “Mamel” Roura (batería) junto a los dos nuevos integrantes, son un ensamble explosivo, frenético y espectacularmente acoplado. El arrollador set de canciones duró más de dos horas para luego continuar la fiesta en el emblemático Caracas Bar de Palermo, en donde también aprovecharon para poner a la gente bailar desde los turntables.
Listos para dar el show y durante los últimos ajustes en la -prueba de sonido-, así respondieron Los Amigos Invisibles a UB. Fuera de joda.
-¿Cómo fue la salida de dos de los miembros originales del grupo?, ¿Cómo se sienten con la nueva formación?
-Mauricio: Siempre habíamos dicho que estábamos en algo llamado “regalía musical”, que no es lo mismo que “regalías de la música” (risas). Estábamos de acuerdo en que habíamos cumplido nuestras expectativas y que era un verdadero “milagro” que siguiéramos bajo la conformación original luego de 20 años. En algún momento dijimos que si alguien se quería salir, pues que lo hiciera, pero que avisara con tiempo. Y así fue como pasó exactamente.
“El primero en anunciar la fecha de su retiro fue Armando y después con José Luis fue distinto: él pidió que le diéramos un tiempo pero luego de unos meses cambió de parecer y nos comunicó que se iba definitivamente. Yo siento que se cansó un poco del estilo de vida y ahora anda más dedicado a producir a otros artistas aunque la verdad es hemos perdido un poco el contacto.
-¿Pero hubo roces?, ¿diferencias irreconciliables?
–Julio: aquí nadie terminó tirándole una silla por la cabeza al otro ni nada por el estilo. La cosa fue directa y sincera, como siempre nos hemos manejado en el grupo. “Cheo” fue uno de los primeros que dijo: ´ya me ladillé pana, no me tripeo estar parado en una tarima, la viajadera, la vaina …´”
-Maurico: también las perspectivas de cada uno cambiaron. “Cheo” tuvo un chamo, Julio también, nos mudamos, otros se casaron. Eso te lleva a tomar decisiones.
“Aparte y personalmente quiero decir que aunque -quisimos que no fuera así- cuando Armando “sale del closet” se afectó también un poco la articulación en la dinámica de trabajo. No podemos negarlo… Nosotros éramos seis carajos que estábamos todo el tiempo echando vaina, hablando de mujeres, contando chistes locos y eso como que le empezó a resultar un poco incómodo a él. Y con razón. Creo que nosotros no supimos manejarlo de la mejor manera, lamentablemente».
-¿Y hay alguien más que no quiera seguir en la banda? ¿qué se lo esté planteando?
-Mauricio: (risas) No. Por el momento, no.
“En mi caso, yo creo que si quisiera salirme de Los Amigos Invisibles, lo haría sin remordimientos. Siento que de alguna manera, mis expectativas fueron más que superadas, de hecho nunca pensé que podíamos llegar tan lejos. Y honestamente, en este momento, no tengo -grandes ni mayores- expectativas más que seguir una forma de trabajo y un estilo de vida. Creo que cuando entiendes -y aceptas eso- ya no hay más nada que agregar al respecto”.
-¿Desde hace cuánto no tocaban en Argentina?
-Catire: Teníamos como cinco años que no veníamos. De hecho, en un primer momento no lo teníamos planteado pero hicimos el esfuerzo porque estamos grabando una canción con Los Auténticos Decadentes para el nuevo disco y terminamos contactándonos con gente que conocemos desde hace tiempo para tocar aquí en el Niceto que nos gusta mucho.
-¿Y cómo se llama ese nuevo disco?
-Catire: Mmm…No sé si vale la pena decir el nombre, pero el concepto del disco gira en torno a la idea de ir a un strip-club. Estamos buscando que tengas la misma sensación al escuchar lo nuevo.
-¿Algo así como una erección?
-(risas) No necesariamente, la idea es que te sientas en ese ambiente.
-¿Entonces la cosa viene todavía más sexual?
-(risas) No, no, no. Tampoco… viene igual. Es que si te pones a ver, después de hacer “El disco anal”, “Ponerte en cuatro” y “Porno Song” ya como que nada está prohibido.
-¿Y para cuando ese próximo disco?
-Catire: La idea es sacarlo este año pero somos una banda totalmente independiente y no tenemos un deadline fijo. No tenemos un sello disquero que nos esté presionando. Lo que si tenemos, es una estructura de negocios que rueda y se mantiene. Pero la verdad es que queremos sacar el fucking disco de una vez, además sentimos que los fans están muy intrigados
-¿Sientes que la salida del próximo disco es quizás el final de la historia?
-Catire: No, porque esa ha sido la historia con cada disco. Siempre decimos, ´vamos a sacar el disco a ver qué tal´… Yo creo que este negocio se acaba el día en que hagamos un show y no vendamos ni una entrada.
-¿Cuándo vuelven a tocar en Venezuela?
-Mauricio: Por primera vez en mucho tiempo no hemos conseguido la manera de concretar un concierto en Venezuela. No hay promotores dispuesto a asumir los costos, los números no cuadran y todo se ha convertido en un rollo. Que si montas un presupuesto, te lo tumban a los dos días, que no hay manera de conseguir los dólares para la contratación … Por último, estamos estudiando ir a tocar así sea “a pérdida”, así no ganemos nada, pero esa es nuestra casa.
-Julio: estamos haciendo todo lo posible para ir y tenemos todas las intenciones aunque sabemos que no es negocio. Se trata de ir a tocar “pa´los panas”, porque si bien no hay un atractivo financiero también es cierto que es el sitio donde esta cosechada nuestra carrera.
-Catire: Queremos ir. Hay una necesidad de ir.
-¿Cómo se sienten con eso de ser «los embajadores de la gozadera en el mundo» de un país en donde hoy en día nadie “goza”?, de un país en ruinas, ¿cómo se entiende eso?
-Mauricio: Nos lo venimos preguntando últimamente. Sin embargo, esa es “la marca” de Los Amigos y no podemos desvincularnos de esa idea. Pero ¡claro que es verdad!, ya no se puede hablar de ninguna “gozadera” en Venezuela.
-Julio: Si. Pero nosotros lo que somos es “la banda de la gozadera funky latina” y ese es nuestro peo. Esa es nuestra conexión con la gente y este es un grupo precisamente para eso: para desconectarte de los problemas diarios y del trabajo. Como artistas, no nos gusta manejarnos como la prensa amarilla y no trabajamos con política tampoco.
– Si, ¿pero no les ha dado por otro tipo de “inspiración” en su letras, por así decirlo?
-Mauricio: Bueno una vez tuve que salir de Venezuela por Cúcuta porque no había pasajes en ninguna parte y el resto de la banda me estaba esperando. Creo que mientras viajaba por las montañas de Colombia, entre “bachaqueros” y guardias nacionales se me ocurrió una cumbia que era bien triste. Y sí. En ese momento me pareció que era -muy extraño- que Venezuela me inspirara otra cosa que no fuera rumba, playa, fiesta, mujeres… (risas).
-¿Cómo suenan los nuevos integrantes?
-Mauricio: Muy bien, han funcionado perfectamente. Agustín, el tecladista, me parece un músico increíble… tiene esa “guataca” tan criolla, lleno de referencias musicales de todo tipo, con mucha versatilidad.
– ¿Era requisito indispensable que fueran venezolanos?
-Catire: No era una condición pero al final fue muy determinante. Con los dos fue un proceso distinto. Con Daniel, el guitarrista, yo lo conozco desde el colegio (Emil Friedman en Caracas) y en un principio iba a hacer el quite por un par de conciertos pero después se quedó. Al final se acopló muy bien.
-¿En este momento cuál es la rentabilidad del grupo?
-Catire: Somos autosuficientes, tenemos una caja que fluye, algo de dinero, créditos. Somos una empresa estable.
-Además de la más reciente con Natalia Lafourcade, han tenido varias colaboraciones en su carrera, ¿Cuál es la que más recuerdan?
-Catire: Si. Esa colaboración con Natalia es increíble pero también hemos tenido la oportunidad de compartir escenario con otros artistas muy valiosos.
-Mauricio: Cuando hicimos la gira de “Super Pop Venezuela” tocamos en El Poliedro con Colina, Evio Di Marzo, Pablo Dagnino… eso lo recordamos muy especialmente. Fue algo sensacional en verdad.
–Como suele pasar con las bandas que cosechan grandes éxitos y como cantante front man del grupo ¿a veces no te cansas de cantar siempre lo mismo desde hace tantos años?,
-Julio: No me cuesta porque el show en vivo se trata de la energía que te devuelve la gente en ese momento justo cuando estás arriba del escenario y eso nunca se ha acabado. Quizás me costó más lidiar con la salida de los integrantes originales porque fueron veintidós años tocando juntos. Pero la verdad lo más importante es que seguimos siendo una banda.
-¿Cuál es tu contacto con Venezuela?
-Julio: Tengo a la mayoría de mi familia por allá y cabe destacar que el periódico que leo todos los días se llama El Nacional. Sigo mucho la política y el día a día de lo que pasa en mi país. Venezuela se ha retrasado mucho con respecto al resto del mundo, pero en verdad lo que me da más lastima es la inseguridad. Es fatal lo que nos está pasando.
-Y si no es “gozando” ¿cómo estamos ahora los venezolanos?
-Yo creo que estamos como el coro de una canción del nuevo disco que dice algo así: » Uhhh.. nooo sientes naaaadaaaa…. Ahhhh… anestesiaaadaaaaa» (risas). Los venezolanos estamos como “sonaos”, perdidos, con una tristeza rara que no era lo nuestro. En verdad lo que más quisiera es una Venezuela amigable y segura, pero eso lo veo muy difícil. Muy lejano.
Agradecimientos especiales:
Andreina Alessio
Satélite Producciones
Carlos Crinigan
Los Amigos Invisibles
