Viciosidades

Así fue como descubrí que era "alérgica" a las emociones

El ocho de enero de este año, casi termino una relación con un hombre a quien comienzo a amar. ¿Por qué? Pues porque una noche, él decidió quedarse hablando con sus amigos antes que llevarme a casa.

TEXTO: ASTRID SALAZAR (@ASTRIDSTEPHANYS) | FOTOGRAFÍA: PIXABAY.
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Llevábamos poco tiempo de habernos conocido y yo interpreté ese gesto como una prueba de que él ya no quería hablar conmigo, cuando yo estaba “loca” porque me prestara atención o simplemente se quedara a mi lado. Tuvimos una pelea horrible. Dije cosas muy feas. Él no soportó mi rabia y se alejó por un tiempo.

Para ese momento, lo que entonces no sabía, es que mi comportamiento sugería un caso clásico de algo a lo cual los psicólogos llaman «alergia emocional».

Las alergias físicas pueden provocarnos picazón, brotes en la piel, estornudos, entre otros síntomas. Por su parte, las alergias emocionales nos hacen explotar de ira o sumergirnos en una gran tristeza, y caer en la histeria o el pánico, cuando entramos en contacto con ciertos eventos, comentarios o situaciones que posiblemente no perturben a otro de una forma tan dramática.

Una manera de determinar si padeces de alergia emocional, es tratando de precisar si a veces reaccionas con una intensidad que la situación no amerita. Es como si se produjera un gran estallido. Como cuando estallas viendo determinada expresión en el rostro de tu pareja, o quieres gritar cuando un amigo te alega que eres muy egoísta.

Existen casos lamentables de personas alérgicas a la pimienta, que pueden fallecer con solo ingerir un poco de esta. Sin embargo, las alergias emocionales, por regla general, no matan. Pero sí pueden destruir un romance que comienza, una gran amistad, una carrera profesional.

También, las alergias emocionales pueden afectar tu salud y bienestar ocultándose detrás la tristeza, los ataques de pánico, las fobias, y/o una persona que decide quedarse a hablar “cosas de hombres” con sus amigos antes que llevarte a casa. Después de todo, quedarse hablando con los amigos –estando, inclusive tú presente- no es un comportamiento ofensivo. Pero lo admito, perdí el control y me convertí en un monstruo.

Cuando me enteré en una sesión terapéutica sobre lo que significan las alergias emocionales, también comprendí la dinámica de la relación que tuve con la directora en el liceo donde trabajaba; mis amigos me decían que renunciará, pero no podía, aunque pasara la vida quejándome. Estaba aferrada, atrapada.

En terapia recordé que en mi casa materna me sentía igual, siempre me sentía incapaz de escapar de alguien. Entonces, simplemente estaba reviviendo el mismo patrón, volvía a ser la niña aferrada al espacio primario. Mis quejas eran constantes y monótonas, eran el síntoma de una fuerte alergia emocional. Reconocerla a nivel consciente, fue un paso de avance, tanto que ya hoy, estoy en un nuevo espacio laboral.

Los psicólogos saben que las raíces de nuestras alergias emocionales están en el pasado o en algún trauma con el cual no se lidió. Cuando somos alérgicos a algo es porque lo llevamos por dentro. Cuando tenemos un asunto no resuelto, operamos desde un nivel de tensión ¬–fisiológico o emocional- mucho más alto que el de otras personas.

Entonces si estamos llenos de estrés y alguien nos exige que demos un poco más, estallamos. Esto sucede porque no hemos lidiado con otras exigencias que llevamos dentro.

En mi caso, cuando niña, casi nunca tuve la atención de mi padre. Aunque estuvo y está físicamente. Siempre estuvo pendiente de otros asuntos. Y si a este le sumamos que, en mi última relación, mi pareja decidió irse por asuntos de la Venezuela de hoy –y otros proyectos-, concientizo mucho más, que todo este cumulo de experiencias me hizo reaccionar fuerte ante una situación que tenía aspectos muy similares a los de estos eventos pasados.

Por este motivo, cuando este nuevo hombre se quedó un rato más en la tertulia con sus amigos, mi temor irracional de no sentirme atendida inmediatamente, me hizo perder el control de mis emociones. Ahora, cuando escribo esto y pienso en los sucesos de ese ocho de enero, me doy cuenta de que no podía soportar la idea de que él hubiese preferido quedarse a hablar con sus amigos que conmigo. Tuve miedo de que ya se estuviera alejando de mí.

Las alergias emocionales pueden ser tremendamente dañinas. Por fortuna, para mí, la actitud de este nuevo hombre, fue enseñarme esta nueva realidad, este padecimiento irracional. Puesto que, todos llevamos por dentro un verdadero almacén de asuntos no resueltos, y nos podemos convertir en verdaderas bombas de tiempo emocionales. Añadiéndole, que casi siempre estallamos con quienes nos rodean, y también con quienes quizás menos se los merezcan. Las alergias emocionales pueden arruinarnos la vida, haciéndole sabotaje y destruyendo nuestras relaciones presentes.

Inclusive, muchas veces, solemos atraer a personas que nos reflejan aspectos de esos asuntos no resueltos. Por ejemplo, conozco el caso de una amiga que no acepta la burla de sus amigos porque en su casa, su madre siempre se burlaba de ella. Pero se casó con un hombre muy burlista. Inconscientemente, escogemos la pareja que, nos guste o no, refuerza lo que nos hicieron de niños.

Lo bueno es que desde el mismo momento cuando reconoces las alergias emocionales en tu vida, podrás empezar a lidiar con ellas e incluso, hasta eliminarlas. Tal como sucede con las alergias físicas, descubrir lo que las provoca o agrava, es el primer paso y el más importante, para tratarlas. Tú puedes proporcionarte tu propio antihistamínico.

Astrid Salazar | Instagram: astridstephanys | Twitter: @astridstephanys

Poeta, editora, sexóloga, docente y directora de Ediciones Dirtsa Cartonera nacida en Maracay. El poema es su lugar y la poesía el camino que transita. Piensa que la vida es más llevadera si tiene una dosis de café diaria.

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