Melomanía

¿Bad Bunny hizo el primer video feminista del reguetón?

Siempre sobrepasando los límites, Bad Bunny liberó su disco el 29 de febrero en el que incluye temas de reguetón, trap y electrónica, además del primer video feminista del género

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Foto: Archivo UB
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Un pequeño Bad Bunny -o Benito Antonio Martínez Ocasio- le pide a su madre que le suba a la canción que ella quiere cambiar.

El universo del video entra en juego con una mamá muy joven peinando a su pequeña hija y corta para enfocarla maquillándose en lo que parece un casting general donde participan decenas de mujeres.

Colores brillantes, lentejuelas y sombreros de vaqueros. La canción “explota” cuando aparece Bad Bunny con un peinado oxigenado y accesorios, iluminación y un set típico de un video pop de la década de los 2000. Él parece como un Justin Timberlake boricua.

Las escenas del video dentro del video muestran a las mujeres como un accesorio del mismo, donde el protagonista es el cantante. Y todas, claro, con ropa muy corta y notablemente sexualizadas.

La madre joven se prueba pelucas en una tienda, después juega con su hija. Una peluca rubia llama su atención.

Aparece en una escena siendo promotora de discoteca, en otra en la portada de una revista de autos, en otra como modelo de una especie de evento de artes marciales. Esto demuestra la cantidad de trabajos que maneja para poder mantener a su hija, todos referentes a “vender su cuerpo”.

En una toma “picada”, se ve a ocho hombres texteándole con celulares de la época. La peluca rubia vuelve a aparecer con unas fotos “subidas de tono” en un estudio.

Y entonces el timeline se devuelve a la audición inicial, esta vez con ella sola bailando provocativamente mientras uno de los dos la mira de forma obscena.

Bad Bunny

Después de unos segundos aparece un gran set en el que la estrella pop que interpreta Bad Bunny celebra con su equipo de producción algo que ven a través de las cámaras. Eso mismo lo ven un grupo de mujeres molestas y es la imagen de la protagonista “perreando”.

Bad Bunny, el abusador

En un trailer descansan luego varios miembros del video, la estrella pop coquetea con la bailarina quien ríe y conversa con él.

Un plano detalle deja ver que la joven se desviste y se vuelve a vestir, dejando claro que algo pasó entre los dos.

Con el beat de reguetón a millón te muestran a varias mujeres “parecidas”: mismo cuerpo, mismas poses, mismo vestuario, como si fuera un anaquel en un automercado.

Más tarde hay una gran fiesta en la que la bailarina saluda al cantante de pop y este la ignora para irse a un cuarto con una segunda bailarina.

Lo que pretenden demostrar el director del video y el cantante es el encasillamiento de la visión machista que perpetúa a la mujer como un producto con un fin determinado, hasta para fines sexuales, y el hecho de que luego de que su “función” es cumplida, las estructuras e individualidades machistas las desechan sin contemplaciones.

En la escena final la mujer regresa cansada para acostarse con su hija en la misma cama, haciendo saber, además, que todo lo que vivió no cambió su situación para nada.

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