Melomanía

Big Soto, el más lacra

Trapero, reguetonero, lo que tú quieras. Gustavo Guerrero Soto se autodefine como un artista con un personaje: Big Soto. Aquí habla de su vida, su música, de drogas y de sus demonios

FOTOS: DANIEL HERNÁNDEZ
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-Hola, vengo a entrevistar a Big Soto, le dije al recepcionista del Lidotel ubicado en Caracas
-¿A quién?, respondió desconcertado
-Al chamo que hace trap
-Ah, piso 12

Durante unos pocos minutos de espera escuchamos risas y una conversación amena, juguetona casi, proveniente de una habitación. De ahí salió Gustavo Guerrero Soto, Big Soto. El pana intercambiaba palabras con una chama que parecía del staff del video que estaban produciendo ahí.

Inmediatamente empezó a grabar un saludo que a través de algún teléfono enviarían a un fanático ansioso de ese contacto con su ídolo. Es verdad que el artista no se debe a su público, al menos no debe su vida a ellos, pero es importante ver esos momentos de humildad en alguien que, por el contrario, da la impresión de ser arrogante.

“Nunca juzgues a un trapero por sus líricas» es la versión millennial de la frase referida al libro juzgado por su portada. El fotógrafo se presentó a Big Soto y este siguió al pie de la letra sus indicaciones, dejando algunos buenos retratos para este trabajo. Después se metió en el cuarto.

Entramos y estaba acostado en una cama con varios de sus colegas músicos hablando. Con un poco de timidez, le invité a hacer la entrevista. “Vamos”, dijo y comenzó a caminar hacia la escalera de emergencia donde nos sentaríamos a conversar.

“Soto, ¿tu brindas en La Quinta hoy, no?”, le dijo Trainer mientras se alejaba. Todos rieron.

Gustavo Guerrero Soto respondió absolutamente todas las preguntas con una honestidad evidente. Sin esquivar ningún tema. Después me daría cuenta de que hablaba con él, no con Big Soto.

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-¿Por qué Big Soto?
-Big Soto viene a raíz de que en el pasado era patinetero, siempre estaba en la calle. A través de la patineta conocí el rap. Como mi segundo apellido es Soto y todos los raperos se llaman “Little algo”, quise ponerme “Big algo”. Algo grande. Uno de los primeros temas que se llama “Carta de vida” era para un disco al que quería ponerle “Big Soto, The Mixtape” pero decidí adoptar el nombre para mí. Big Soto es un personaje. Es un yo más ególatra, un yo que dice “soy el más lacra”.

-Creciste en Cumaná, en el estado Sucre. ¿Cómo influyó tu tierra en ti?
-Mi tierra influyó mucho realmente, me dio mucha experiencia. Ahí yo viví muchas cosas, algunas no muy agradables, mucha pobreza. Mucha hambre. Viví el rechazo de mi propia familia y le he dado la vuelta porque yo crecí con eso. Yo era un rechazado y ahora soy la lacra. Soy Big Soto.

-Cuando fuiste moviéndote hacia Caracas, ¿cómo te “pegó” eso?
-Gran parte de mi vida la viví en los Valles del Tuy, hasta hace poquito. ¿Tú conoces los Valles del Tuy? Eso por allá es puro monte y culebra. Y gente muerta y vaina.
Entre los 15 y 17 años patinaba mucho y viajaba para venir al skatepark de Los dos caminos. Caracas me fue destapando la mente, yo pasé de un pueblo a otro y cuando empiezo a ver la ciudad, me quedé loco. Las primeras veces fue de carajito, con mi familia: estaba condenado a ir donde ellos quisieran.
Pero cuando me mudé y salía pa’ un beta que todo el mundo está fumando marihuana, me dejó loco. Recuerdo que mi primera salida, ni siquiera viviendo aquí, fue para Los dos caminos, al skatepark. Fue muy surreal rodar por ahí con mi patineta en una ciudad tan grande, sentía que se me destapaba la mente.

-Tienes trap menos agresivo, coqueteas con el reguetón. ¿Te ves haciendo reguetón puro o algún otro género?
-Hermano, yo realmente me considero inteligente porque la música creo que se hace para complacer a personas. Yo no sé si tuve la dicha o la suerte de hacer lo mío y complacer a un público. Lo mío era el rap. Como te dije, Big Soto es un personaje. El rap es lo que me fluye desde el principio. Mis primeros temas son tristes, de desamor, expresaban mis problemas, de ahí salté a Big Soto, ese personaje ególatra.

-¿Y ahí nace ese trap?
-No, escucha. Después de ese tema (Carta de vida), que plasmé todo eso, hice 3 o 4 temas de rap más y pensé que me había dejado de funcionar. No sé, me sentía raro. Tenía que hacer más. Escucho a un tal Trainer en YouTube y pensé: “esto es lo que tengo que hacer, marico”. Me impresionó como el trap transformaba lo negativo en burla y por eso la gente lo tripeaba más. Podía decir: “estoy aquí, estoy pasando hambre, pero la vacilo”.

-Es decir, ¿hay temas que vienen de Big Soto y otros de Gustavo?
-¡Exacto! Y pa’ responderte lo de antes, cuando paso del rap al trap consideré que podía hacer más géneros. Yo puedo hacer bachata si me da la gana, te hablo claro. Yo quiero demostrarle a la gente que soy un artista, no que me vean solo como un trapero. Las reales lacras, Michael Jackson, Prince, podían hacer lo que les diera la gana.

-Has declarado que tu papá influyó mucho en ti. ¿Ha sido tu mayor mentor?
-No lo considero mi mayor mentor, pero mi papá es amante de la salsa y gracias a él crecí con contenido: la salsa expresa poesía, historias, te nutre. Cuando yo escribía trap veía mucho vocabulario que conseguí gracias a ese género. Él me llevó a la música gringa. Me regaló discos de Tupac, Nas, 50 Cent. Después arranqué yo. Conocí el rock por unos primos, era fanático. De System, My Chemical Romance, Papa Roach.

-Hablas de muchas dificultades cuando estabas creciendo. ¿Qué tipo de dificultades?
-Bro, mis dificultades normalmente se reducían a la necesidad de mi familia. Del “no tener” y cuando hay necesidad, de ahí nace el odio, la tristeza, los disgustos, peos. A mí me corrían de mi casa mucho, por ejemplo. A veces duraba dos meses en la calle.

-¿Por arrebatarte?
-No, no. Los peos míos eran porque era demasiado rebelde, pero cuando empecé a arrebatarme llegaba muy tarde, y obvio mi mamá se preocupaba porque vivíamos en los Valles del Tuy, pensaba que yo estaba robando por ahí. Tuve una novia como 3 años. A veces cuando tenía esos peos me iba pa’ su casa y después me tenía que ir de su casa pa’ otra. Y así.
Las cosas con las que yo crecí me ayudaron a ver todo de otra manera. La mayoría de las personas que crecen pobres se quedan pobres y sé que debo agradecer que yo he cumplido mucho de lo que quiero. Mano, a mí todo me fluyó, mis frustraciones eran comprar supreme, un iPhone. Era eso. Quería más, para mí y pa’ los míos.

-¿Pensaste que nunca llegaría?

-Marico, ¿un carro? Pensaba que ni prestao yo iba a poder manejar un carro, ni viajar a otro país, ni siquiera montarme en un avión.
Cuando empecé a crecer, mi ego comenzó a alimentarse. Yo sentía eso dentro de mí, era una intuición de que iba a lograr muchas cosas. Hay artistas con ese delirio, pero hay gente callada que es verdaderamente “la lacra” y cuando conoces a otro te pasa, dices: “tú también eres una lacra”.

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-En tu tema “Verdad” dices que el dinero no da la felicidad. ¿Qué da la felicidad? ¿Eres feliz?
-Yo sí soy feliz, a cantidades muy arrechas. Ese tema lo grabé sin escribir, soltando barras, armando. Dentro de todo lo que yo pasé vivía en una joda, siempre estaba contento, feliz, tripiaba mi vida. Hermano, ¡yo tenía 20 culos en mi pueblo y no era ni famoso!
Adso Alejandro fue el primer amigo que yo hice en los Valles del Tuy. Todos han salido pa’ encima, mis panas. El dinero no da la felicidad, yo antes vacilaba y ahora no soy ni más ni menos. Solo tengo más comodidades.

-Entonces, ¿qué da la felicidad?

-Marico, lo que yo digo es que la felicidad vive dentro de las personas, tú mismo la impulsas y la creas. Si tu felicidad está detrás de una cámara tomando fotos y persigues eso, vas a ser feliz. ¿Qué me da felicidad a mí? La música, mis amigos, mi familia. Eso me hace feliz.



-El trap es muy criticado por “puristas” de la música. ¿Qué opinas de eso?

Primero, a esas personas les digo que el día del músico tenía a más de mil personas felicitándome. También que nadie tiene el derecho a decir o decidir qué es música. Para mí todo tipo de sonido que produzca una sensación en ti es música. Te parezca buena, mala, sea reguetón, vallenato, champeta. Es música porque se hace para sentir. Sentir sin necesidad del tacto.
La música más arrecha pa’ mi es el tech house, por ejemplo. Si cierro los ojos y me dejo llevar por eso disfruto más que escuchando un violín.
Hay que crear un respeto, porque son nuevas generaciones, hay nuevos movimientos, nuevos ritmos. El contenido es explicito, sí. Pero es una realidad. Nada de lo que se dice es mentira. Tú puedes mentir, puedes decir “yo mato a 7 personas”. A lo mejor ese intérprete no lo hace, pero sí hay alguien que lo hace.
Hay gente que me ve y piensa “ese bicho hace trap, seguro no tiene preparación”. Yo aprendí en la calle, hermano. Puedo debatir que jode sobre muchos temas y tengo criterio propio. Yo no lo leí, yo lo viví.
Cuando haga reguetón quiero decir que me cojí a un culo y cuando haga rock diré que quiero morir y volver a vivir. Todo eso es música. El trap te alimenta. Despierta algo en ti que te anima. La sociedad está deteriorada y nosotros vamos queriendo decir que a la mierda todo a veces. El trap le da un chance a la gente de despegarse.
Una mierda eso de que yo digo puras ignorancias. ¿No es eso lo que dicen ellos? A mí me escriben agradeciéndome por mi música ¿Quién les escribe a ellos? ¿No y que yo no hago música?

-Hay muchas referencias a drogas en tus canciones. ¿Qué consume Big Soto?
He consumido muchas drogas. En este momento, no soy fanático de ninguna. De la marihuana normal, fumo muy poco. Hablándote claro, estoy atravesando un problema con las drogas. Me pasé de palos con el LSD, me pasé de palos. ¿Sabes lo que son los Micropuntos? Bueno, estaba en Argentina. Lo probé por primera vez y no sabía, estaba tomando duro, jodiendo. Estuve a punto mano, a punto…
Es un trastorno lo que tengo después de eso. Ansiedad patológica, no sé si lo has escuchado. Vives con miedo, pensamientos obsesivos, taquicardia. Sientes que te ahogas, que no respiras bien. Pero la curda me baja todo, una vaina impresionante. La marihuana si la fumo le saco dos y ya porque también me pone a pensar duro.

-Tu generación parece haber encontrado una manera más productiva de hacer música. ¿Sientes que es así?
-Claro marico. Yo estaba en mi casa ahorita e hice dos temas. Antes la gente pautaba, pagaba estudios siempre, le pagaba a músicos. Yo compró un beat por YouTube, ya todo está ahí, le grabo las voces y listo. Apartando la producción.

-¿Te quieres montar con una bandita? ¿Quieres hacer rock?
-Después del trap quiero que venga una etapa de conocerme. Que conozcan a Gustavo. Después de eso, quiero hacerla más acústica. Cantar, prepararme bien vocalmente.

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-XXXTentacion es una de tus influencias, ¿Te afectó su muerte?
-Marico, XXXTentacion hacía música mágica. Bro, yo tengo una vaina loca: todo artista que escucho desde antes se vuelve famoso. Lo escuchaba a él cuando tenía 4 mil views, tenía una canción que de portada tenía un niñito con un cigarro en la nariz.
Me identifiqué mucho con él. Cuando me informaron de su muerte, lloré, marico. Estaba haciendo un video que realizamos con Akapellah, Trainer y Alemán (rapero mexicano) en una playa. Me llamo mi manager y que “mano mataron a XXXTentacion”. Qué bolas, ese pana tenía 21 años. Podías ser tú, yo. Él me influyó mucho para hacer trap.

-Hay temas como “Lírica” con Jeeiph y Trainer en los que le “tiran” a alguien. ¿Con quién es eso? ¿Hay una culebra?
-Los temas de trap en los que les tiramos a alguien son una vaina loca porque nacen, de mí, por ejemplo, imaginándome que tengo un problema con alguien, así no lo tenga. Yo me imagino una bronca a veces. Con Neutro por ejemplo. Que es mi hermano y mi inspiración. Imagínate, un caso hipotético, que yo piense que tengo un peo con Neutro y voy a tirarle. La gente piensa que “esto es con este y vaina”. Yo me inspiro en alguien y ya. Es una jodedera al final. A la gente le encanta una tiradera y hay que darles lo que quieren.
Yo tuve una batalla lirical con NK Profeta. La vaina murió. Hay respeto porque son batallas liricales ya, pero cuando hay peos de locura, envidia, malandreo… es otra vaina. Marico, yo no soy malandro, soy artista, yo no voy pendiente de esos peos.

-¿Qué escuchas cuando te aburres del trap?
-Marico, me da por temporada, mira esta canción de Boy Pablo…

*Me empezó a mostrar la canción y entró una llamada. Luego cuelga*

-Marico, era un carajo que me dijo y que: “Háblame, es el tipo que te habló en Kiss”

Nos reímos.

-¿Qué haces dándole tu número a un tipo en Kiss?
-Marico, es que me dijo que su hijo era fanático mío y le mandé un saludo. Después me dijo que él tenía una tienda de ropa y que me iba hacer un regalo, me estaba llamando para eso. Mi vida es muy loca mano…

*Le entró otra llamada en la que cuadró su noche en La Quinta, con otro pana que no estaba ahí*

Continuó mostrándome sus canciones y hasta le tomé una foto a lo que “tenía pegado ahorita”. Definitivamente, como él mismo dice, Gustavo Guerrero Soto y Big Soto no son el mismo. Lo que pienso es que hablé con Gustavo, con un tipo muy amable y concentrado en su carrera, con muchas aspiraciones. Aunque Big Soto se asomaba a veces, para responder con altivez: es el personaje que creó para defenderse de su pasado y trabajar por su futuro.

Pero qué carajo, igual me vacilo a los dos.

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