El mundo es de Daniella Navarro

La venezolana recién galardonada internacionalmente, fue también una de nuestra musas. Aquí recordamos sus última fotos para UB   Maneja y habla por el celular. La cita era a las 2, luego a las 3, luego a las 4. Hasta que un policía de circulación casi acaba con todo. Daniella deja la llamada abierta y lo que resta es imaginar al uniformado sintiéndose más malo que el cazador que mató a la mamá de Bambi apenas ella asoma su carita de niña consentida, pone los ojos así y le explica y le jura con esa vocecita que se atrevió a atender el teléfono solamente porque el semáforo pasó a rojo y en cuanto cambie a verde no seguirá y blablablá mientras el tipo acepta comerse todo el cuento, la regaña un poco y cautivado se queda pensando: “A esta la conozco yo”.   Si el policía es consumidor de telenovelas terminaría por darse cuenta de que perdió la oportunidad de multar a la caprichosa Fabiana de Tomasa te quiero, transmitida hasta hace algunas semanas por Venevisión. Mejor dicho, a la actriz que le dio vida a un personaje con el que algunos la confunden en la calle y que produjo una curiosa generación de niñas replicantes que van por la vida en actitud Fabiana.   “Tomasa te quiero fue mi oportunidad”, explica Daniella Navarro sentada en un café en el que no tomaremos ni agua: “Siento que los nueve dramáticos que hice antes fueron la gran escuela para realizar a Fabiana, un personaje que me ha llenado de cosas mágicas, que me dio una buena y mayor proyección y que me trajo proyectos interesantes”. Por uno de esos proyectos es que todavía usa el cabello como el de la jovencita de ficción. Daniella es la imagen de una línea de zapatos llamada Consentida y aquí todo se mezcla: ellos quieren que en la campaña sea Fabiana y a Daniella todo el que la conoce le dice que es una consentida. Fin del trabalenguas.   Lo de Daniella con la televisión es pasión temprana: a los 14 años se estrenó en Así es la vida. Luego, a los 18, salió del hogar en Charallave con título de bachiller clarísima con lo que iba a ser en la vida: Lejana como el viento, Estrambótica Anastasia, Negra consentida, Pura pinta, Sr. Presidente, Pensión Amalia, Tomasa te quiero… y Si me miran tus ojos, próxima a estrenarse en Venevisión. Con lo que no contaba era con dejarse tentar por el modelaje: “Vamos a estar claros, con 1,60 de estatura nunca intenté ser modelo. Lo que he hecho en esto lo conseguí por ser actriz. Lo que me gusta es interpretar, caracterizar, amo el drama y amo la comedia. Conmigo no va mucho eso de posar en fotografías. El modelaje se lo dejo a las niñas altas, a las misses”.   Es cierto: Daniella es bajita. Delgada y de corta estatura. Vista así en la calle un día normal –camisa manga larga, cinturón y pantalón formal- no parece la de las fotos. Para ella, su segunda figuración en estas páginas es una extraña aventura que prefiere racionalizar así: “Lo hice porque soy actriz y tengo que dejar ver diferentes facetas de mi trabajo. Quiero que vean que puedo ser muy recatada o muy niñita y que también puedo ser sexy o más coqueta. Quiero demostrar que puedo dar lo que me pidan a nivel actoral. Y espero que entiendan que puedo hacer diferentes cosas, pero no quiero que me etiqueten como bomba sexy porque yo no soy una bomba sexy”.   ¿En serio? “Bueno, también lo hago porque quiero que vean que tengo unas curvitas por ahí, porque no las muestro nunca”.   Debe ser por eso, por no mostrar, que cuando alguien piensa en Daniella para un papel la ubican en un personaje más bien angelical, aunque ella se encargue posteriormente de afilarle las garras: “Interpreto a puras niñas”, dice: “Soy teenager hasta los 40 años. Esa es la ventaja de medir 1,60”.   También debe ser porque en torno a ella se va gestando de modo inevitable una idea recurrente: es la consentida. Y lo es desde que la directora del colegio Madre María la dejaba llegar más tarde que a las demás y ahora que siempre los directores de las novelas y la gente en el set terminan por hacer lo que todos hacen: consentirla. “Creo que como me ven flaquita y chiquita… siempre he sido muy consentida por mi familia, por mis amigas… y los niños juegan conmigo como si fuera una muñeca: por los ojos grandes y la nariz pequeña como que creen que soy una caricatura”.   Un dibujito de 1,60 de estatura, 59 centímetros de cintura, 92 de cadera y “debo tener 88 de busto, cuando mucho”.   Que no se crea, sin embargo, que será una faceta recurrente: “A la verdadera Daniella la ves en una playa jugando raqueta. Esta es una caracterización, es una Daniella diferente y sólo para esta revista. La verdad es que estas fotos no me hacían falta en mi carrera en este momento, pero sí me hacían falta a mi, Daniella Navarro, porque yo soy bastante recatada. No muestro mucho mi cuerpo y tengo edad, aún, para mostrarlo. ¿Cuándo lo voy a hacer? ¿Cuándo tenga 40? Así lo tenga, quiero quemar etapas… aunque espero conservarme bien como las cuarentonas de ahora, pero quiero envejecer con dignididad y naturalidad. Por ejemplo, yo no rumbeo y no quiero que a los 40 me vuelva ridícula y me ponga a rumbear. Yo no uso camisas cortas, y no quiero que a los 40 me de por andar de camisa corta para ir al gimnasio. No me parece. Aunque tenga el cuerpo. A los 40 años espero tener unos hijos, me encantaría que a esa edad todavía pueda usar mi semi hilo, mostrar mi barriguita y que esté bonita, pero si sigo comiendo lo que como, no creo”. Así que el momento es hoy.]]>

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