El regreso de Nacho Vidal

Que se sepa, la peruana Gabriela Weiner debe ser la única periodista que ha salido de una pauta con los zapatos llenos de semen. En su larga carrera en la industria del porno, el español Nacho Vidal debe haber eyaculado sobre, dentro y encima de miles de mujeres. Pero, ¿en un par de zapatos? Eso debe ser un récord, una cosa histórica, podría decirse

Foto: Revista Soho
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En su crónica “El regreso de Nacho Vidal”, publicada en la revista Soho, en 2007, Gabriela lo cuenta así: están en una habitación de hotel, la reportera entrevista a Vidal a propósito de su retorno a la industria con una película en la que el hombre se faja con 15 mujeres. De pronto recuerda que conversó con ella en otra oportunidad, en otra entrevista realizada un par de años atrás y en la que ella salió con un regalo: un consolador de goma que reproduce su famoso pene.

Más adelante reproduce el diálogo:
-¿Usted tiene los pelos en el coño?
-Eh…
-¿Los lleva crecidos?
-Eh… sí
-¿Sí? Muéstremelos, por favor, quiero ver sus pelitos…
-Mmmm. No
-Sí, por favor, solo un momentito
Y narra: “Ya no sé cuántas veces le he dicho a este semental que no se los mostraré, pero es lógico que no me cree. ¿Cómo negarse a complacer con una minucia al desesperado rey del sexo, cómo dejar al matador ahí rogando, qué clase de porno extraña es esta?
Cuando veo brotar su mítico miembro por encima del pantalón verde y muy cerca a mi grabadora, Nacho sosteniéndolo como si el pene fuera capaz de liberarse de su dueño y atacarme, decido mostrarle durante un segundo eterno, por una esquina del bikini, la deseada selva negra y triangular. No sé qué gracia le encuentra al asunto, pero ha eyaculado en un segundo sobre mis zapatos. No sé por qué, pero al irme con mis zapatos manchados siento que he vengado a todos los pedazos de carne de mi especie que alguna vez le ofrecieron su cara”.
taco
Y antes, a propósito del souvenir de goma, la periodista hizo una confesión: “Desde ese entonces he usado el clon de su polla en soledad viendo algunas de sus películas. La he llevado a mi oficina para mostrársela a mis compañeras de trabajo. He jugado a la doble penetración, pero siendo absolutamente sincera, al suyo le falta un vibrador clitoridiano incorporado para ser el juguete ideal, así que he terminado por adherirlo permanentemente a mi ventana como un objeto de arte conceptual para colgar toallas o sombreros”.
Por este episodio, quién lo diría, Vidal tuvo un lío enorme con su entonces esposa, la colombiana Franceska Jaimes, quien pronto se convertiría en gran estrella del porno.
Gabriela Weiner es una destacadísima cronista muy reconocida en Latinoamérica y en España. Nació en Perú, en 1970, es periodista, escritora y poeta. Estudió Lingüística y Literatura en Lima e hizo un máster en Cultura Histórica y Comunicaciones en Barcelona, donde vive desde hace unos cuantos años. Trabajó en El Comercio y ha sido colaboradora de revistas como Etiqueta Negra y Soho, además de escribir en El País, de España. Ha publicado dos libros de crónicas y uno de poesía. Es casada y tiene una hija (nació mucho después de esta crónica), en todo eso, o –mejor dicho- a los pies de todo eso eyaculó Nacho Vidal así como así.
Es mucho y muy bueno lo que ha publicado Gabriela, pero en su carrera destacan los temas referidos al sexo, asumidos desde una posición franca y directa, investigados a fondo y extraordinariamente bien escritos. Muchas de sus mejores crónicas sobre el tópico están recogidas en el libro Sexografías, publicado en 2008 por la editorial Melusina (Barcelona) y luego por Planeta en su edición peruana. A Gabriela la identifican con el periodismo gonzo, una fórmula que proyectó al gran Hunter S. Thompson y que, en líneas generales, propone la intervención directa y constante del periodista en la historia, convirtiéndolo en protagonista y parte activa de lo que cuenta desde un punto de vista muy personal y donde se cruzan las fronteras entre el periodismo y lo literario.
En su carrera gonzo no ha tenido mayor problema en tocar el mítico pene de Rocco Sigfredi o en desnudarse y masturbarse ante una webcam para una crónica sobre ese negocio. Parte de ese texto dice así: “Y como un acto simbólico me introduzco mi anillo de bodas en el ano. Mis clientes se emocionan. Al menos han podido verme el culo. Pienso en hacer algo trascendente para que sientan que no están tirando su dinero a la basura. Entonces me masturbo con otro de mis vibradores, supongo que un poco excitada por haber llamado su atención, y tengo un fuerte orgasmo en directo pero, como el audio falla, no se dan cuenta”.
Y si eso ya luce bastante fuerte, su consagración dentro del reporteo sexual podría ser “Dame el tuyo, toma el mío”, donde relata sus experiencias –y las de su esposo- en un club swinger, que comienza así: “Esta noche me dispongo a ser infiel con permiso de mi marido”. Y todavía siguen juntos… el tipo entiende que son cosas del oficio.

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