Viciosidades

Ella es la tuitera que te cae bien y estas son sus tetas: ¿pagas por ver?

En los tiempos del rebusque se vale todo. La venta de nudes ya es habitual, pero ¿le has puesto cabeza al negocio? ¿Manejas un concepto? Pocas lo hacen. Y aquí entrevistamos a alguien con una idea clara

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FOTOS: CORTESÍA @SOYMARIAVICT
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Es ese tipo de cosas que pasan en las redes. Un día estaba escasa de dinero y se le ocurrió tuitear: “Necesito plata, voy a vender nudes”. Y salió a almorzar. Al regresar a su oficina hizo lo que hace todo el mundo: entró a Twitter. Y encontró que unos cuantos seguidores se lo habían tomado en serio.

“Al primero que me escribió le pedí una cantidad en dólares”, dice: “Y me los pagó al cambio en bolívares”.

-¿Pero vives en Caracas?
-Vivo en Venezuela y por estar aquí es que tuve que ponerme a vender nudes…

Miranda es el nombre que quiere utilizar aquí. En su cuenta está el suyo -¿real?- y no oculta su rostro. El problema no es que sepan quién es y qué está haciendo: de lo que se cuida es de la inseguridad. Ya sabes, el país que todos conocemos. Pero luego lo piensa mejor y a cambio de que no hablemos de dinero accede a que se identifique su usuario: @SoyMariaVict

“No se trataba de que quería hacer esto porque me gusta mostrar las tetas, sino porque necesitaba la plata. Y lo sigo haciendo porque vivo aquí y hasta ahora me ha resultado muy bien”.

No es que le guste, precisemos, pero el primer paquete de nudes que vendió ya las tenía en su disco duro: “Me las había hecho por un chanceo”. Y mal no deben estar: “Ese pack se sigue vendiendo”.

María Victoria tiene formación en publicidad y diseño gráfico, así que maneja el asunto con criterios de producto. “La gente está comprando la fototeta de la tuitera que le cae bien, quieren ver a la tuitera que les entretiene, que escribe tuits divertidos, un poco locos, pero que –además- les responde. Eso crea una especie de morbo, porque la verdad es que fototetas en internet hay montones”.

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No es la modelo explotada, inalcanzable, bendecida y afortunada. Y eso marca una diferencia: podría ser tu vecina, tu compañera de trabajo, esa a la que te le quedas viendo cuando pasa y te deja pensando en que un día de estos deberías invitarla a tomar al menos un café porque detectas algo interesante en ese tumbao.

“Vendo una personalidad. Converso con la gente aunque no me compren los packs. Y eso los mata independientemente de que sea una jeva 32 o 34B. Mi público son hombres entre 35 y 50 años a quienes les llama más la atención una tipa real y que les parece irreverente. Las fotos, al final, son un producto pero la diferencia es que pueden interactuar conmigo y eso les causa morbo”.

Cautivados por la personalidad de la tuitera que les da la cara y ya sabiendo que hay nudes a disposición se disparan las ganas: quiero conversar con ella y verle las tetas. O más. Y pagan el precio. “Se crea un vínculo, me sienten cercana. Y algunos hasta están pendientes de si he hecho fotos nuevas”.

-¿Y qué buscan esos compradores en tus nudes?
-A los hombres lo que les gusta son las fotos explícitas, son básicos en eso: haciendo alguna posición, cuerpo completo, en cuatro, de espalda, tetas, tocándome y esas cosas. Me las hago yo misma porque tengo conocimientos de fotografía y trato de cuidar la estética. No me vas a ver de cuerpo completo frente a un espejo en un cuarto desordenado o donde aparezca una pared de ladrillos. No son fotos de UB, pero son buenas.

-¿Y no te pasa que alguien las compra y luego las hace circular por ahí?
-Si pagas un producto como ese no tiene sentido que se lo pases a otras personas para que lo vean. Es como si pagaras por tu wifi y le dieras la clave a tus vecinos. Hasta ahora no he visto ninguna de mis fotos repartidas por ahí. Y si alguno lo hace, no me importa: son buenas fotos, ya te dije. Y no sale mi cara.

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