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Existen tres tipos de consumidores de pornografía y solo uno es saludable

¿Cuán seguido ves ponografía? ¿Te consideras un consumidor saludable o compulsivo? ¿Y sabes cuánta pornografía online se consume en el mundo? Porque realmente es mucha. De acuerdo con el portal de entretenimiento para adultos, Pornhub, reveló en un informe que en 2016 recibió un total de 64 millones de visitas al día. Más de 90.000.000.000 videos fueron consumidos el año pasado, lo que se traduce a 12,5 por cada habitante del planeta

INFORMACIÓN: THE NY POST, EL ESPAÑOL | FOTOGRAFÍA: THOMAS KLOSS
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Ver películas para adultos se ha convertido en una norma para aquellos quienes quieren ponerle un toque de picante a sus vidas sexuales. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad Laval de Quebec sugiere que no todos los consumidores de pornografía son iguales y se pueden dividir en tres grupos: recreativos, angustiados y compulsivos.
El estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine reveló las características que presentan cada uno de estos grupos. No obstante, lo preocupante es que solo uno de estos es considerado saludable. «La mayoría de consumidores asegura que su consumo de pornografía nunca ha supuesto un problema, y declaran efectos sexuales positivos que incluyen el entretenimiento sexual, un repertorio sexual más rico, un deseo y una excitación más fuertes y un mayor conocimiento sexual»  afirmaron los psicólogos canadienses.
Por otro lado, indican que hay evidencias de que la pornografía estaría vinculada a la «insatisfacción sexual, la adicción o compulsión, expectativas fuera de la realidad, malas decisiones relativas a la vida sexual y angustia personal».
Para la investigación se tomó a un grupo de trabajo de 830 personas de origen norteamericano mayores de 18 años. Más del 70% de los participantes eran mujeres y 30% estaba conformado por hombres. El 80% del grupo se declaró heterosexual, un 6% homosexual y un 11% de bisexual o de «otra orientación no contemplada».
Entre los grupos que se tomaron en cuenta para el estudio se encuentran:
Los consumidores recreativos
Estos cubren un 75 por ciento de todos los participantes en el estudio, viendo un aproximado de 24 minutos de porno a la semana. Este grupo está conformado mayormente por mujeres y personas en relaciones de pareja.

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Los consumidores angustiados
Este grupo veía pornografía por 17 minutos a la semana. Como su nombre lo indica, estas personas asocian sus angustias emocionales con ver material erótico.

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Los consumidores compulsivos
Está conformado por el 11.8 por ciento de los participantes, los cuales pasan alrededor de 110 minutos viendo pornografía por semana. Los investigadores descubrieron que los hombres tienden a caer en esta categoría.

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Los expertos descubrieron que el grupo de los consumidores recreativos son los únicos saludables debido a que éstos presentaron un mayor índice de satisfacción sexual y menor sexualidad compulsiva. Por otra parte, aquellos que tuvieron mayores niveles de estrés pero veían menos pornografía, no eran sexualmente satisfechos, además de tener menor actividad sexual o problemas relacionados con la disfunción sexual.
En el caso del grupo de los consumidores compulsivos, estos experimentaron menor satisfacción sexual, disfunción y una conducta sexual compulsiva. Igualmente, presentaron altos niveles de estrés, menor satisfacción y actividad sexual.
Los investigadores concluyeron que el estudio confirma la existencia de perfiles recreativos y compulsivos, pero también demuestra la existencia de un importante subgrupo (angustiados) que no es particularmente activo, aunque presenta altos niveles de estrés.
Aunque la mayoría de los que ven pornografía aparentan hacerlo de una manera saludable, esto puede convertirse en un problema eventualmente. Todavía no está clasificado como una verdadera adicción, pero algunos expertos creen que una persona puede convertirse en adicta al porno de la misma manera en que se convierte en adicto a las drogas o al alcohol.
Por el contrario, otros difieren ante esta afirmación y explican que no existe suficiente evidencia para comprobarlo y tratarlo como una adicción.]]>

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