Opinión

La bestia roja está viviendo la ñapa

Zarpazos por todos lados lanza la criatura herida, que ve caer sus dientes, sus cabezas y está viviendo su ñapa en medio de un proceso irreversible: pronto rodará por el barranco

COMPOSICION GRAFICA: JUAN ANDRES PARRA @JUANCHIPARRA
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El chavismo sacó su última caja de fósforos. Ya casi no echa fuego. Chispea, como un yesquero al que hay que insistirle. La Bestia Roja es inflamable, atraviesa containers en el camino para ganar tiempo, quema camiones de medicinas para que no quede duda de su naturaleza salvaje y mortal, sopla el plomo que le queda en contra del andino, del pemón y de cualquier pecho que le haga frente. El chavismo oxida lo que aún alcanza a rozar su aliento, que cada vez se hace más intermitente. Es casi un suspiro tóxico.

Se les está pelando la cara a los villanos, quedó expuesto el bestiario, el circo de engendros políticos. Quedó en evidencia el dictador con cuatro papadas, la ex-primera dama con cara de tía estreñida (y con dos sobrinos presos), una ministra de cárceles con cara de Medusa que toma anís, un funcionario de El Furrial (estado Monagas) con una mano biónica de 30 mil dólares y un gobernador-influencer frustrado que se robó el carro de Drácula para agarrar a ladrones mucho más pequeños. La lista se actualiza cada 5 minutos con nuevos personajes.

La dictadura tiene mal aliento, un síntoma de que se está pudriendo de adentro hacia afuera. Los dientes se le caen. Conatel es una muela floja que pronto le ofreceremos al Ratón Pérez a cambio de la libertad de los medios de comunicación, esos canales que nos han hecho usar trochas digitales para vencer la censura y la desinformación. Verifique antes de enviar. Todos somos, en mayor o menor medida, movilizadores de información. Tenga eso claro: la censura es tan nociva como la habladera de paja.

Ya el chavismo no es un dragón de mil cabezas. Cada deserción decapita al titán corrupto. Luisa Ortega, el Pollo Carvajal, y ahora los soldados de la Fuerza Armada. Los guardias son rehenes de sus propias armas. La carrera militar los hundió en una arena movediza verde oliva. Su Alto Mando les encomendó una misión suicida: defender lo indefendible. Irlos rescatando de a poquito será crucial para quitarle el caparazón de acero a la Bestia Roja.

El Kraken esquelético se alzó en el mar Caribe. Un barco que viene a Venezuela con ayuda humanitaria está bajo amenaza de fuego si se acerca a la cueva del chavismo, la secta que secuestró y saqueó un territorio en el que quedaba un país. Nos toca a nosotros (los que estamos convencidos de que vamos bien) apostar por una nación con muchísimos menos vicios políticos. Suficiente con dos décadas de este show de horror que ya termina. Sí, ya casi se acaba. En ningún escenario el chavismo gana. Sabe que si se pone creativo se asfixia con sus propios tentáculos.

El monstruo está viviendo la ñapa. Pronto bailaremos y beberemos sobre su tumba, sin respeto alguno. El chavismo morirá solo, sin nadie que lo vele. Durante su velorio se descubrirán secretos tan nauseabundos que muchos indecisos se darán cuenta de cuál fue su error y del daño que nos hizo su ceguera. No me pidan espacio para una “ideología” que en el fondo es la patología social que provocó una crisis sin precedentes en nuestra historia. Recuerden: cuando el chavismo se acabe, que no se repita.

El régimen tiene las fauces abiertas, dislocadas, como un caimán moribundo. Su cara da risa. Está haciendo el ridículo, pero con malicia. Pagarán sus aliados, los que le han dado respiración boca a boca al cadáver insepulto. Amigos impresentables, les dicen, que son como lanzarse peos en público: no los puedes negar. Así debe andar Putin con El Usurpador. El ruso siempre salvando a su pana revoltoso que le debe plata. Vamos a ver qué tan fuerte era (sí, en pasado) esta amistad.

La Bestia Roja ya no tiene las piernas atléticas con las que se brincaba la Constitución cada vez que le picaba la cola. Esa misma Carta Magna sobre la que tanto se orinó, ahora le cortó el pipí con el filo de un párrafo. El artículo 233 rompió el conjuro de la inmortalidad del chavismo. Por fin los cabecillas del cártel del horror tendrán un futuro largo y prometedor en Guantánamo, cárcel que espero tenga un canal 24 horas en Directv, porque no me quiero perder ni un segundo de su recibimiento y posterior vida tras las rejas. Me encantaría verlos de extras en “Prison Break” o en “Orange is the New Black”, o en “Archivo criminal” cuando vuelva RCTV.

#SpoilerAlert Esto es Doña Bárbara. La civilización contra la barbarie. La esperanza contra el miedo. Los personajes están tan bien dibujados, que no cabe duda del papel que juega cada uno. Esta historia también parece coproducción entre Pixar y ANTV. Los malos son muy malos, demasiado estereotipados. El chavismo es claramente el niño mardito que jodía a los juguetes en Toy Story (1995). Buena época, me hubiese encantado vivirla sin la sombra de Chávez rondando a finales de los noventa.

Al chavismo se le cae el pelo. El 23 de febrero, en medio del incendio político y social, en Globovisión tenían un especial de «Cómo evitar la caída del cabello». Yo no sé si fue un chiste cruel contra Diosdado o una manera de intentar tapar la alcantarilla con un dedo. El corazón de la dictadura bombea aguas negras. Les quitaron la plata, el reconocimiento, la posibilidad de borrar del mapa a Venezuela para ellos atrincherarse con una fortuna manchada de sangre y petróleo.

No duden de que estamos haciendo lo correcto como ciudadanos. Hay decisiones políticas que se dan entre los gerentes del poder. Eso es tal vez lo ingrato de la democracia, que la diplomacia es una vieja sindicalera que solo trabaja en días hábiles y de 9:00 am a 5:00 pm. Calma. Todo a su tiempo. Ya la época en la que improvisábamos terminó. Nos toca reeducarnos como ciudadanos. No escuche a los derrotistas precoces que esperaban que llegara Will Smith con su tropa de El Día de la Independencia. ¿Viste que la habladera de paja es nociva?

Imagina que te tienes que montar en un Orbitrek de motor automático que nunca se detiene y por eso no te puedes bajar, pero igual le echas bolas porque no tienes opción. Eso es Venezuela. Seguimos hasta que se cumpla la profecía ya anunciada: todo lo que hemos llorado por culpa del chavismo, lo beberemos en ron el día que caiga la dictadura.

Aún se sostiene con las garras desgastadas, pero es seguro que rodará por el barranco. Ya está rodando.

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