Sexo para leer

"Lola" la noche, por Camila Fortique: la socialité más peligrosa de Caracas

En una nueva entrega de nuestra controversial cronista social, la “escasez de hombres” se pone al descubierto. Tanto así, que hasta hay que ir a buscarlos en otras latitudes o al menos de fichaje “importado”. En medio de la crisis económica más escandalosa de nuestra historia reciente, la infinitud del goce de la “Venezuelan Gozadera”, no termina de extinguir su peligrosa, pero también peculiar, nocturnidad

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Si hay algo que no me deja de sorprender de este país, es la capacidad de parir cuaimas* y fabricar coquetas.

Como me debo a mi público caraqueño, hace unos días me invitaron a una “fiestica” en un reconocido Restaurant de Altamira, super chévere- very nice, donde habían varios “gringos”. Sí. Hombres nacidos en Estados Unidos de Norteamérica. Bellos todos.

Yo me sentía dentro de una buena película de Hollywood (tan escasas como la harina), viendo a esos «catires» uniformados, hermosos y sonrientes, con sus miradas de ojos azules , como diciéndome: «tranquila, mi amor, yo te voy a salvar, yo te doy la ´green card» .

Entre los asistentes, nos presentaron al líder de esa jauría de rubios seductores. Inmediatamente -me pillé- que mi amiga Débora, le echó el ojo al “Marine” de brazos fornidos y piel canela. Mientras él por su parte, y como todos los machos del continente, le respondió con una benefactora sonrisa, al tiempo que la novia del tipo los “cacha”, en pleno flirteo de miradas de fuego. Ella, como buena cuaima de ésta ciudad destartalada, domina el arte de “fingir demencia”. Sonríe, arruga los ojos y aclara en un seco tono de voz: “sí, fíjate…yo soy su novia”.

Débora y yo, pelamos los ojos por aquella semejante “marcada de territorio”, y a la vez respondimos con nuestra enorme sonrisa “Katyperry” obviamente, como bien lo hemos aprendido en mi maldita ciudad. Fingimos… algo de demencia.

La noche se activó. Coctéles, comida en diminutos platicos -muy cuchis- y el envolvente deephouse, activaron a los invitados de la “reunioncita”.Pero  como ya viene siendo costumbre, hasta en la piñata de mi sobrinito Juan José, con su amiguitos de la Academia Washington, el diabólico ritmo del reggeaton se apoderó de las almas presentes.

“Son las 6 de la mañana, y tu cuerpo no me dice nada…”, “pero qué clase de rumba!, pa- pa-pa”.

Mientras tanto, en el salón principal,  Débora y “el marine”, no se perdían de vista, mientras que la chiquitina mal vestida… Sí, “la mini cuaima”, acechaba cada posible encuentro, cada roce del tacto y cada rayo de energía seductora que salía de los hermosos ojos dorados de mi «amini».

Aunque debo decir que  todo resulto un poco ridículo al final. Arrancó la bendita canción del “trencito” y uno a uno, se fueron formando hasta quedar Débora con el gringo atrás y la novia, en lo que mi amigo banquero,  el bellísimo y cuarentón Ignacio S. llama: “el último vagón del siglo”.

Sin embargo, la tipa detectó el movimiento y le dijo “yo quiero ir delante de ti”. Y por supuesto, la petición se cumplió y mi bella Coqueta se quedó arrastrando ese tren que claramente, no iba para ningún lado.

De repente, la cuaima desaparece de escena por breves instantes. Momento operístico. Rechinan los violines. Percusión mayor. “El marine” se acerca a mi amiga y le dice en su cinematográfico inglés: “me encantaría bailar contigo pero si mi novia nos ve, me lo corta…” y aprovechó para aclarar como si estuviera secuestrado: “…solo tenemos dos semanas juntos”. Pobre. Otro perrito. Me encanta.

Pero déjenme decirles, mis queridos bichos geeks  que no la culpo. Mi amor, en este país, si una no saca bien las garras, las coquetas tumban novios , matrimonios y gobiernos. !Ay, si lo sabré yo! Si lo sabrá mi Tía “La Chíchi”. Saludos mi-tí-ti.

Al final, la cuaima deslumbró con su tongoneo sensual, retomó la atención de su novio guapo y Brand New, y cual “juego de Tronos”, tropical, se impuso ante el enemigo.

La verdad mis niñas lindas. Aplausos para ésta sexy warrior .

Por ahí dicen que los venenos más poderosos vienen en frascos miniatura. Pues, esta esta tipa tenía demasiada energía concentrada en su cuerpo como para dejarse vencer por mi amiga Débora: una flaca elegante y atractiva, que no deja de acariciarse su larga y frondosa melena, para atrapar la atención de quien la rodea.

La noche terminó divina. Con estrellas pálidas que dibujaban la silueta de mi bello Ávila, a pocos minutos de un colorido nuevo amanecer.

Caracas te quise. Caracas te odio. Caracas te amo.

Nos vemos en la próxima.

Ángeles en tus sueños.

Cuaima: Mujer celosa. Posesiva. Dominante y conflictiva.

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