Viciosidades

Los Rollings Stones debutan en Bogotá y encaran el pasado

Este jueves 10 de marzo el legendario conjunto de rock británico tocará por primera vez en la capital colombiana. La ocasión podría estar signada por el reencuentro, después de varias décadas, con quien en opinión de muchos es el auténtico “inventor” del grupo: el productor musical Andrew Loog Oldham

Texto: Luis Alvis | Fotografía: AP
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La arena del estadio Nemesio Camacho (“El Campín”) de Bogotá, ícono de la capital de un país casi tan obsesionado con el fútbol como Brasil o Argentina, acogerá este jueves 10 de marzo la primera presentación de los Rolling Stones en Colombia, en la continuación de su gira “America Latina Olé 2016”.

Como suele ocurrir con todas las actuaciones del grupo en cada sitio que visitan, las autoridades han informado con varios días de antelación sobre las medidas de restricción del tránsito, recomendaciones para llegar al lugar del concierto y demás previsiones que buscan minimizar el impacto que este evento puede tener en el desenvolvimiento habitual de la ciudad.

Esta vez, el encuentro de los músicos británicos con la audiencia de 45.000 personas que colmará el coso bogotano, pudiera ser la ocasión de otra reunión con mucho significado en un anecdotario que abarca más de cinco décadas. Se trata del eventual reencuentro con un personaje fundamental en la temprana evolución y el despegue definitivo del grupo, alguien que desde mediados de los años ochenta es un discreto residente de Bogotá: el mánager, músico y productor inglés Andrew Loog Oldham.

Una forma de vivir

En su libro biográfico “Rolling Stones”, el crítico francés Phillip Bas Ravérin relata que Oldham y los integrantes originales del grupo fueron presentados por el periodista Peter Jones cuando la banda apenas se estaba acoplando. Corrían los primeros meses de 1963 y, a la sazón, Oldham tenía apenas 19 años de edad. Decidió tomar las riendas del grupo y su estrategia de imagen se basó en enfatizar el aspecto rebelde y transgresor del conjunto, que, como ha sido de sobra señalado, rivalizaba por contraste con la imagen proyectada por Los Beatles, mucho más domesticada y digerible.

En mayo del mismo año, Oldham consigue que los noveles músicos entren por primera vez a una sala de grabación. El resultado: “Come On”, versión de un tema de Chuck Berry, uno de los ídolos del grupo, en especial del cantante Mick Jagger. La canción debió grabarse nuevamente en otro estudio, esta vez para el sello disquero Decca, que la puso a sonar en la radio en junio de 1963. Su siguiente registro, “I wanna be your man”, representa un hito y un episodio muy curioso: la canción fue escrita por quienes poco después serían propuestos mediática y definitivamente como sus acérrimos rivales: Los Beatles. Y allí estuvo una vez más el tino de Oldham, pues fue él quien consiguió que John Lennon y Paul McCartney, a quienes conocía por haber sido agente de prensa de los de Liverpool durante la promoción de dos de sus primeros sencillos: «Please, please me» y «From me to you», les cedieran el tema.

Se cuenta que, convencido de que necesitaban un hit que fuera además una composición original, Oldham encerró durante todo un día a Mick y al guitarrista Keith Richards en la cocina de su apartamento, hasta que estos lograron completar una canción. Cuando el grupo editó su primer disco de larga duración, Andrew Oldham escribió un texto de presentación en el que propalaba la idea de que los Rolling Stones “son algo más que un simple grupo; son una forma de vivir”. Acentuar esos rasgos de rebeldía y desparpajo en la imagen de la banda fue una tarea que el manager precoz cumplió a cabalidad. “Todo lo que los padres no quieren que sus hijos sean” o “¿Dejaría usted que su hija saliera con un Rolling Stone?, fueron algunas de las frases con las que se promocionaba a las Piedras Rodantes en esos años. La autoría se le atribuye inequívocamente a Andrew, quien, por lo demás, nunca ha negado el hecho. En alguna ocasión declaró: “La gente dice que yo hice a los Stones. No es cierto. Ya estaban allí. Yo me limité a sacar lo peor de ellos”.

La separación de Oldham y el grupo se consumó en 1967, tras cuatro años de trabajo y algunos meses después de los enredos judiciales que involucraron a varios miembros de la banda. Bajo su égida como manager y productor grabaron éxitos como “The last time”, “Not fade away”, “It’s all over now”, “Satisfaction”, “Let’s spend the night together”, “Ruby Tuesday”, “Mother’s little helper”, “Lady Jane” “Paint it black” y otras, en lo que podría catalogarse como la primera etapa stoniana. A no dudarlo, una de las más prolíficas y auténticamente creativas de esta banda.

Un inglés en Cundinamarca

Cerrado el capítulo Stones, Andrew Loog Oldham se mantuvo dentro del negocio musical, llegando incluso a dirigir un sello disquero que contó entre sus fichajes a reconocidos nombres como Fleetwood Mac, The Small Faces, John Mayall, The Nice y Humble Pie.

Una noche de 1974, en Londres, durante una presentación teatral alusiva a Los Beatles, conoció a la modelo y ex reina de belleza colombiana Ester Farfán. De inmediato iniciaron una amistad “sin ningún compromiso”, que un año más tarde lo trajo por primera vez a Bogotá para buscarla. Se casaron en 1977 en Inglaterra y varios años después, a mediados de la década de 1980, se afincaron en Colombia para dedicarse, tomando prudencial distancia de excesos y tentaciones, a la crianza de su hijo Maximilian.

Sus vidas en Colombia han transcurrido entre Bogotá y Apulo, bucólica localidad del departamento de Cundinamarca, a 100 kilómetros de la capital, donde la pareja posee una finca. Es posible rastrear en reseñas de prensa que Oldham visita con regularidad las librerías de la ciudad y que frecuentaba la desaparecida discotienda Tower Records, ubicada al norte de Bogotá. En la década de los noventa, participó como coproductor en discos de Charly García y de los también argentinos Ratones Paranoicos, colaboración que repetiría en 2007 y 2009, respectivamente. En Colombia ha producido dos de los discos de la agrupación Diamante Eléctrico, la cual, por cierto, actuará como telonera de los Stones en el concierto de “El Campín”.

Oldham, el deslenguado

Aunque con fama de huidizo para conceder entrevistas, e incluso para emitir opiniones sobre el medio musical, Andrew Loog Oldham es célebre por sus corrosivos comentarios, de los que por supuesto no han escapados sus antiguos tutelados. Buena parte de esos juicios los recoge su libro “Rolling Stoned”, editado en español en 2012 y que en su momento fue objeto de una especial presentación en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá.

Durante una entrevista incluida en el libro “Rockestra”, de los periodistas colombianos Andrés Durán y Jacobo Celnik, publicado en el año 2013, calificó de “espantosa” la actuación de MIck Jagger junto al guitarrista Jeff Beck en la Casa Blanca y ante Barack Obama, en la difundida velada musical que se presentó bajo el rótulo de “Red, White & Blues”. Igualmente en referencia al líder de los Rolling Stones, dijo en otra ocasión no saber “qué clase de persona es”, porque no lo ha visto en muchos años. En 2012 había señalado que el grupo debía actuar “con un holograma de Brian Jones”, aludiendo a la importancia que el prematuramente fallecido instrumentista tuvo en el desarrollo musical de la agrupación.

También en la entrevista publicada en “Rockestra”, afirma que durante la presentación de Led Zeppelin en “Red, White & Blues”, Robert Plant, el cantante, “estuvo bien, porque tiene el fuego sagrado”, pero que los otros dos integrantes originales (el guitarrista Jimmy Page y el bajista y tecladista John Paul Jones) “debieron haberse quedado en su casa”.

Comentó en una entrevista con El Tiempo de Bogotá, en 2012: “¿Sabes cuál es la peor posición en la que podrías haber estado en el 2011? Ser Gwyneth Paltrow el día en que Chris Martin (de Coldplay) llegó a su casa con su guitarra y le dijo: ‘Cariño, ¿quieres escuchar la canción que he escrito? Si fuera ella me habría divorciado”.

En otra declaración de prensa, Oldham afirmó que actualmente su único vínculo con los Stones es una comunicación muy esporádica con Keith Richards. Pero hace apenas un mes dijo a la revista colombiana Jet Set que aunque tiene previsto estar en Montreal para la fecha del concierto en Bogotá, “es posible que venga”. Si esa posibilidad se concreta, podría darse la reunión entre un osado y visionario productor y la banda que guió en sus años iniciales y que estaba destinada a escribir algunas de las páginas principales en la historia de esa prolongada aventura musical llamada rock and roll. Una relación que, sin duda, rindió sus frutos.

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