Viciosidades

Mónica Fernández: "Estamos muy marcados por el concepto de Miss, por lo postizo"

Mónica Fernández es un caso atípico de la televisión venezolano: después de los 40 años se ha posicionado como la cara de "Se ha dicho", programa en el que actúa como juez de problemas diarios de la sociedad venezolana. Por esa misma razón fue escogida para una serie de reflexiones sobre la belleza venezolana que preparó UB.

Fotografías: Héctor Trejo / Video: Héctor Trejo y Alejandro Cremades. Edición: Harold Escalona
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Hasta sus pasos denotan una personalidad fuerte. No ha llegado al casting y ya está dirigiendo sus cambios de vestuarios. Mónica Fernández nació en Oviedo, Asturias, en 1972 pero es más venezolana que el baile de La Burriquita. Su ascenso en el mundo de los medios de comunicación fue casi accidental, desde que comenzó un programa radial llamado «Para que te defiendas», en 2005. El éxito del formato, en el que se le explicaba a la población venezolana sus deberes y derechos, le abrió las puertas a «Se ha dicho», que hoy transmite Televen.

Pero antes de que su rostro fuera conocido por cada hogar venezolano, Fernández ya sumaba una gran experiencia en materia judicial. Graduada en Ciencias Políticas, Ciencias Criminalísticas y Ciencias Sociales en la UCAB, fue Directora Nacional de Prisiones del Ministerio de Interior y Justicia y juez Primera Instancia Penal de la Gran Caracas. Todo este background le ha permitido enfrentar con autoridad su paso a la televisión.

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– Para Mónica, ¿qué es la belleza?

Es un poco difícil porque el concepto de belleza es muy subjetivo. La belleza puede ser de quien la interprete y además de cuáles son tus valores, tus principios y tus puntos referenciales. Por ejemplo para mí la belleza es la inteligencia, a mí me seduce infinitamente la inteligencia y eso es parte del componente de la personalidad. Pero Venezuela tiene un problema grande, muy grande. Por ejemplo en la televisión: no hay mujeres mayores de 40 años, no puedes estar gorda, ni fea, todo el mundo tiene que ser bello a juro. Estamos muy marcados por el concepto de Miss, de la perfección, de lo postizo, de todo eso que es como armado y al final siento que nos estamos diluyendo en algo que no es lo natural, que no es lo bonito, que no es lo espontáneo.

– Precisamente estás aquí porque eres un caso atípico. Tienes una carrera laboral previa exitosa, antes de ingresar al mundo de la comunicación social y te conviertes en un éxito sin ser una chica de 20 años.  ¿Te sientes rara en el mundo de la televisión o de la farándula?

Conmigo pasa algo muy divertido porque creo que mi intelecto y mi personalidad son muy valorados precisamente para lo que hago. Al final no pertenezco al medio, es como una especie de mezcla donde yo no soy artista, no soy animadora, solo soy una abogada prestada a un medio y quizás por eso he creado un espacio muy particular donde no hay una competencia directa porque calo muy bien para cualquier formato. Sin embargo, el medio de comunicación sí te exige unos estándares, te exige que vayas aprendiendo qué le gusta más al público.

El público venezolano es súper exigente. Te apunta y dice: «Estás gorda», «Estás flaca», «Te queda mejor esto», «No, eso te queda horrible».

– ¿Y eso te lo dejan saber por las redes sociales o por comentarios de la gente?

Por las redes. Además, el uso de las redes aquí es otro tema. Es muy irresponsable, a costa de que eres una persona pública, asumen que eres del dominio público. Al final se quieren adueñar de la personalidad pública y eso no es fácil porque uno tiene su vida privada y su propia personalidad. Si a mi me gusta esta falda, me la puse y punto. Si me queda bien es cómo me sienta yo, no como te sientas tú. A veces la gente termina viviendo para lo que quiere el otro y yo tengo una frase que siempre digo: «Yo vivo para mí, yo no soy un Dj para estar complaciendo peticiones».

En ocasiones suelo comparar la política con la farándula, en el tema de imagen la farándula puede destruir el autoestima o el ego, mucho más que la política, a pesar de que ésta ya es dura de por sí. En la farándula existe el estándar de belleza tradicional y en otros países la vida en la televisión comienza a los 45 o 50 años, pero aquí no. Sin duda esto es algo distinto para mí, pero me he sentido respetada, valorada y también he aprendido cosas que van en beneficio de mi imagen y quizás de la imagen de alguien más, porque el público no merece ver que uno esté descuidado, pero tampoco seas esclavo de los estándares de belleza.

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– ¿Qué ha cambiado de tu rutina? ¿A qué le prestas atención ahora que antes no?

Siempre he sido muy cuidadosa de mí, pero por salud. Siempre cuido de mi cabello, de mis uñas, mi peso. Eso nunca ha cambiado porque he tratado de ser atenta conmigo. Lo que va cambiando son las cosas que a uno no le gustan, por ejemplo tu postura porque al encorbarte dañas la imagen que proyectas. Sin embargo, no he sentido ni imposiciones ni sacrificios.

– ¿Alguna vez te ha afectado que hablen mal sobre tu imagen?

Creo que uno siempre se afecta porque uno es un ser humano y tiene emociones. Pero en la medida que cumplo más edad, como que te vas curando. No deja de molestarte a veces, y no es tanto lo que te dicen, sino cómo te lo dicen. Luego, te das cuenta de que no puedes andar por la vida cambiándole la mentalidad a la gente y su uso adecuado de las redes sociales. El venezolano es extremadamente exigente y se adueña del derecho a opinar, a ofenderte y a decirte lo que le dé la gana. A este punto, no sé si es mucha madurez, pero ya no me deprimo por esas cosas.

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– Has hecho mucho hincapié en los patrones de belleza en Venezuela, en este sentido: ¿crees que se han enviado mensajes equivocados desde los medios de comunicación? ¿Se ha obligado a que ciertas tendencias se sobrepongan sobre otras?

Creo que tenemos que cambiar los parámetros, fíjate que antes estaba de moda la belleza natural, luego pasamos a la época donde todas tenían las lolas grandes, ahora todas tienen el trasero grande. Entonces es como imitar cosas que a la misma mujer no le quedan bien simplemente porque está de moda, porque debes ser voluptuosa. Este país es muy morboso, acá está el estereotipo de la mujer explotada y eso debe cambiar.

En la televisión hace falta más gente mayor, más gente negra, más gente de tallas grandes. Siempre lo digo en el programa, es hora de que cambiemos los paradigmas y si tú no comienzas cambiando eso vas a seguir con el patrón donde todas deben ser exactamente iguales, porque realmente eso ya está pasado de moda. Creo que es una cuestión de modernizarse, nos quedamos anclados en el concepto de la Miss Venezuela perfecta y creo que es hora de mostrarnos más imperfectos. Por ejemplo, a veces yo monto fotos donde salgo sin maquillaje. La idea es mostrarte como tú eres. Sin duda hay que poner de moda la naturalidad.

– ¿Cuánto depende de una mujer la sensualidad o la belleza que no esté prejuzgada por lo que dice el entorno?

El 100%. Lo importante es la auto recompensa, que tú te sientas bien. Uno se va superando todos los días, a mí me gusta retarme a mí misma, aunque es muy difícil. Uno no puede ser como un títere. En mi caso siempre he sido muy yo y moriré así. Como dijo Sabina: «Seguirán cambiando las cosas, pero yo seguiré siendo yo llevándole la contraria al mundo».

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– ¿Tienes alguna rutina todas las mañanas cuando te levantas?

Lo primero que hago es agarrar mi teléfono, es como un vicio (risas). Luego me dispongo a desayunar una arepa con café, eso es innegociable. Camino y me ejercito todos los días para liberar el estrés.

– ¿Tienes un lugar en tu casa, una pintura o un retrato que te recuerde el significado de la belleza para ti?

En mi casa tengo la imagen de la Virgen de donde yo soy, que es la Virgen Guerrera. Para mí es obligatorio verla antes de irme de mi casa en las mañanas y cuando llego en las noches la ilumino. Eso representa mi espiritualidad y me transmite una buena energía, con un espíritu guerrero. También tengo un cuadro en la sala de mi casa que lo pintó mi papá (José Luis Fernández), es un cuadro de El Ávila. Eso me conecta mucho con la naturaleza.

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– Por tus años de experiencia, ¿qué consejo le darías a la más jóvenes que quisieran iniciarse en los medios, pero no se sienten seguras de su imagen

Lo que pasa es que yo siempre he sido yo. Como eres tú mismo, la gente debe aprender a conocerte de esa manera. Tenemos que dejar la pose, dejar a un lado esa posición estructurada. Una vez alguien me dijo que la seducción no viene de un escote, sino de uno mismo. Uno debe ser natural, ser humilde. En realidad los medios están llenos de gente desubicada. En estos días me dijeron: «Es que tú eres famosa», y yo respondí: «No, Ricky Martin es famoso. Yo simplemente soy conocida». Y eso hay que llevarlo con responsabilidad porque a veces piensan que yo soy un receptor de problemas ambulante, y no. Hay momentos en los que no quiero escuchar nada.

Por ello debemos ser tolerantes, comprensivos y humildes. Debemos fortalecer el autoestima desde el yo interior, no desde el yo exterior porque lamentablemente ese «yo» es como una plastilina, todo el mundo trata de cambiarte. Todo esto lo aprendí con el tiempo. Yo fui una persona muy insegura. Si me tomaban una foto me sentía la más horrible. Hoy día veo eso como una experiencia positiva, eso te permite crecer y te abre otras puertas, siempre es como un constante aprendizaje.

– A los varios amigos a los que les comenté que iba entrevistarte, me dijeron: «Esa tipa sí está buena». ¿Cómo internamente se consume la idea de «estar buena» y ser inteligente o qué se yo, genial al mismo tiempo?

Yo siempre he sido así (risas). Recuerdo que estudiaba dos carreras, iba de una universidad a la otra, era la delegada del salón, era la galla, además mis notas eran de 19 y 20. Mi hermano siempre le decía a sus amigos: «Mi hermana estudia dos carreras». Y cuando iba a las fiestas con él, sus amigos le decían: «¡Pero tu hermana está buenísima! ¿Esa es la que estudia dos carreras?». No puedo entender por qué es incompatible el hecho de que seas una persona inteligente y a la vez seas atractiva. Siempre traté de unir esas dos cosas y a partir de ahí comencé a cambiar esos conceptos preestablecidos del formato de la belleza.

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– Actualmente se ha visto una fuga de talentos en los medios de comunicación, en tu caso: ¿qué te hace quedarte acá en Venezuela?

Hace un año te habría respondido: «No me voy de Venezuela». Sin embargo, ahora te digo: «Por ahora, no me voy de Venezuela». Y decir esto es un cambio absoluto de posición espiritual y mental. Siempre le he apostado infinitamente a este país, hay gente honesta y con un talento increíble, pero el problema es que profesionalmente te vas sintiendo cada vez más devaluado.

A veces piensas que tanto trabajar, tanto estudiar, tanto echarle pichón, tanta honestidad y al final ves a un gran grupo de personas que han logrado mucho sin mérito. Y para mí la meritocracia ha sido algo muy importante en mi vida y llega un momento en el que sientes esa devaluación profesional y consideras buscar otro camino antes de tocar fondo.

Por ahora sigo aquí, pero con todo, transformando desde la acción, aunque es muy difícil. Yo conozco una Venezuela muy distinta que no todos tienen la dicha de conocer, que no es la Venezuela problemática de hoy día. Posteriormente comprendes que este problema va más allá de lo político, se trata de un problema cultural. Obviamente el tema de la cultura es trata de una transformación a largo plazo, pero poco a poco se verá qué va a pasar.

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– ¿Estás preparada para el fin de esta etapa en los medios de de comunicación?

Claro, es más: esto se puede acabar hoy, mañana o cuando salga la entrevista (risas). Creo que Venezuela es mejor ejemplo de vivir un solo día a la vez. Voy a cumplir casi seis años y medio en el canal, pero no nací en los medios. Aunque tengo muchos años trabajando en los medios de comunicación, a veces me confundo cuando voy al canal y digo: «Voy al tribunal» (risas). Siempre me ha gustado la comunicación y he aprendido mucho de ello.

En ocasiones hay personas que me escriben diciéndome lo mucho que los he ayudado al ver el programa y eso es muy bonito. Sin embargo, en Venezuela nada es temporal. Vive con pasión para que haya emoción. Afortunadamente, en el canal me siento muy valorada, muy respetada y nunca se me han impuesto las cosas. Esa fue mi condición desde el primer día, yo misma me regulo.

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