Opinión

"Odio los lunes" capítulo 2: Momentos vergonzosos

¿A quién no le ha pasado? Ya fuera por un momento de ira, distracción o aburrimiento, los momentos vergonzosos se acumulan en nuestra vida como los dólares preferenciales en los bolsillos de los panas del gobierno. Bueno, no tanto. En todo caso, aquí Shakira Di Marzo nos cuenta sus momentos más top de pasar pena y el equipo de UB, en solidaridad, le acompaña.

Video: Shakira Di Marzo (@shakiradima) / Edición: Erich Gordon (@gorecccs)
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En las buenas y en las malas. Así somos los amigos o al menos así es el equipo de UB Magazine, que cuenta en las siguientes líneas algunos de los episodios más vergonzosos que hemos vivido. Entre tanto y tanto, dale click al siguiente video de nuestra loca preferida y protagonista de «Odio los lunes», para que conozcas las desternillantes historias de Shakira Di Marzo.

1Me llené de mierda por Alejandro Cremades, coordinador de fotografía de El Estímulo.

Estaba en la universidad y había una jeva que me gustaba mucho. Yo siempre le daba la cola a su casa porque vivía cerca. Íbamos caminando para mi carro, como casi todas las tardes, y había un pedazo de mierda de perro GIGANTE en el piso. No me fijé, lo pisé y me resbalé sobre él. Caí de culo, ensuciándome el pantalón, la franela y hasta puse la mano. Fue un momento terrible. Tuve que poner periódico en el asiento del auto y por supuesto todo olía a mierda. Al final nunca llevé vida con la jeva de todas maneras.

2El gargajo de la muerte, por Héctor Trejo, fotógrafo de UB Magazine.

El momento más vergonzoso que viví fue el día que compartía con todos mis amigos, donde estaba la mujer de mis sueños. Mientras hablábamos y tomábamos algunas cervezas, decidí encender un cigarrillo justo en frente de mi amor platónico. Recuerdo que estaba frente de la ventana del cuarto donde ella y otras amigas se reían de todo lo que decíamos. En ese momento comencé a toser y a producir tanta flema que no podía respirar. No sabía qué hacer, así que tras meditarlo rápidamente decidí expulsar por la ventana todo lo acumulado en mi boca, con la mala suerte de que calculé mal y quedó pegado del vidrio. Como en una película de terror, la flema verde fue deslizándose lentamente en frente de todos hasta terminar en la alfombra, donde se pegó como un chicle. La peor parte fue cuando traté de limpiar la alfombra. Ese día perdí todas las esperanzas de acercarme a la mujer de mis sueños .

3 Liberen al pezón, por Mary Moreno, coordinadora de UB Magazine.

He tenido muchos momentos vergonzosos, como la vez que besé a un gringo en el cachete y el carajo pensaba que estaba coqueteando con él, o cuando manché el pupitre porque se me adelantó la menstruación.

Pero mi momento más «trágame tierra» fue cuando estaba en un cyber, me estaba recogiendo el cabello y en eso se me salió una lola. Todo el mundo me estaba viendo y yo ni cuenta me di. Hasta que un tipo me dijo que me tapara y bueno… #FreeTheNipple.

4El jefe becerro, por Gaby Policarpio, diseñadora gráfica.

Estaba trabajando y «el jefe» me tenía al borde de la esquizofrenia. Le escribo a un compañero para decirle que, y cito textual, «el becerro de su jefecito» estaba insoportable, pero en efecto se lo mandé al becerro y no a mi compañero de labores. Obviamente me respondió y tuve que fingir demencia y decir que ese mensaje no era para él, sino para un pana con el que mataba un tigre y que me refería «al otro jefe» que tenía. En todo caso sigue siendo un becerro.

5La vecina infeliz, por Melissa Serrano, Directora de Mercadeo de El Estímulo.

El 1 de enero de 2016, cuando estaba llegando a mi casa con mi esposo, después de haber recibido el Año Nuevo con una botella de champaña, nos encontramos a la vecina que todos odian en el conjunto. Resulta que cuando me doy cuenta que es ella le dije a mi esposo y a su vez gritando: «Mira ahí está la perra infeliz de la vecina».

Obvio que esto me lo dijo mi esposo al día siguiente después de haberme despertado de la borrachera. Él sintió vergüenza al ver que la vecina volteó y escuchó el insulto. Se excusó de inmediato explicando mi estado. En cambio yo estaba contenta, más bien logré lo que ningún vecino había hecho, insultar a la más despreciable de la comunidad. Después de todo ¿quién está solo un 1 de enero en la madrugada sentado en una plaza?

6«Múerdeme, soy tuyo», por José Luis Monasterio, asistente de Mercadeo.

Sucedió hace un par de años cuanto tuve mi «primera pareja». Con un grupo de amigos, fuimos a pasar un fin de semana a La Guaira. Justo cuando llegó el momento de dormir, comenzó la zampadera y los susurros eróticos. Al día siguiente, todos nuestros amigos comenzaron a decirnos: «¡Soy tuyo, soy tuyo!»,»¡Qué rico!», «¡Muérdeme!». Eso fueron los buenos días de ellos.

7El peo enamorado, por Jován Pulgarín, Editor de UB Magazine.

Mi desarrollo había llegado muy rápido y tenía fantasías sexuales con una amiga de mi hermana. Ella siempre iba a visitarla. Yo tendría como 11 o 12 años de edad y ella como 16 o 17. Cuando entraba al apartamento, siempre me buscaba para atormentarme. Supongo que algo olía y disfrutaba torturándome colocando sus tetas sobre mi cuerpo, de manera que me dejaba marcando las 12 en punto todo el tiempo. Pero una vez me sentía muy mal, estaba enfermo del estómago y ella entró al cuarto y comenzó a hacerme cosquillas. Inmediatamente se me salió un peo sonoro y fétido, no recuerdo si manché el interior, pero es bastante probable. En todo caso, después de eso, cada vez que sabía que ella nos visitaría, yo me piraba para la casa del vecino y las erecciones desaparecieron.

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