Sexo para leer

Mi sueño americano, sexo americano

En días pasados pude vivir lo que se siente al respirar sexo. Sí, respirar sexo en Las Vegas, un nuevo sueño americano, al menos para mí

Texto: Eduardo Hernández M
Publicidad

Llegué a Las Vegas para atender una invitación que me hicieran las personas de AVN a su entrega anual de premios de la industria pornográfica de los Estados Unidos.

Una chica en mini falda, muy sexy y con mi nombre grabado en su IPAD me esperaba en el aeropuerto. Caminamos hacia el estacionamiento y la verdad es que pude ver muy poco de los anuncios en la terminal, pues el contornear de sus caderas y los tres metros de sus piernas me tenían embelesado y algo distraído.

Luego de subirme a la “limo” negra y elegante, paseamos por la calle principal de la ciudad, el “strip”. Una calle larga muy iluminada y llena de hoteles con anuncios de todo tipo. Pero, lo cierto, es que tampoco recuerdo mucho lo que había allí ya que mis ojos ahora veían el escote de la blusa de seda blanca de mi anfitriona. “¿el strip qué?”

Me dejó en mi hotel y me dijo que nos veíamos en el casino a las 6:30. Esa noche era la ceremonia de los AVN awards. Corrí a alquilar un smoking y a tratar de descansar unas horas, pues el viaje fue largo. Bajé al lobby a la hora acordada y allí estaba, no solo Michelle, ahora venía una chica más, su “girlfriend” Susan, mucho más bella y alta que Michelle y nacida en Guaynabo, Puerto Rico. Ya no era solo el short grabado de Michelle en mi mente, ahora eran la novia, las lentejuelas, los tatoos, los tacones altísimos y el olor a perfume fino que había en todo el lobby del hotel.

Había mucha gente. Todos con cámaras, afiches de las actrices pornos más reconocidas, flores y ese olor tan especial que me hacía sentir excitado permanentemente y de una manera inusual.

Chequearon nuestras credenciales y me escoltaron, Michelle y Susan a mi mesa. Me senté junto a ellas. “Wow, qué afortunado”.
Comencé a reconocer a muchas chicas, ex novias imaginarias de mis días de “carne con papas”, personas que alguna vez vi “actuar” en un DVD una noche silente cualquiera junto a mi chica.

Estas mujeres eran mucho más sexy que en sus filmes, además aquí reían y hasta rozaban mi cuerpo al pasar. Ahora sus labios pronunciaban mucho más frases que el “oh yes oh yes oh my god”

Comenzó el espectáculo con un performance de Belladona, actriz porno americana junto las hostesses, otras chicas famosas en el medio, Osmel haría un excelente casting aquí y ganaríamos aún más coronas. Hasta la ex de Charlie Sheen estaba allí.

Sentado al lado de mis anfitrionas, veía asombrado tanto glamour y sexualidad latente. Ya bajo los efectos de la champagne, aplaudíamos los premios y reíamos sin cesar; Premio al “Mejor trío HMH”, “Mejor trío MHM”, “Mejor Gangbang”, premio al “Mejor anal”, premio a la “Mejor actriz”, etc.

Cual ceremonia de los Oscar, cada vez que anuncian una categoría, colocan las escenas de los nominados en pantallas gigantescas y si miras un poco a tu alrededor, seguramente podrás ver a la protagonista de esa escena sentada y vestida a solo metros de ti. Provoca decirle “wow, qué buena actuación”.

A mitad del espectáculo, una mano se deslizó por mi pierna, era Susan, quien me preguntaba cómo me sentía: “¿cómo crees?”, respondí, “me estoy muriendo de ganas de hacer un casting. Quiero trabajar aquí”. Se ríe y besa mi cuello.

Es aquí entre escenas, manos indiscretas y miradas, que ocurrió lo que jamás pude imaginarme. Susan estaba nominada a uno de los premios. Voltee, la vi, volví a ver su escena en la pantalla gigante, y mi corazón comenzó a tener una arritmia sexual. ¿Esa es esta misma? Wow, qué buena es, me dije. Susan no ganó el premio, pero sí se emocionó al verse allí entre las nominadas.

Al rato veo que Michelle le entrega a Susan, ahora mi actriz favorita, algo que parecía un lapicero. Ella lo mete debajo de la mesa y abre un poco sus piernas. Se quita la panty y me dice que se la guarde. ”Ohhhhhh my god. ¿Qué hice para merecer esto? ¿Se me notará en la cara lo que pienso? Porque en los pantalones sí.”

El lapicero era un vibrador de bolsillo, la panty era de encajes, la mirada borraba mi memoria y mis ganas rompían mi traje. Ella jugaba y yo me excitaba.

Solo pasaron tres nominaciones más cuando Susan se acerca y me dice: “Vámonos”. En pleno evento me paré, guardé la panty y tomé su mano para salir. Todos la saludaban, ella se detenía y abrazaba, se me hizo eterno el camino de salida.

No habíamos llegado al ascensor cuando sus labios se estallaron con los míos. Tacones en mano, caminaba junto a mí hacia su habitación olvidando premios, gente, promoción de eventos o Las Vegas.

Entramos y en tono boricua, sabroso y cantadito, comezó a susurrarme lo que quería hacer mientras me quitaba el corbatín.
Soltamos todo, abrimos las cortinas y comenzamos a jugar. No saben, pero ahora sí sé lo que es vivir el sueño americano, respiré el sexo americano.

Bien cierto es el dicho que dice: “Lo que sucede en las Vegas, se queda en las Vegas”. Esta ha sido, hasta ahora, la noche más glamorosamente porno que he vivido en mi vida. No les cuento más porque los caballeros no tenemos memoria, pero sí puedo decirles que esa noche en las Vegas, cuando entregan los premios AVN, debe ser la noche en la que existen más orgasmos reales e imaginarios de todo el año en esa ciudad, la sexualidad de ese evento no es normal.

Por ahora, Susan prometió visitar Venezuela muy pronto y yo le prometí ir a su isla a visitarla. Para sellar ese pacto al recibir el sol del día siguiente, tengo un DVD dedicado, su PIN, su número de teléfono, su aroma y la panty que enmarcaré con una nota que diga “premio al mejor sueño porno americano ‘Respirar Sexo’ 2012”.

Publicidad
Publicidad