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5 lecciones que nos deja la caída ante Perú

Como suele suceder en Venezuela, la euforia por la victoria ante Colombia se ha convertido en depresión tras la derrota. Y cómo no, aparece la vieja y autocomplaciente teoría de la conspiración arbitral para explicar un resultado que estaba entre los tres posibles. Dicho esto, ¿qué podemos concluir tras la caída 1-0 frente a Perú? Veamos. 

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5 Un técnico puede trabajar hasta el cansancio los movimientos tácticos de sus dirigidos. Incluso puede adelantarse a lo que el estratega rival intente. Pero una vez que inicia el juego, pierde el control sobre sus jugadores. Aquellos que puedan manejar mejor sus dudas y anhelos, prevalecerán en el campo. Piensen en Zidane en la final del Mundial contra Italia o recientemente Neymar contra Colombia. Si la cabeza no está en su lugar, no importa cuánta calidad almacenes. Fernando Amorebieta, un lateral de urgencia que tuvo un rol clave en la victoria de la primera fecha, interpuso el interés personal -terminar de la peor manera un duelo con Guerrero- al colectivo. Si hubiera estado concentrado, habría descartado pisar al rival por la consecuencia que pudiera tener para el grupo.

En 15 partidos con el Athletic de Bilbao, cuando inició su carrera, Amorebieta recibió  nueve tarjetas amarillas y fue expulsado en una oportunidad. Los técnicos con los que trabajaba alababan su calidad pero le advertían de la vehemencia de sus entradas. La sanción nos devuelve a los amistosos de Noel Sanvicente: solo queda Gabriel Cichero como recambio para buscar la clasificación ante Brasil. Primera conclusión: Venezuela es un equipo corto en varias zonas y si una pieza falla, el motor suena (y no hablamos del carro de Lewis Hamilton).

4- Después de la expulsión, Venezuela resistió. Solo eso. Intentó, como pudo, unirse en defensa, acumulando hombres que entorpecieran al rival. Luego, si recuperaba el balón, comenzaba otra historia. ¿La tengo o la tiro a Salomón? Por momentos y aún con un hombre de menos, parecía un 11 de César Farías. Segunda conclusión: Aún hay un chip del sistema anterior. Solo con trabajo se podrán exorcizar viejas costumbres. Esto último, por cierto, es completamente razonable ante la ausencia de amistosos.

3- El mejor no es invencible. Tomás Rincón asiste a Claudio Pizarro en el gol que le da la victoria a Perú. La selección de Ricardo Gareca no se impuso por una superioridad física o técnica. Se  trata de un error muy venezolano: todos retroceden hasta pegarse al portero, en lugar de atacar al que genera la opción. Aquí, en este video, puede observarse como en el inicio del movimiento ofensivo de Perú hay 7 jugadores que se ofrecen como receptores o se sitúan prestos a una segunda jugada (un rebote tras un disparo, por ejemplo). Venezuela responde con 8 hombres que siguen la acción con la vista.

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Esa pasividad en marca obliga a Rincón a estirarse, actuando como la pared que busca el delantero. En la zona que sucede, Baroja queda indefenso. Tercera conclusión: el fútbol es caprichoso, sí, pero también lógico. El error, cuando se permite la presencia de tantos contrarios en el área, regularmente es capitalizado. Colombia tuvo varias iguales sobre el final del partido.

2- Venezuela sigue sin disparar al arco aunque tiene ejecutores para ello. Es una idea que ya soltamos en el análisis anterior. No pretendo equiparar ni a los técnicos ni a los jugadores, pero sirve  el ejemplo para explicar dos filosofías de juego diametralmente opuestas: «El Real Madrid de Mourinho disparaba a puerta más que el Barcelona de Guardiola. El portugués superó en sus tres temporadas los 700 disparos, cifra a la que nunca llegó el catalán en cuatro años». Independientemente de los resultados, al punto al que deseo llegar es que las plantillas definen estructuras defensivas y ofensivas. Ejemplos sobran de jugadores con pierna adecuada: Arango 

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Guerra

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y Seijas

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Podríamos sumar a César González y Gabriel Cichero, pero no han tenido los mismos minutos que los anteriores. Cuarta conclusión: aún hay espacio de mejora.

1- A Venezuela le tocó un grupo muy duro. Llegar a la última fecha con la oportunidad de clasificarse era una meta en la Copa América. Cuando venció a Colombia no estaba en cuartos de final y ahora que perdió tampoco está eliminada. La gran pregunta antes de viajar  a Chile era si lograría ser competitiva después de los ocho meses que el equipo estuvo sin mando y con un calendario de amistosos limitado. La respuesta es obvia. El tiempo entre Margarita y Argentina consolidó un grupo que puede enfrentar a cualquiera. Quinta y última conclusión: con poco, Noel Sanvicente ha hecho mucho y en el peor escenario posible. Pase lo que pase contra Brasil, afortunadamente la selección tiene técnico para las eliminatorias.

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