Internacionales

55 warao recorren 800 km a pie hasta Brasil y se salvan de ser deportados

En medio de la pandemia del coronavirus, que golpea con fuerza a Brasil, un juez federal decide proteger y frenar la deportación de 55 migrantes venezolanos. Estos indígenas warao atravesaron casi 800 kilómetros a pie desde Monagas hasta Roraima para escapar del hambre.

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Un grupo de cincuenta y cinco (55) indígenas de la etnia Warao, entre ellos, 32 niños y una mujer embarazada, recorrieron a pie aproximadamente 723 kilómetros en 18 días huyendo de la crisis política y social que sufre Venezuela. Los migrantes partieron del estado Monagas, hasta la línea limítrofe con Brasil. Lograron  cruzarla, pero a escasos metros de distancia los interceptaron soldados del Ejército brasileño que custodia esta zona fronteriza, el día siete de enero de este 2021.

El grupo de migrantes indígenas fue conducido con fines de deportación hasta la Policía Federal de Pacaraima, cerca de la frontera, como lo ordena la legislación. Los  uniformados siguieron recomendaciones de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria, ANVISA.

Las autoridades federales suman esfuerzos por frenar la propagación del coronavirus, que causa estragos en Brasil. El gigante del sur ya sobrepasó las 200 mil muertes (200.000) por covid-19.

Pero el juez federal Felipe Bouzada Flores, de la Defensoría Pública de la Unión supo de la inminente deportación de los migrantes warao e inmediatamente actuó a favor del grupo. Solicitó la custodia provisional de los migrantes para frenar el proceso.

Decisión providencial

Entre sus argumentos para tomar la decisión, el  juez sentenció que el proceso implicaba la criminalización de migrantes. Una “deportación inmediata”, sería ilegal porque no guarda semejanza con el proceso de deportación actual previsto por ley.

De esta forma decidió «la suspensión de los actos de deportación, repatriación u otras medidas de salida obligatorias para los indígenas venezolanos de la etnia warao interesados en obtener refugio en Brasil que se encontraran detenidos y disponibles para el Poder Público».

«Se prohíbe cualquier medida de salida sumaria obligatoria hasta la sentencia de fondo de la acción principal», agrega.

El juez estableció una multa de un millón de reales ($185.000) por cada indígena eventualmente deportado ilegalmente. Además, determinó, en caso de incumplimiento de la medida cautelar, que se envíe una representación oficial a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para «investigar violaciones a los derechos humanos por parte del Estado brasileño».

Migrantes vulnerables

Cuando la Policía Federal seguía los procesos de deportación sumarial la Defensoría Pública y la Fiscalía solicitaron al Poder Judicial impedir de inmediato el proceso, debido a la vulnerabilidad del grupo.

El recurso «impidió que Brasil cometiese una grave violación de los derechos humanos. Es inaceptable deportar personas que buscan refugio hacia el país de donde huyeron porque corren riesgo de vida», dijo por su parte a la agencia AFP Camila Asano, directora del programa de derechos humanos de la ONG Conectas.

La medida administrativa que impone la repatriación inmediata «es ilegal por impedir que las personas pidan refugio aquí y por discriminar venezolanos», agregó Asano.

La caminata de estos indígenas fue acompañada por distintas personas quienes registraron sus pasos a lo largo de su recorrido por el país. También quedó registrada su intercepción por parte de las autoridades brasileñas.

Brasil como refugio

Cargados con apenas bolsas de pan y sus pequeños en los hombros, la lucha de los migrantes por ese recorrido parecía haberse perdido, y sus sueños convertidos en pesadillas. Luego de atravesar el sur de Venezuela y su parte mas peligrosa, las trochas (caminos ilegales) los soldados que custodian la frontera los detuvieron.

Pacaraima se convirtió en puerta de entrada para miles de venezolanos durante los últimos cuatro años. El flujo migratorio aumentó debido a la agudización de la crisis política, económica y social de Venezuela.

En marzo de 2020, al comienzo de la pandemia, se estimaba que había en Brasil más de 4.000 waraos, casi un 10% de la población total del segundo mayor pueblo indígena venezolano.

La mayoría está distribuida en el interior de Brasil, en tanto que algunos refugios en Roraima albergan a poco más de mil de este total.

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