Venezuela

¿Qué tienen que ver María Corina, la salida de Maduro y el Movimiento Libertadores?

En el Movimiento Libertadores (ML) de Falcón se armó una fuerte polémica sobre María Corina Machado. Ella estuvo hace unas semanas por allá, y sus actos generaron mucho entusiasmo.

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Por Felipe Pérez Martí (Movimiento Libertadores)

El ML Falcón estaba preparado, como muchos otros, para recibirla y animarla. Pero la polémica luego devino entre quienes querían impulsarla a ella como candidata presidencial (más que todo la gente de su partido, Vente Venezuela), y quienes militan en otros partidos de oposición, como Primero Justicia y Voluntad Popular, gente de izquierda, o entre quienes ven la cosa desde una perspectiva más global, que dicen que no es tiempo de candidaturas.
En el debate, los militantes de Vente decían que MCM era la única que estaba enarbolando la doctrina liberal, y el mercado, como las soluciones para nuestro país. Y que ella era la única que realmente había demostrado ser creíble entre los líderes políticos opositores. Ante esto respondí lo siguiente, tratando de mediar y puntualizar:
Es natural que los políticos se promuevan como candidatos a representar al pueblo en unas elecciones. Y que rivalicen con otros desde sus plataformas programáticas, ideológicas. Es el caso de María Corina, como candidata, y de Vente, como partido con su plataforma ideológica.

Sin embargo, hay que notar dos cosas importantes. Uno, que ahorita no estamos en elecciones. Hay que luchar para que las haya. Y eso pasa por lo otro: echar a Maduro primero.
Ahora bien. ¿Tienen María Corina, y su plataforma Soy Venezuela, suficiente fuerza para echarlo? Si fuera cierto, no habría contradicción entre las dos cosas, entre los dos objetivos.
Pero no es cierto, como hemos venido diciendo. María Corina levanta mucho ánimo, y es cierto que es la que más lo levanta dentro de la oposición. Genera más confianza. Pero no es suficiente, como dijimos.
II. Guerra de desgaste vs. elección tipo 16J
Pero para ser más precisos, realmente hay una táctica que podría lograrlo, en principio: la de la guerra de desgaste. Hay una teoría que justifica esa táctica en las actuales circunstancias: la de la “criticalidad auto-organizada” (self-achieved criticality). Viene de la física, y se aplica a procesos económicos y políticos en la literatura especializada.
Maduro se está deteriorando a marchas forzadas. Por otro lado, hay procesos de protestas de calle in crescendo, por la hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, injusticias salariales, falta de servicios públicos como agua, gas, electricidad.
Las enfermeras, los profesores, han estado motorizando sus protestas. Cada vez se suman más y más sectores y regiones. Una huelga general se huele en el ambiente. En fin: la guerra de desgaste se está armando por generación espontánea, y el gobierno tiene las de perder, y la oposición las de ganar, en términos relativos. Y María Corina, la líder más descollante, iría ganando espacio político en el proceso.
El problema es que esa táctica, que está claramente enmarcada en la estrategia del coraje, no es óptima. Si hubiera un liderazgo para orientar todas esas fuerzas espontáneas, sería mucho mejor. La protesta pasaría de reivindicativa, a política. A pedir la única solución a los problemas económicos y sociales: la solución política de la salida del gobierno y la formación de uno nuevo.
Pero además de la necesidad de una coalición más amplia, y más sólida, que aproveche el tiempo al máximo y no le deje nada a la incertidumbre, hay una manera de focalizar todo el poder potencial de fuego. Una elección presidencial tipo Consulta 16J.
El equilibrio de coordinación como disparador, y su desenlace, es mucho más seguro que la guerra de desgaste. Más corto en el tiempo. Más ordenado, además. Y elimina muchos escollos, como la falta de unidad de la oposición, la falta de definición del método y la instancia que formaría el nuevo gobierno. Y la garantía de la salida por la vía de un salvoconducto al gobierno, que minimiza la violencia en la escaramuza definitoria.
III. La coalición del coraje
Volviendo al tema original, hemos dicho que esa alianza debe agrupar a las organizaciones del coraje. No las de la cohabitación. Ramos Allup, Rosales, Falcón, están claramente haciendo tienda aparte (a pesar de que las bases de sus partidos están con el coraje, mayoritariamente, por cierto). Pero del lado del coraje no solo está María Corina y SV. En la oposición, hay un viraje importante de VP hacia el coraje de nuevo. También PJ, realmente. Y tienen una gran oportunidad aquí para decantarse de esos líderes mencionados que dilapidaron sus capital político, y no generan confianza entre la población.
Por tanto, entrar en campaña electoral ahorita, sin sumar todas las fuerzas potenciales para echar a Maduro, como VP, PJ, por ejemplo, es contraproducente. ¿Por qué? Porque ellos son aliados potenciales (con maquinarias políticas respetables, como se sabe), pero son contrincantes electorales, lo cual es legítimo. Y entrar en campaña electoral implica pelearse entre sí, enemistarse, cuando no es el tiempo de esa confrontación. Eso baja las posibilidades mismas de la alianza.
Lo mismo pasa con fuerzas de izquierda democrática, con las cuales estamos hablando. Ellos no comulgan con María Corina como políticos, pues tienen su propia agenda electoral, opuesta a la de ella, también. Sin embargo, algo los une a ella: que quieren echar a Maduro. No cohabitar con él. Y son una fuerza nada despreciable. Y están presentes prácticamente en todas las luchas reivindicativas, unidos con los ciudadanos de otras corrientes ideológicas en lo político, pero con los mismos intereses en lo práctico.
No es, pues, tiempo de pelear por la representación popular. Sino tiempo de unirse para cambiar de régimen, para que luego, después de una transición en que se restablezca el hilo democrático, se levante la economía, y las instituciones básicas, vengan las elecciones, y se generen las rivalidades normales entre contrincantes, en la lucha por la representación.
IV. Elecciones interinas: la Consulta para gobierno de transición, y las etapas o tiempos políticos
Pero hay que ser sofisticados aquí: en realidad hay que designar un gobierno de transición. Por lo tanto, debe haber una elección de ese gobierno. Y cada partido, u organización, puede tener aspiraciones para presidir ese gobierno, que son legítimas también.
Sin embargo, esa elección debe ser sin el CNE. Debe ser organizada por los propios partidos y organizaciones interesas, en particular la sociedad civil, que es la que el Movimiento Libertadores promueve.
Así que los tiempos son:
1. Primero, formemos una alianza amplia para echar a Maduro.
2. Segundo, formemos un CNE paralelo, como en la Consulta del 16J con los garantes, que fueron los rectores.
3. Tercero, hagamos campañas electorales sobre las candidaturas que se organicen. Es posible que haya una coalición que se ponga de acuerdo sobre la conveniencia de ir unidos a esa elección paralela, por el bien del país. Predecible. Pero eso depende de los acuerdos a los que se quiera llegar. No es un requisito para participar en esta Consulta.
4. Cuarto, convirtamos esta elección, además de en gobierno de transición, en la elección del liderazgo opositor unido, acatado por la coalición, por lo menos, para garantizar gobernabilidad. Y por supuesto, convertir la elección en cambio fáctico de gobierno, como lo hemos descrito, luego de un proceso de calibración de fuerzas fácticas contra el gobierno, en la que se puede declarar una huelga general si hace falta, vendrían pronunciamientos militares desconociendo a Maduro y reconociendo al nuevo gobierno. Y también pronunciamientos internacionales haciendo lo propio, incluyendo gobiernos y la OEA. La AN, el TSJ en el exilio y la Fiscal en el exilio.
5. Quinto. Una vez rodeado el gobierno, negociemos la salida de Maduro
6. Sexto. Se inicia el gobierno de transición. Economistas y juristas hemos calculado que, dado el desastre que tenemos en todos los ámbitos, es necesaria una transición de unos tres años para garantizar la recuperación. Sin pugnacidad política, con una unidad que garantice las condiciones para la recuperación en una situación de devastación casi total. Es importante dejar claro que ese gobierno, para que tenga apoyo, y éxito, que es imprescindible, no debe re-elegirse. Desde un principio debe comprometerse a dejar el poder una vez cumplido su mandato, y garantizar las elecciones para volver a la normalidad.
7. Séptimo. Elecciones normales, con un nuevo CNE, que sea un árbitro confiable. En que los partidos planteen su plataforma. Los candidatos muestren sus virtudes. Etc. En ese momento, sí que habría oportunidad, y sería conveniente, un debate entre candidatos por la representación.
V. Líderes y seguidores en cascada en la coalición: solución de Stackelberg
Dos acotaciones importantes. Primero, que es lógico que María Corina Machado tenga cierta preeminencia a la hora de liderar la candidatura a un gobierno de transición, por lo que ha ocurrido, de su alto relieve y su consecuencia. La confianza que genera. Sea ella, o el candidato que ella apoye, va a tener buena oportunidad de ser quien presida el gobierno de transición. Eso se sabe por la teoría (equilibrio de Nash de Stackelberg entre líderes y seguidores), y por la práctica, según lo dicen las encuestas.
Segundo, que es también de esperarse que una vez que se forme la coalición del coraje (que el Movimiento Libertadores llama “Pacto Republicano”), y se anuncie la elección referida, en una Consulta tipo 16J, es natural que las bases de AD, UNT, AP, presionen para sumarse al proceso. Y los líderes mencionados muy probablemente cedan a esa presión, en una segunda oleada de seguidores, esta vez a la coalición original del coraje. Aunque sea por puro oportunismo. Porque saben que si no lo hacen, van a perder sus militancias, y sus votos. Una vez que esa coalición original muestre poder de convocatoria, se convertirá en coalición ganadora. Y estos partidos de “retaguardia” van a ver que les conviene más aceptar un pedazo menor de la torta política, que quedarse sin nada.
Y la coalición ganadora los aceptaría bajo ciertas condiciones, pues a esas alturas no la manchan, ya que tanto el liderazgo, como la estrategia y la táctica, están fijados, y ellos no pueden venir con poder de veto a cambiar eso. La población entenderá esto, ya que será explicado por los líderes, por lo que eso no generará pérdida de confianza entre la gente. La corrupción, y los corruptos, no serán aceptados en la coalición, por ejemplo, so pena de mancharse. Los caza-renta, y sus peones, son los enemigos, y estos no son aceptables en las filas aliadas, pues las derrumban a favor del enemigo, incluso si se mezclan para dañar al nuevo gobierno. Una condición debe ser el filtraje de sus liderazgos internos. Su democratización. Es, de nuevo, el equilibrio de Stackelberg para líderes y seguidores: es un equilibrio de Nash que a todos los jugadores involucrados les conviene, aunque algunos se lleven más que otros.
VI. Resumen y conclusión
En fin, las condiciones están servidas para que activemos un proceso político bien pensado para que saquemos a Maduro, armemos un buen gobierno de transición, y restablezcamos la democracia sobre bases más sólidas, en un ínterin en que recuperaremos la economía y las instituciones básicas, mirando al futuro de una vez, y no solo a la coyuntura.
Pero seamos cuidadosos y no generemos divisiones perniciosas porque no llevemos bien los ritmos de la contienda, del juego dinámico en que estamos embarcados. Ahorita es tiempo de unión entre los del coraje. Luego vendrá la unión de los oportunistas y equivocados. Todo a su hora. Pero el enemigo es único: los caza-renta que capturan al gobierno y a parte de la oposición.
En todo este proceso, la sociedad civil, el soberano, el pueblo venezolano, debe jugar un papel catalizador fundamental. En particular el Movimiento Libertadores, conformado por gente que no tiene aspiraciones político-partidistas, de representación en el gobierno, sino que quiere representar el interés de los dolientes (trabajadores, empresarios, profesores, estudiantes, enfermeras, campesinos, comunidades, gremios, etc), va a tratar de lograr los acuerdos necesarios para la acción necesaria, imprescindible, de rescatar y salvar a nuestro país. Intentaremos sumar no solo a los partidos, sino también a la fuerza armada institucional, y a la comunidad internacional que nos quiere apoyar y espera por un buen plan y una buena coalición interna para actuar.]]>

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