Internacionales

Cuba y Venezuela: dos sospechosos de agitar al Ecuador de Moreno

Otra vez la mirada de las autoridades de Estados Unidos se dirigen a Cuba y Venezuela, a cuyos gobiernos culpa de de ser agentes de desestabilización de las democracias en América Latina. De allí que Donald Trump anunciara nuevas y más severas sanciones contra La Habana por su apoyo a Nicolás Maduro, en tanto que Lenin Moreno acusó a Correa y a al heredero de Hugo Chávez de estar detrás de los sucesos violentos que sacuden a  Ecuador.

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Foto: Marcos PIN / AFP)

Según ha revelado la agencia Reuters, citando un alto funcionario del gobierno de EEUU, “Cuba y Venezuela están detrás de la crisis en Ecuador”, un conflicto que agrava la inestabilidad del continente al ser promovido por estos dos aliados de Rusia y de las autocracias del Oriente Medio.

En declaraciones a la agencia Reuters, Elliot Abrams, representante de EE.UU para Venezuela, dijo que se está revisando con mayor detalle el papel que Rusia desempeña para mantener en el poder a Maduro.

A su juicio, Rusia y Cuba están brindando un salvavidas a Maduro. De allí que las próximas sanciones contra Cuba apuntan a cortar las principales fuentes de ingreso que son el turismo y el suministro de petróleo venezolano. Asimismo hacia Venezuela se esperan nuevas sanciones directas contra figuras y socios del gobierno de Maduro para la próxima semana.

Las protestas y acciones políticas extremas, que se han producido en Ecuador, y otras intervenciones en la región, en contra de los nuevos gobiernos alineados con la democracia, han contado con el apoyo económico y político auspiciado desde Venezuela y Cuba, según declaraciones de altos funcionarios de EEUU y de las propias expresiones públicas de figuras como el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien alienta abiertamente la estrategia de carácter insurreccional.

Correa, quien se encuentra exiliado en Bruselas, tiene encima 29 juicios y ha estado muy activo orientando las protestas en Ecuador. Ha pedido elecciones adelantadas y se ha ofrecido como candidato presidencial. También ha enviado mensajes en el que le pide a los manifestantes que “resistan, que todo es cuestión de tiempo para que la Revolución Ciudadana regrese”, es decir, para la restauración del movimiento liderado por el ex presidente chavista.

Hasta el momento las manifestaciones han dejado al menos siete muertos, cerca de 700 detenidos, centenares de heridos, algunos de gravedad por la acción de las fuerzas policiales, y millones de dólares en daños a la propiedad. El presidente Lenin Moreno tuvo que salir de la capital y trasladó la sede del gobierno a Guayaquil; al tiempo que señaló a Correa y a Nicolás Maduro como responsables por la situación.

Este viernes, el gobierno de Ecuador dijo que entre los detenidos hay un grupo de venezolanos que portaban información sobre las rutas de desplazamiento de Moreno dentro del país.

En un mensaje desde Guayaquil Moreno afirmó que lo ocurrido en Ecuador no es una manifestación social de descontento frente a una decisión de gobierno: los saqueos, la violencia y el vandalismo demuestran que hay una intención política organizada para desestabilizar el gobierno y romper con el orden constituido, el orden democrático.

Ratificó que “los más violentos, aquellos que actúan con la intención de agredir, son individuos pagados y organizados”. Destacó que “Correa y otros de sus ex funcionarios, viajaron al mismo tiempo hace pocas semanas a Venezuela desde donde junto a Maduro ha activado su plan de desestabilización”; son los corruptos que han sentido los pasos de la justicia”. Dice que es con los recursos que se robaron que están financiando las agresiones y los saqueos.

Por su parte, el vicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, aseguró que existen infiltrados de otras nacionalidades en las recientes protestas de ese país, incluyendo venezolanos, de los cuales hay varios detenidos. Explicó que aunque no desea ponerle nacionalidad al delito; sí existe una evidente participación de ciudadanos extranjeros en las manifestaciones. Además de los venezolanos detenidos en el aeropuerto de Quito en la mañana del día jueves; presuntamente, con información sobre los movimientos del presidente Moreno, fueron identificados a miembros del grupo chavista venezolano “La Piedrita” participando en acciones violentas.

Vientos bolivarianos

El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, al referirse a lo que ocurre en el continente, calificó estas manifestaciones como “brisitas bolivarianas”; agregando el tono ideológico de la alianza continental, a estos movimientos que buscan recuperar los regímenes socialistas que se perdieron bajo los escándalos de corrupción y el despilfarro de los recursos, como en Perú, Argentina y Ecuador, cuyos gobernantes pertenecían a la llamada Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP) impulsada por Cuba y Venezuela.

Para el gobierno de Maduro se trata de una reacción del pueblo ecuatoriano en contra del Fondo Monetario Internacional (FMI) y las medidas neoliberales (aumento de la gasolina).

Lo que ocultan es que cuando Correa llegó al poder en enero de 2007 y gobernó durante 10 años, al año de ser electo declaró como ilegítima la deuda externa contraída por su país a través de bonos de la deuda. Así pues declaró el cese de pagos de 70% de la deuda, que alcanzaba a cerca de 30 mil millones de dólares; pero al salir del poder dejó una deuda de 43.106 millones de dólares. El lema para entonces de su gobierno era: “Lo primero es la vida, después la deuda”, dejando con los papeles en la mano a los miles de inversionistas que adquirieron los bonos ecuatorianos.

Durante los primeros años los gobiernos populistas y la izquierda socialista suelen centrar su propaganda en programas sociales, subsidios a los servicios y dádivas, que luego terminan en derroche de recursos, escándalos de corrupción y aumentos significativos en la deuda externa e interna. Ello deja a los países ante un nuevo gobierno en la necesidad de tomar medidas correctivas que significan aumentos en servicios y recortes en programas sociales.

Es un ciclo que se ha repetido en el continente y que luego genera conflictos sociales impulsados por quienes causaron la crisis. Pero al pasar a la oposición, estos populistas atribuyen las causas de la crisis a las medidas de emergencia que según ellos exige el FMI para prestar dinero y al liberalismo; al tiempo que promueven conflictos sociales como un mecanismo para regresar al poder.

En Venezuela tenemos el ejemplo del Caracazo, que el chavismo reconoce que fue un movimiento organizado por la izquierda en contra del aumento de la gasolina durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Era entonces la gasolina más barata del continente. Y más tarde la acción fue abiertamente armada contra la democracia con el golpe de Estado de 1992, apoyado por la ultraizquierda y los grupos clandestinos.

El ciclo populista reaparece cíclicamente como lo ocurrido en Argentina con el regreso de la corriente del kirchnerismo en las elecciones primarias, cuando el electorado favoreció la opción peronista representada por Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner cuando los «chavistas argentinos» obtuvieron 15% por encima del sector liberal de Mauricio Macri.

A pesar de la gran corrupción y el demostrado enriquecimiento ilícito de Cristina y su entorno, lograron la mayoría de la votación. Macri heredó las consecuencias de ocho años de populismo en donde fue subsidiado el gas, la energía eléctrica y los combustibles y aniquiló las reservas monetarias de Argentina. Una tarea que intentó recomponer Macri en los siguientes años, hasta que tardíamente tuvo que asumir el ajuste económico.

“Ella robó y nosotros teníamos para comer”, explicaba una señora de una barriada al explicar a un reportero la razón de su voto.

La actual senadora y candidata a vicepresidenta está procesada en 13 causas que le siguen la Fiscalía, la Unidad de Información Financiera y la Oficina Anticorrupción; unas ya finalizaron la etapa de instrucción; otras están en fase oral. Pero en otros casos los procesos ni siquiera comenzaron.

En el caso venezolano, en 20 años de chavismo, se aplicó la misma receta de derroche económico que generó la actual crisis hiperinflacionaria; pero a diferencia de sus pares suramericanos se fue más allá y se destruyó el aparato productivo y de servicios. Sin paquete “neoliberal” los aumentos en pasajes, alimentos, servicios y trámites públicos superan cualquier “paquetazo” o experiencia latinoamericana; pero ante la ausencia de elecciones libres y relevo de gobernantes, los males se le atribuyen a las sanciones y a la oposición.

Al igual que en Cuba, Venezuela ahora es un nuevo enclave geopolítico; aliado de los regímenes autocráticos, y en este nuevo rol es un promotor de los modelos no democráticos que auspicia el Foro de Sao Paulo. De allí que desde la alianza Cuba-Venezuela se han promovido gobiernos, grupos políticos, organizaciones ilegales y movimientos antidemocráticos, tal como lo indican las denuncias y los hechos recientes.

Cuba y el servicio de inteligencia

Es de resaltar que para el gobierno de Trump uno de los aspectos que más ha contribuido al sostén del régimen de Nicolás Maduro y su influencia en el continente, ha sido la asesoría cubana en materia de inteligencia en las fuerzas de seguridad de Maduro; en tanto que Rusia ha sido un importante proveedor de armamentos y de apoyo financiero, especialmente desde la aplicación de las sanciones.

Esa estructura, montada y asesorada por Cuba, le permite hoy a Venezuela ser un factor de incidencia mucho más activo en la región, tal como fue denunciado en la crisis colombiana con los grupos armados y ahora se refleja en los movimientos que se han propiciado en Perú y Ecuador. Según se desprende de lo expresado por Abrams, en esa estrategia, Cuba y Venezuela cumplen un rol protagónico.

El servicio de inteligencia cubano, es hoy, en efecto, el pilar central del sostenimiento de Maduro en el poder, y viene ejerciendo desde hace ya tiempo poder e influencia dentro de la Dirección de Contrainteligencia Militar (DGCIM) y el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), según varias fuentes de alto nivel.

Cabe destacar que el SEBIN, aún siendo un organismo policial, se fue transformando en un aparato de inteligencia militar, controlado por oficiales de confianza de la FANB. Igualmente diversas ONG han denunciado la presencia de personal cubano en las regiones, distribuido en las guarniciones más importantes del país. Sus servicios de inteligencia y vigilancia operan también desde lugares o instalaciones especiales en donde se encuentran centros de control informático, de detención o de logística.

El trabajo de inteligencia, desde el SEBIN, DGCIM, CESPPA (Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria) y otros centros de inteligencia que trabajan directamente con la Presidencia de la República, ha estado orientado principalmente hacia el control del área militar, dirigido a vigilar a los cuadros oficiales y frenar posibles conspiraciones, además, de los factores de oposición política.

El CESPPA responde directamente al Despacho de la Presidencia. El organismo de inteligencia se ocupa de evaluar toda la información estratégica “asociadas a la actividad enemiga interna o externa” que proviene de todos los organismos de seguridad y la Sala Situacional de la Presidencia.

Varias ONG han denunciado que en estos centros de inteligencia actúa personal militar cubano cuyo número se desconoce. La estructura y modo de operaciones ha formado parte de la transformación que sufrió la FANB a partir de la alianza Cuba-Venezuela. Testimonios de detenidos han dado cuenta sobre la presencia de cubanos en estos organismos. Igualmente lo han detallado los altos oficiales de inteligencia que desertaron de las filas del chavismo.

Toda esta estructura estaría también trabajando en la expansión estratégica de la retoma del poder por los factores de la izquierda en el continente.

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