Solo una cesta de parchitas fermentadas, coronada por un enjambre de moscas, se salvó de la embestida del hampa hambrienta. La mañana del 20 de enero los 998 estudiantes de la Escuela Nacional Alberto Smith, en Ocumare del Tuy, se dieron cuenta de que no había sus desayunos. Les arrebataron sus meriendas y tampoco habría almuerzos durante las próximas dos semanas. Las despensas de alimentos del comedor fueron saqueadas. No quedó ni un grano de frijol. El botín, que sumaba una tonelada y 252 kilos, fue sustraído de madrugada por vecinos desesperados. Se echaron al lomo, como burros de carga, canastos de carne roja, 24 kilogramos de caraotas, 24 kilos de arroz, 12 litros de aceite, seis kilos de margarina, plátanos, naranjas, piñas y casi una tonelada de frutas y vegetales para aplacar el crujido de sus vísceras. Los ladrones tenían hambre.