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A Dudamel lo asiste la razón

La causa no puede ser patriótica porque en un partido de fútbol no se juega el honor de la nación, mucho menos el de quienes lo protagonizan. La protesta del seleccionador nacional retumba porque hace referencia al objetivo primordial de estos torneos: la formación.

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(Prensa FVF)

Vivimos y formamos parte de la «Sociedad de la Histeria», un término que me permito utilizar robando alguna de las reflexiones de Byung-Chul Han. El filósofo surcoreano piensa y repiensa los comportamientos actuales de la sociedad, enfocándose en el cansancio, el rendimiento, la autoexigencia, la transparencia, la depresión o la hiperactividad. Creo también, sin que mi reflexión sea original, que nos consume la histeria, no en vano cualquier pronunciamiento que se distancie de los pilares que defendemos como propios es acusada de enemigo y debe ser bastardeado.

Ese histerismo ha sido protagonista en nuestro fútbol desde tiempos inmemorables. Cada equivocación arbitral que hemos sufrido rápidamente es sumada al baúl de las agresiones, y sirve para amplificar aún más la teoría conspirativa que tanto da de comer a quienes militan en la banalidad. Según esta idea, no hay errores propios de la condición humana sino atentados planificados que impiden el crecimiento de nuestro balompié. Olvidan los que alimentan estas corrientes turbulentas que cada acusación debe ser probada, de lo contrario no pasará de ser lo que realmente es: un chisme de barra. Bolivia y Ecuador lograron derrotar a semejante monstruo con fútbol y fuerza de voluntad, y también lo hizo Venezuela, en 2009 y 2013.

Por ello, tras el grosero error arbitral de Diego Haro ante la selección Vinotinto, es muy importante escuchar las palabras de Rafael Dudamel, porque en ellas no hay excusas que disimulen una derrota – Dudamel fue enfático al afirmar que Brasil ganó por méritos propios– , pero sí deja picando dos ítems que no deben olvidarse como pretenden los peregrinos de bares de ficheras: el desprecio de Conmebol por los procesos formativos y la inoperancia de la Federación Venezolana de Fútbol en estos casos.

La Confederación está obligada a suspender y multar al árbitro peruano, así como convocarlo a sesiones de estudio y reflexión tras su impresentable actuación del domingo. La misión de la comisión arbitral del ente regional es evitar que se repitan estos papelones, por lo que Haro debe ser parado, con la intención de que retorne a los libros y los ensayos de campo. Repasemos rápidamente la agresión que sufrió Josua Mejía y que, sorpresivamente, no trajo como consecuencia ni tan siquiera una amonestación verbal:

Como si fuese poco, Haro no comprendió la magnitud de su error, ni tuvo la pedagogía suficiente para darse cuenta que las protestas de unos chicos de 18 y 19 años eran consecuencia directa de su equivocación, por lo que siguió haciendo gala de un autoritarismo digno de quien se sabe señalado, expulsando al lateral Edwin Quero por protestar, una vez finalizado el duelo. No sabremos qué dijo el joven defensor, pero insisto, todo fue fruto de los errores arbitrales.

En la rueda de prensa posterior al partido, Dudamel fue claro y apuntó a una de las mayores debilidades del fútbol sudamericano: el aspecto formativo.

“¿De qué manera formamos jugadores de 18, 19 años, si los que imparten justicia no lo hacen correctamente?”.

Además, dejó en evidencia la razón por la que en Conmebol las cosas pasan y pasan, sin importar que quienes manden se apelliden Leoz, Napout, Domínguez o Capone, porque al final de las tardes, el negocio sigue siendo el mismo: vender show sin importar nada más que los ingresos.

El propio seleccionador nacional, en un momento de “sincericidio” habló de lo que llamó “el gremio de los intocables” y expuso:

“Lo que normalmente sucede es que cuando se pone la protesta se ensañan más y van contra el que la pone, porque son un gremio bravo, son el gremio de los intocables. Y me estoy jugando mi carrera hoy aquí, pero por lo que hicieron hoy contra Venezuela me juego mi carrera aquí, contra este gremio que hoy nos ha hecho alejarnos de un empate. No se puede funcionar de esta manera. Ahora yo lo menos que espero es que nuestra Federación tome cartas en el asunto, porque hay espacio para cada uno, lo nuestro es dentro de la cancha. Y espero que nuestros dirigentes, así como todo el país vio de la manera como hoy impartieron justicia, tengamos respetuosamente una solicitud de revisión de lo que ha sido este partido y después ya sabemos lo que viene”.

Dudamel, que fue cocinero antes que fraile, sabe perfectamente cuál es el comportamiento de los dirigentes criollos en el concierto internacional. El seleccionador no hace un llamado a la ligera; consciente de todo lo que se cocina tras bastidores, prefiere levantar la voz de manera sutil, sin decir mayor cosa contra quienes pagan su salario, pero con la potencia suficiente para que éstos no lo subestimen, ni olviden que él conoce el fogón mejor que muchos que hoy se hacen pasar por expertos.

Por todo esto insisto en que el entrenador criollo está asistido por la razón, y su exposición fue la adecuada. Su indignación nace de la incapacidad de Haro, pero los dardos, que seguramente motivarán a unos futbolistas que ayer fueron defendidos por su líder, van en dirección de quienes todavía no tienen quien les atienda el teléfono en las oficinas de Asunción. Nos guste o no, la realidad nos enseña que los partidos también se juegan fuera de los campos de juego.

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