Opinión

¡A llorá pal valle!

Cuando yo estudiaba mi postgrado en Harvard, tomé “Community Psychology”, una de las materias más populares porque la dictaba el Profesor Richard Katz, un hombre interesantísimo que había convivido con la tribu de los Kung del Desierto de Kalahari y con los aborígenes de las Islas Fiji.

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El Dr. Katz nos pidió en la primera clase que nos presentáramos y diéramos un pequeño resumen de quiénes éramos, nuestro grado anterior y algún otro dato relevante que quisiéramos aportar. Mi sorpresa fue mayúscula cuando se levantó Michael, un guyanés, y dijo que él pertenecía a un pueblo débil, que “vivía bajo el temor de que los tanques de guerra venezolanos llegaran en cualquier momento a ocupar su país”. Cuando me tocó mi turno, me presenté y dije que lo que Michael acababa de decir no era verdad. Ese fue el comienzo de una mutua antipatía.

Hoy, más de treinta años después, cuando vi la foto del barco de la Exxon explorando en nuestro Delta del Orinoco, por un “permiso” que Guyana le otorgó, pensé en Michael: “ya ves, chamo, que lo que temías hace tres décadas –si es que era verdad- hoy se volteó… quienes estamos siendo invadidos por ustedes somos los venezolanos”.

La verdad es que las políticas sobre el Esequibo han sido desacertadas, descuidadas y desafortunadas. Empezando por la manera de representar nuestro mapa: pintamos a Venezuela y en vez de incluir el Esequibo, lo rayamos y escribimos “zona en reclamación”. ¿Qué diantres de zona en reclamación?… Cuando uno está seguro de que es dueño de algo, no le pone una etiqueta que diga “en reclamación”. Busque usted en Google un mapa de Guyana para que vea cómo está incluido el Esequibo. No dice “zona en reclamación”.

Con la posición blandengue y necia de la Cancillería venezolana, no solo es que Guyana tiene un nuevo interés de “ampliar” su plataforma continental. También Trinidad tiene pretensiones de alargar su línea hacia el este. Y como Venezuela no ha dicho “ni ñe”, seguirá el despojo.

Lo peor es que si el Caricom ve que se les va a acabar la manguanga del petróleo barato, ya no nos apoyará… eso sucede cuando se compran las lealtades… ¡Si ocurre hasta cuando están compradas! Ya pasamos por una situación similar en 2010 –época de petróleo barato y abundante para el Caricom- cuando Guyana quiso violar el acuerdo de Ginebra y añadirse 350 millas más de plataforma continental, el máximo permitido, y obtuvo la venia de la Comisión de Límites (Trinidad, Tobago, Barbados y Surinam) y ni siquiera le participaron a Venezuela. ¡Y la Cancillería venezolana ni siquiera presentó una queja a tiempo!

Como dijo el Embajador Emilio Figueredo Planchart en una serie de reportajes en el portal www.analitica.com, “si se llegara, por negligencia de las autoridades venezolanas, a admitir que Guyana pudiera tener algún derecho sobre la zona en que la que Exxon Mobil pretende iniciar perforaciones exploratorias, Venezuela vería de inmediato mermados su derechos sobre la plataforma continental del Delta Amacuro en más de un 60%”. Para ponerse a temblar.

Pero aquí nadie tiembla… La gente está ocupada y ofuscada haciendo colas para comprar lo más básico y el gobierno ocupado y ofuscado en demostrar que la situación cada vez peor no es culpa suya, sino de una imaginaria “guerra económica”. Cuando vengamos a ver, los guyaneses estarán en Ciudad Bolívar y nosotros… ¡a llorá pal valle… de Caracas, porque el Río Orinoco ya ni siquiera será nuestro!

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