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Acapulco se enciende con protesta por 43 estudiantes desaparecidos

Manifestación pacífica llega al eje turístico de Acapulco por la desaparición de un grupo de estudiantes desde el pasado 26 de septiembre cuando fueron tiroteados por por policías y sicarios de un cártel narcotraficante.

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EFE | José Méndez

Miles de manifestantes indignados, algunos de ellos con el rostro cubierto, marchan este viernes por el turístico balneario mexicano de Acapulco para redoblar la presión sobre las autoridades y exigiéndoles que encuentren a los 43 estudiantes desaparecidos desde hace tres semanas.

“Vivos se los llevaron, vivos los queremos” corean estudiantes, maestros y campesinos, que también exigen la renuncia del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, por cómo ha manejado este caso y por el hartazgo de la violencia que azota a esta región.

“Estamos indignados porque este no es un hecho aislado. Muchos somos padres y vemos cosas muy feas en este país y queremos luchar”, recalcó a la AFP Magdalena Catalán, una maestra de 34 años.

Más de un millar de policías siguen buscando por tierra, agua y aire a los jóvenes, la mayoría entre 18 y 21 años, mientras los peritos aún no identifican a ninguno de ellos entre los cadáveres desenterrados de numerosas fosas clandestinas.

“Queremos que las autoridades dejen de simular, ellos ya saben si están vivos o muertos. Y queremos que presenten los cuerpos o que los liberen”, exigió en Acapulco Jesús González, un profesor vestido con una camiseta del “Che Guevara” y un sombrero de paja para protegerse del fuerte calor.

Algunos de los familiares de los alumnos de una escuela rural de Ayotzinapa, una población del mismo estado, participan en esta marcha de solidaridad que, aseguran, les ayuda a soportar tantos días de angustia y dolor. “Nos hace sentir que no estamos solos”, agradeció uno de los padres.

Protesta en el corazón económico

La manifestación invadió todos los carriles de la avenida costera de Acapulco, el legendario centro turístico que en los últimos años se convirtió en una de las ciudades más violentas de México y escenario de espantosos crímenes del narcotráfico.

Las autoridades del balneario desplegaron policías para prever la asistencia de cerca de 35.000 manifestantes y anunciaron que los custodios estarían desarmados. El gobernador Aguirre pidió civilidad para no afectar al turismo, la principal actividad económica de la región.

La embajada de Estados Unidos en México incluso envió un “mensaje de emergencia” a sus ciudadanos para mantenerse alejados de las protestas de Acapulco, con la advertencia de que el episodio “aunque intenta ser pacífico podría tornarse en confrontaciones y en una escalada de violencia”.

Este fin de semana Acapulco cuenta con una ocupación de 25% de las más de 60.000 habitaciones que ofrece, cuando el promedio en este época suele rondar 50%, dijo a la AFP el secretario de turismo local, Netzah Peralta.

La protesta es parte de una estrategia de presión acordada por los enfurecidos compañeros de los desaparecidos, los maestros de la corriente radical Ceteg y medio centenar de organizaciones sociales de izquierda, que pretenden tomar el control de los 81 ayuntamientos de Guerrero.

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