Cultura

"Akelarre": explicamos el final de la galardonada película disponible en Netflix

La película del franco-argentino Pablo Agüero fue una de las grandes ganadoras de los premios Goya. El final, que da espacio para muchas elucubraciones, es muy comentado en las redes sociales. Aquí lo analizamos

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"Akelarre"

«Akelarre» es una joya visual. Los 5 premios Goya que recibió, de 9 nominaciones, lo confirman: Mejor maquillaje y peluquería; Mejor diseño de vestuario; Mejor dirección artística; Mejores efectos especiales y Mejor música original. Pero, ¿qué hay de la historia? Ahí los elogios no son tantos.

La sinopsis de la película es la siguiente: País Vasco, 1609. Los hombres de la región están en el mar y Ana participa en un baile nocturno en el bosque con las otras muchachas del pueblo. Ella solo tiene 20 años. Al amanecer, todas son arrestadas, acusadas de herejía.

«Un (supuesto) relato de terror y reivindicación femenina cuyo esquematismo lastra cualquier intento de profundidad», se puede leer en el diario El Mundo. «Potentísimo alegato contra el pensamiento único (…) ‘Akelarre’ está repleto de aciertos (…) un casting impecable (…) una banda sonora que es una verdadera joya», responde la web Fotogramas y el respetado crítico Carlos Boyero añade en El País: «La intriga tarda en funcionar (…) La batalla oral y gestual entre víctimas y verdugos adquiere cierto interés, entro en la trama. (…) es de agradecer que no haya golpes de efecto, esos recursos tan facilones y abusivos».

A pesar de que Boyero habla de que no hay golpes de efecto, sí  que hay un final desconcertante para muchos, pues permite cierta libertad para aquellos que como Fox Mulder (X-Files), quieren creer.

Y a partir de aquí vamos a hacer spoilers, así que si no has visto la película, lo mejor es que pares de leer y regreses cuando ya la hayas consumido.

¿Qué pasa en el final?

Recordemos que la película del director franco-argentino Pablo Agüero se ambienta en un momento histórico en el que la Inquisición realizó la mayor persecución contra las mujeres consideradas brujas en España. Así, el juez Rostegui (cumplidor, como siempre, Alex Brendemühl), antes de condenar a las acusadas, solicita recrear algo nunca visto: el Sabbat.

El Sabbbat, recordemos, es el supuesto rito para adorar al diablo, que Ana (buena actuación de Amaia Aberasturi) valida, como una forma de extender la vida de las detenidas. Ella, a los Scherzade, intenta extender la fábula para evitar la ejecución. Consigue entonces que se les permita mostrar sus artes «malignas» en el bosque, aunque los espectadores sabemos que una mentira coral, ensayada en la cárcel.

Y en un principio, las 6 jóvenes consiguen la meta de la puesta en escena: logran escapar de sus torturadores, pero el camino las conduce a un sitio sin salida: el acantilado. Encadenadas, se toman de las manos, miran la luna llena y envalentonadas por el canto, acuerdan saltar. Pero no vemos efectivamente el salto, solo escuchamos a Rostegui decir: “Vuelan”. Cuando la cámara «regresa», solo queda una antorcha en el piso y las mujeres ya no están.

¿Realmente vuelan?

Recordemos que el juez Rostegui está seducido por la belleza de Ana. Termina formando parte del show, embelesado y probablemente drogado. Esto podría explicarse por los hongos que ingiere y el «embrujo» sicológico que ha planeado y desarrollado la protagonista.

En ese contexto, el director, Agüero, decide no hacer visible lo obvio, sino cerrar su película con una metáfora sobre los dogmas y la incapacidad del hombre para comprender que las mujeres tienen su propio mundo, que no se rigen por las normas y prejuicios masculinos. Ellas son libres y alzan vuelo cuando y como quieren.

¿Mueren? Todo apunta a eso, pero tras haber desafiado, burlado y desnudado al poder.

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