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Facebook bloquea video de enfermo que decidió transmitir su muerte

El francés Alain Cocq padece una extraña y dolorosa enfermedad que no tiene cura. A sus 57 años, luego de que se le negara el suicidio asistido, decidió dejar de alimentarse hasta morir y difundir su agonía por Facebook

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PHILIPPE DESMAZES / AFP
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Alain Cocq, un francés de 57 años, aquejado de una enfermedad incurable y al que se le negó el suicidio asistido, decidió dejarse morir en directo en Facebook pero la red social bloqueó el sábado la difusión del video de su agonía.

Con una enfermedad sin nombre muy dolorosa, Alain Cocq había anunciado el viernes poco después de medianoche que dejaba de tratarse, alimentarse e hidratarse.

«El camino del alivio empieza y, créanme, estoy feliz», declaró este habitante de Dijon (este) en su cuenta de Facebook. «Sé que los días que me esperan serán difíciles pero tomé mi decisión y estoy sereno», agregó este activista por una «muerte digna», que con este gesto pretendía denunciar las carencias de la ley sobre el final de la vida en Francia.

Pero la red social bloqueó el sábado a mediodía la difusión del video. «Aunque respetamos su decisión de querer atraer la atención sobre esta compleja cuestión, en base a los consejos de expertos hemos tomado medidas para impedir la difusión en directo en la cuenta de Alain, pues nuestras normas no permiten la representación de intentos de suicidio», declaró el sábado a la AFP un portavoz de Facebook.

«Facebook me bloquea la difusión video hasta el 8 de septiembre», declaró Alain Cocq en su cuenta. «Juzguen ustedes mismos», escribe este hombre, dirigiéndose a quienes le apoyan antes de dar la dirección de Facebook Francia en París para «hacer saber lo que piensan de sus métodos para impedir la libertad de expresión».

«Se activará un sistema alternativo en 24 horas» para difundir el video, aseguró.

¿Suicidio?

Facebook cuenta con reglas muy detalladas: si bien no prevén disposiciones específicas sobre el final de vida, son en cambio muy estrictos en cuanto a los contenidos que pueden parecerse a una promoción del suicidio o de la automutilación. Casos que abarcan la eutanasia o el suicidio asistido.

«Esto no es un suicidio», había insistido el enfermo, recordando que es católico.

Postrado en una cama, sufriendo un martirio debido a la enfermedad que le consume desde hace años, el hombre había apelado al presidente Emmanuel Macron, pidiéndole que le ayudara a morir y que autorizara un suicidio asistido por un médico.

«Su deseo es solicitar una ayuda activa para morir que hoy no está permitida en nuestro país», escribió Macron en una carta, en la que le transmitió su apoyo y su respeto.

34 años de dolor

Alain Cocq sufre una enfermedad extremadamente rara, sin nombre, que hace que las paredes de sus arterias se peguen, provocando una «isquemia»: un paro o insuficiencia de la circulación sanguínea en un tejido o un órgano.

Paralizado por dolores que no cesan desde hace 34 años, Cocq habría deseado que le suministraran una sedación profunda.

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Muchos internautas dieron su apoyo al enfermo. «La ley Cocq llegará, estoy segura», escribe una mujer, convencida de que su acción permitirá una evolución de la ley francesa Claeys-Leónetti de 2016, que solo autoriza la sedación profunda para personas que se hallan a pocas horas de una muerte segura.

Aunque el propio Cocq se considera «en fase final desde hace 34 años», no puede probar que su muerte es inminente.

El activista por la muerte «digna», que realizó varias giras en Europa en silla de ruedas para abogar por su causa, decidió decir «basta», como explicó recientemente a la AFP.

«Alain fue reanimado ya nueve veces», detallaba el viernes Sophie Medjeberg, vicepresidenta de una asociación de apoyo a discapacitados.

«Y cada vez con una nueva degeneración. Ya no hay esperanza. Está encerrado en su cuerpo», añadió Medjeberg, que espera que su caso provoque un «electroshock» que permita «autorizar el suicidio asistido como en Bélgica o en Suiza».

«Ocho de cada diez franceses están a favor del suicidio asistido», puntualizó.

El caso de Alain Cocq reavivó la polémica sobre la muerte digna en Francia, como ocurrió con Vincent Lambert, un enfermero en estado vegetativo que falleció en julio de 2019 tras recibir una sedación profunda, deseada por su esposa y un sobrino, y a la que se oponían sus padres.

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