Cultura

Alberto Naranjo: El Trabuco Venezolano es mi logro menos comprendido

Así lo escribió el fallecido músico, creador de la legendaria orquesta, en una semblanza sobre su obra publicada en un libro de Federico Pacanins

ALBERTO NARANJO
Publicidad

“El Trabuco, digo, es quizás mi logro musical más conocido, pero de seguro también de los menos comprendidos en cuanto a su intención y alcance”. Así lo expresó el músico Alberto Naranjo, fallecido el lunes 27 de enero de un paro cardíaco en su apartamento de Parque Central, en una semblanza que escribió él mismo en torno a su trayectoria en el libro de Federico Pacanins Primera persona: Quince perfiles de la música caraqueña del Siglo XX, editado por el Banco Industrial de Venezuela en 2003.

Por otra parte, en el citado texto Pacanins expone un apretado, pero muy completo resumen biográfico de este maestro, que dejó para la posteridad un apreciable legado musical:

“Arreglista, compositor, director de orquesta, baterista, percusionista, investigador, educador, conferencista, cronista urbano a través de la radio y prensa escrita, él, Alberto Naranjo, es un verdadero trabuco.

La estirpe musical le viene por su madre, la gran bolerista Graciela Naranjo, quien acompañara a Carlos Gardel en su celebérrima visita a Caracas.

Tiene en su haber la grabación de cinco discos de larga duración, producidos en estudio al frente del Trabuco Venezolano y luego condensados en dos compactos: Retrospectiva vol, 1 y Restrospectiva vol. 2, así como dos LP en vivo con el Trabuco Venezolano e Irakere de Cuba y los discos compactos Imagen Latina, Oblación, Swing con Son y Dulce y picante.

El investigador José A. Orellan ha dicho que fue Alberto Naranjo quien le dio ‘personalidad sonora’ a la súper banda de Venezuela, Guaco, y también quien le proporcionó al jazzista cubano Arturo Sandoval las partituras para el tema Mambo caliente, de la banda sonora de la película The Mambo Kings, que recibió una postulación para el Grammy Award.

Entre sus trabajos musicales recientes cabe destacar su contribución a la orquesta europea La Conexión Latina -donde confluyen músicos de diversas nacionalidades-, para la cual realizó los arreglos y asumió la dirección del disco Mambo Nights, y su aporte al trabajo El Nazareno, homenaje de la Saxomanía Salsa-Jazz Band al Sonero Mayor, Ismael Rivera”.

Mucho más que salsa

Volviendo a Naranjo y a su obra de mayor arraigo, el Trabuco Venezolano, él mismo lo conceptualizó de esta manera:

“El Trabuco Venezolano fue un proyecto de comando responsable de finales de los 70, compartido con Domingo Álvarez, Orlando Montiel y César Miguel Rondón. Una banda de ocasión, reunida fundamentalmente para grabar, con oferta de calidad en los arreglos y en una ejecución más cercana al jazz, a las orquestaciones de las mejores bandas de baile, que a la salsa típica de nuestro ambiente. Allí está El hijo del sonero, por ejemplo, con un solo de José ’Cholo’ Ortiz -que en paz descanse- comparable al mejor Eddie Palmieri o a Papo Lucca”.

Repliegue en bajo perfil

En sus últimos años, Naranjo estuvo de muy bajo perfil, aunque nunca dejó de lado la música, ya no solo como ejecutante, sino también como docente e investigador, luego de haber estado también como colaborador del diario El Mundo, desde 1999 hasta 2008, en donde mantuvo una columna con amenas crónicas sobre la música urbana caraqueña.

En agosto de 2017, y por iniciativa de la Fundación Madera, presidida por el músico y promotor cultural Noel Márquez, fue objeto de un homenaje en los espacios del Teatro Teresa Carreño, con motivo de los 40 años del Trabuco Venezolano y de sus 57 de carrera como músico. El tributo incluyó la celebración, durante varios días, de foros, conferencias, exposiciones, talleres, clases magistrales, conciertos al aire libre y dos galas de cierre, producidas por Franklin Rojas, que contaron con 50 músicos en escena interpretando lo más representativo del repertorio del Trabuco Venezolano.

Delia: “Fue un gran maestro”

Como un hito fundamental en su carrera, califica la cantante Delia la grabación de un disco que hizo en 1992 con Alberto Naranjo como arreglista y director musical, por lo que significó para ella en términos de crecimiento profesional.

-Federico Pacanins me llamó para hacer un disco que quería producir, de boleros cantados por una baladista. Cuando nos reunimos, entre los dos salió el nombre de Alberto Naranjo como el más idóneo para encargarse de los arreglos y la dirección musical, pues la idea era revestir varios de esos boleros con acordes jazzeados, pues él manejaba los dos idiomas, el del jazz y la parte latina.

De esta manera surge Cosas del alma, CD con 22 canciones, varias de ellas con la participación de eminente invitados especiales, haciendo dúos vocales o interviniendo como instrumentistas.

-Resultó una linda experiencia. Con Alberto aprendí lo que me faltaba aprender de música en los cinco meses que estuvimos trabajando. Me ayudó a hacer los scat de algunos boleros con pinceladas de jazz, así como las claves para interpretarlos. Fue un gran maestro para mí. Hice un dúo con Graciela Naranjo, la mamá de Alberto, en De mujer a mujer, de Esteban Toronjí. Ella, en sus 60 años cantando, nunca había grabado un disco, todo lo que había hecho era en vivo, así que imagínate lo emocionante que fue.

Con Aldemaro Romero como pianista hice dos boleros suyos, Como yo quiera, que él compuso cuando tenía 17 años, y otro de los más recientes, Ahora que hay amor de nuevo, con un arreglo orquestado para combo de jazz, mientras que de Aníbal Abreu canté Estoy triste, el primer bolero que creó.

Con toques de excelencia

-De Alberto fue la idea de que cantara Mi calvario, que hiciera inmensamente popular el Sexteto Juventud en 1972. Lo interpreté con Tabaco Quintana, compositor y solista de ese grupo. Las referencias a El Ratón y otros expresivos sonidos de aquella época, los utilizó eficazmente el maestro Naranjo, dándole al tema un toque muy especial. Un bolero del maestro Billo Frómeta, Dónde, adquirió matices insospechados en clave de jazz, respaldada por las voces de Fusión 4, un cuarteto vocal, con el cual interpreté también Perdí un amor, un bolero que tenía engavetado Alí Agüero, su compositos y padre de Kodiak, uno de los integrantes del coro, en un formato curioso de cello, bajo, bongó y voces.

Estas son apenas algunas de las muestras del toque de original excelencia que tuvo esta grabación, gracias a la maestría de Alberto Naranjo como director y arreglista, y al buen gusto de Federico Pacanins como productor. Sin duda, un álbum antológico de eterna vigencia.

-Ese disco para mí fue una universidad, no solo por el reto que significó hacerlo, sino que además en su elaboración pude aprender lo que no sabía del jazz y el bolero. ¿Es que acaso se puede pedir más? Sin duda, ha sido uno de los hitos de mi carrera.

Los restos de Alberto Naranjo permanecen en la Funeraria Loira, en El Paraíso, y a las 10 de la mañana de este 28 de enero serán trasladados al Cementerio General del Sur para darles sepultura.

Publicidad
Publicidad