Venezuela

Maduro, gran derrotado el 6D, queda bajo amenaza de un referendo revocatorio

El presidente Nicolás Maduro, heredero político del difunto Hugo Chávez, luce hoy como el gran perdedor de la jornada del 6D, en la que los venezolanos escogieron una nueva Asamblea Nacional con clara mayoría opositora.

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Foto: Fabiola Ferrero

Este es el primer cambio importante en el mapa político del país en 17 años.

El propio presidente llevó esta contienda al terreno del  plebiscito, a una dicotomía entre el modelo que él mismo encarna por legado de su “padre político” y entre una opción que el discurso chavista llama “la derecha”, la “ultraderecha maltrecha”, entre otros epítetos que incluyen desde “oligarcas” hasta “traidores a la patria”.

Ahora, que su discurso incendiario y excluyente ha sido parcialmente derrotado, se supone que debería iniciarse un proceso de cambios a mayor escala, o al menos una convivencia obligada con los despreciados rivales políticos.

Apenas anunciados los resultados parciales que mostraban una paliza contra el chavismo, Maduro habló en cadena nacional rodeado de sus candidatos, los ganadores y perdedores.

“Me siento tranquilo con mi conciencia, totalmente tranquilo con mi alma porque he hecho y hemos hecho todo lo que hay que hacer para proteger al pueblo”, dijo en un largo discurso donde justificó la derrota como resultado de lo que llama «la guerra económica».

«En Venezuela no ha triunfado la oposición, circunstancialmente ha triunfado una contrarevolución en puertas”, dijo al afirmar que se ha impuesto ese escenario «de guerra».

Afirmó que viene en los próximos meses «un plan para desmontar el estad0 social de derecho» e insistió en que defenderá «como sea, con la Constitución en la mano y con nuestra propia vida» el modelo chavista.

La mayoría amplia que sacó la oposición podría animar a los más radicales a solicitar un referendo revocatorio que anticipe las elecciones presidenciales del 2019.

Maduro prometió rectificar lo que haya que rectificar y abogó por la unión de sus bases partidistas.

«Mi llamado es a todos los revolucionarios incluyendo aquellos que no votaron, nosotros somos la garantía de la paz de este país», afirmó en un todo apagado, apologético, intentando devolver la moral a sus menguadas tropas.

-Ahora es que esto empieza-

Pero Maduro es un hombre desprovisto del carisma y el don del verbo que poseía el militar ex golpista Hugo Chávez. Ha llevado la Presidencia como una cruz desde hace tres años, cuando su jefe, en el corredor de una enfermedad terminal, dejó claro “como la luna llena” que su ex canciller tomaría el testigo del proyecto político llamado “la revolución bolivariana”.

“Hemos perdido una batalla hoy pero la lucha por la construcción del socialismo ahora es que empieza y esto lo agarramos nosotros como una bofetada para los tiempos futuros», dijo al definirse como un hombre de dificultades.

Maduro es acusado en silencio por sus colegionarios en el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) de haber dilapidado el capital político que le dejó Chávez.

Esa tesis fue constatada ya en marzo de 2013, cuanto el ex sindicalista de la compañía Metro de Caracas logró derrotar por apenas 200 mil votos a su contendor, Henrique Capriles, el candidato de la coalición Mesa de la Unidad Democrática, la misma que ahora dominará la Asamblea unicameral.

Pero ahora Maduro parece maniatado en la soledad de un poder debilitado. Su PSUV no tiene un “pop star” como el carismático Chávez, ni su inflada chequera de petrodólares. El país sufre la inflación más alta del mundo, una recesión que lleva dos años consecutivos -y apunta a encajar uno más, en 2016- y una escasez crónica de alimentos y productos básicos. Una feroz criminalidad incontenible se lleva por delante cada día decenas de vidas y cientos de millones de bolívares en pérdidas materiales.

Como colofón, los precios del petróleo han entrado en una sostenida tendencia bajista, parte de los ciclos acostumbrados en este mercado. El detalle: en estos años de gobierno chavista Venezuela extremó su dependencia al oro negro, que aporta 97 de cada 100 dólares por exportaciones que ingresan al país.

El descontento creciente se propaga entre los más pobres del país, muchos de ellos decepcionados por el curso que han tomado las cosas, y que viven añorando al difunto Hugo Chávez.

Los programas sociales heredados del militar populista, como la Misión Vivienda de entrega de casas y apartamentos por todo el país, los mercados a cielo abierto para vender a precios subsidiados miles de toneladas de alientos importados, o electrodomésticos a precios de hace cuatro años no han bastado.

Los beneficiarios totales de estos programas han subido al 25% de la población en 2015 contra 8% en 2014, según el estudio “Encuesta sobre condiciones de vida” firmado por las universidades Católica Andrés Bello y Simón Bolívar- Pero eso no es una buena noticia.

“El empobrecimiento masivo del país hizo que grupos beneficiarios que antes o no eran pobres o, al menos no lo eran de tipo extremo, hoy lo son. La «mejora» en la concentración (focalización) de los programas sociales se ha debido al extraordinario aumento de la pobreza no a una refocalización de los beneficiarios”.

El aumento de los beneficiarios se debe fundamentalmente a los que pueden aprovechar la Misión Mercal, de venta de alimentos subsidiados. “No estamos en presencia de un aumento de los programas sociales, sino de las personas que lo necesitan. Las misiones que han experimentado aumento son las de tipo asistencial”, señalan los expertos.

Días antes de esta elección era posible constatar el descontento de la gente ante la posibilidad de llegar a comprar en algunos de estos mercados a cielo abierto, donde la demanda desbordaba la poca cantidad de perniles, cestas básicas e ingredientes para las hallacas desataba comentarios de rabia inclusive en feudos del “chavismo duro” como el centro y el oeste de Caracas.

El contrapeso que neutraliza esos programas son la espantosa crisis que ha pulverizado el congreso real de los asalariados; la tercera mayor tasa de asesinatos del mundo por cada 100 mil habitantes; la única recesión de esa magnitud fuera del Africa subsahariana; la peor escasez en América, y una de las peores en el mundo para un país en tiempos de paz; una parálisis del sistema industrial que tienen a las empresas trabajando a 50% de su capacidad instalada, según cifras de Conindustria, el gremio del sector.

Mientras, las importaciones han caído 42% con respecto al año pasado, según cálculos de economistas que usan como referencia la data de nuestros principales socios comerciales ante la ausencia de información de organismos como el Banco Central de Venezuela y el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Ya en agosto, antes de la recta final de la campaña los encuestados coincidían en que la situación económica y la escasez eran los principales problemas del país. El 46% responsabilizaba directamente a Maduro y 13% a su gobierno.

El “comandante eterno” es como aquellas estrellas de rock que siguen apuntando ventas millonarias desde el más allá. Muerto como está ostenta una “popularidad” cercana a 60% según la firma encuestadora Datanálisis.

Pero a Maduro y sus seguidores poco le ha servido esa “necrocracia”. Este gobierno desde el más allá incluye invocaciones constantes, un culto a la personalidad que pasa por nombrar cada cosa pública con los cuatro nombres del expresidente, con encarnaciones en pajaritos y libros…pero Maduro no ha logrado facturar con este discurso.

«Creo que la oposición presionará a favor de un cambio en la política económica  en lo inmediato», opinó el politólogo Jhon  Magdaleno.

«Un sector de la oposición presionará simultáneamente por un cambio político en el corto plazo. La prioridad para el país será encarar exitosamente la crisis», agregó  el experto en opinión pública.

– Camino del llano vengo –

Algunos analistas políticos apuestan que en los próximos meses Maduro podría ser sacrificado como “el novillo de los caribes”.

En los llanos americanos del sur, cuando van los arrieros comandando una punta de ganado y tiene que cruzar un río plagado de voraces caribes, suelen darle un machetazo al animal más debilitado por el viaje, aquel de patas cojas o gusaneras. Cuando los peces carnívoros se aprestan a devorar la carne flaca, los arrieros aprovechan para seguir su camino en paz con el ganado a salvo.

Otros prevén un escenario más benévolo.

«Una Asamblea Nacional bajo control de la oposición, en la que Diosdado Cabello no sea ya el presidente despejará las resistencias internas para que Nicolás Maduro pueda tender puentes con los factores de la oposición política y del sector empresarial privado, a lo cual se ha opuesto el actual presidente de la AN y hombre fuerte del PSUV», opinó el economista Víctor Alvarez, Premio Nacional de Ciencias Sociales y ex ministro de Industrias de Hugo Chávez.

«Maduro sabe que con la AN en contra la única manera de evitar un referendo revocatorio y completar su periodo presidencial es a través de un gobierno de coalición que facilite la adopción de las medidas de estabilización económica que no se tomaron porque el propio PSUV se opuso, al atribuirle un impacto popular, con un costo político que el resultado electoral demostró que no se pudo evitar», agregó en un primer análisis para El Estímulo.

«Maduro seguirá siendo el presidente de la República, pero Cabello dejará de ser el presidente de la Asamblea. El gran ganador en la confrontación interna es Nicolás Maduro y el gran perdedor será Cabello, quien deberá también dejar el control del PSUV a Maduro», agregó.

Más dura en su apreciación ha sido Ana Elisa Osorio, una ex ministra de Hugo Chávez que dijo en días recientes que si el PSUV era derrotado en estas elecciones debería pedirse la renuncia del gabinete de Maduro.

“Todos aceptamos la decisión del presidente Chávez en cuanto a su sucesor, era importante que fuera respetado quien pudiera seguir este proceso. Ahora, una cosa es ser el elegido del presidente Chávez y otra cosa es ser presidente. Es muy difícil sustituir un liderazgo como el que tenía Chávez”, dijo Osorio al medio argentino Infobae cuando las encuestas anticipaban este triunfo.

“Creo que si en las elecciones tenemos un resultado adverso, debemos pedir la renuncia de la dirección del partido. Y no sólo la renuncia de la dirección del partido, sino del gabinete del presidente Nicolás Maduro”, agregó.

En los próximos días chavistas y opositores calibrarán los alcances y consecuencias de estos resultados. Por lo pronto, se estima que el gobierno intentará minimizar la derrota. En una jugada maestra liberarán a Diosdado Cabello del trance de recibir una cucharada de su propia medicina o golpes de su propio garrote como diputado de una bancada minoritaria.

El capitán Cabello considerado por algunos como el verdadero hombre fuerte del chavismo iría a la vicepresidencia de la República. Desde allí, en caso de que prosperara un hipotético referendo revocatorio contra Maduro podría completar el mandato hasta el año 2019.

Maduro, mientras tanto, sería reconocido por sus estrechos seguidores como un hombre que enfrentó muchas dificultades, entre ellas lo que el discurso chavista llama “una guerra económica”, para explicar la grave crisis económica. Una crisis sin respuestas oficiales más allá de los promocionados actos de fiscalización a punta de bayonetas, y más controles de esos que atacan las consecuencias, no las causas del problema.

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