Deportes

Andrés “Chepito” Rodríguez cabalgará en el corazón de la delegación venezolana

A partir de este viernes, 86 guerreros criollos dejarán el corazón en cada espacio deportivo de Río de Janeiro. Mientras, desde el Centro Olímpico Ecuestre, el alma de Andrés Rodríguez los acompañará, con el ánimo y la sonrisa que lo caracterizaban, y que cada persona que lo conoció guarda en su memoria.

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Fotografía: Archivo de Andrés Rodríguez

La ganancia es la semilla que siembras”, solía decir Andrés Rodríguez. Tal vez, al pronunciar estas palabras, aún no estaba consciente de los cientos de jardines que ya florecían con su ejemplo, su alegría y su luz. Con apenas 31 años de edad, el jinete venezolano, nacido en Barquisimeto, estado Lara, figuraba como el mejor atleta del deporte ecuestre de la historia del país.

Así lo respaldaban sus logros desde su niñez, cuando conquistó el Campeonato de Salto infantil de la Federación Ecuestre Internacional; hasta su etapa adulta, cuando se colgó la presea dorada en el salto por equipos en los Centroamericanos y del Caribe en Mayagüez (PUR) en 2010; se proclamó monarca en la prueba individual en los Juegos Suramericanos en Medellín (COL), el mismo año; logró el oro junto a su equipo y la plata individual en los Juegos Bolivarianos en Lima, Perú 2013; y consiguió su anhelado cupo a los Juegos Olímpicos de Río, tras ganar la medalla de plata en los Panamericanos de Toronto 2015.

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Un accidente automovilístico en enero de 2016, en Wellington, Florida (donde residía), lo arrancó del plano terrenal y deportivo; mas no de los corazones de quienes lo vieron crecer y triunfar.

“Andrés era un muchacho simpatiquísimo. Lo conocí cuando era un niño; era contemporáneo con mis hijas, y por eso lo veía como un hijo más. Su muerte es una pérdida terrible para el ecuestre”, expresa Patricia Velutini, presidenta de la Federación Venezolana de Deportes Ecuestres, quien da testimonio de la calidad humana de “Chepito”, como le llamaban cariñosamente.

“Era un niño excepcional. Dedicado a su deporte, maduro, buen amigo, hijo, compañero. Se preocupaba siempre por todo su equipo. Solo puedo decir cosas buenas de él”, acota la directiva.

Esta impresión se replicaba, sin duda, en el ámbito profesional. “Andrés era muy perseverante. Entendió muy bien como debía manejarse para obtener logros y lo aplicó. Era inteligente y tenía sus metas claras. Vaticinábamos muy buenos resultados con su participación en los Juegos”, afirma la rectora del ente que, posterior a su muerte, le concedió la Orden Honor al Mérito. “Chepito era una persona extraordinaria. Todos los que lo conocimos lo sabemos, lo sentimos. Se merece todos los homenajes que le han hecho; todo lo que nos ayude a preservar su recuerdo, el recuerdo de un hombre tan humano y de tan buen corazón”.

Una huella imborrable

El carisma de Andrés Rodríguez conquistó al mundo entero en incontables oportunidades. Su amplia sonrisa, su facilidad para abrazar, su mirada expresiva y alegre, eran el reflejo del alma noble de un atleta apasionado por su carrera, su familia y sus caballos.

“¡Es un día increíble! Se podría decir que solo hay una persona que podría ser más feliz que yo hoy, y ese es el ganador. ¡Apostaría que soy más feliz!”, expresó con una alegría contagiante, tras lograr la presea de plata en los Panamericanos de Toronto.

Así recuerdan todos a “Chepito” –seudónimo adquirido de su madre, apodada “Chepita”-, espontáneo, transparente.

Con cada uno de sus gestos sinceros supo ganarse el corazón, incluso, de fanáticos del ecuestre mundial. Muestra clara de ello fue la celebración que estremeció las tribunas en el Irlanda Dublín Horse Show, cuando al culminar su presentación, digna de la medalla de plata, se quitó la chaqueta para mostrar su franela del equipo de rugby local, mientras montaba a su querido “Caballito”.

Fuera de la arena, su compromiso con el ecuestre era total.

“Estimada Patricia y Equipo Plancha 2: Los felicito por el esfuerzo y dedicación y les deseo mucha suerte en su periodo como encargados. Es una responsabilidad que tenemos juntos y siempre estaré a la disposición para ayudar a levantar el deporte a nivel nacional, internacional, profesional y amateur. Un saludo grande y espero empezar a trabajar pronto”, fue uno de sus últimos mensajes en sus redes sociales, apenas mes y medio antes de su muerte, tras la elección de Patricia Ventulini como presidenta de la FVDE.

En casa, su mayor alegría era su esposa, Clementine Goutal, con quien contrajo nupcias el 5 de diciembre de 2015 –apenas un mes antes de su fallecimiento el 4 de enero.

“Clementine y yo disfrutamos de este deporte”, declaró meses antes de su boda a medios internacionales. “En el ecuestre, se termina perdiendo más de lo que acabas de ganar, así que hay un montón de días frustrantes, y Clementine es increíble. Cada día está allí para apoyarme”.

 Su espíritu estará en Río

En honor a sus incontables logros, Andrés Rodríguez estará presente –de manera simbólica- en los Juegos Olímpicos (donde será sustituido en competencia por el experimentado jinete Pablo Barrios). Su acreditación e indumentaria viajaron con el resto de los atletas.

“En mis manos tengo la acreditación de Andrés, que emitió el Comité Olímpico Venezolano, y el mono que debió haber usado en Río. Consideramos que era un gesto lindo y emotivo entregárselo a su familia, en honor a su carrera y frutos”, señaló Joseba Barreda, jefe de la misión venezolana en la magna justa.

Detalle agradecido por quienes lo conocieron de cerca. “Este es un bellísimo homenaje del COV”, señaló Velutini. “Estoy segura que Andrés hubiese portado ese uniforme con mucho orgullo”.

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