Venezuela

"Arrechera": la palabra de los invalidados

El pasado 10 de junio, el Consejo Nacional Electoral (CNE) dio a conocer el informe en el que 605.705 firmas quedaron invalidadas por distintos motivos; personas cuya voluntad fue anulada y que no podrán autentificar su "opinión" en esta primera fase. Una palabra, más venezolana que la arepa que ya no se come, describe lo que ellos sienten: "arrechera".

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Foto: EFE (Archivo)

La concentración para los «invalidados» o «excluidos», convocada este domingo 12 de junio por la MUD en Parque Miranda, reunió a una muchedumbre de individuos que al ingresar su cédula de identidad en el registro del CNE obtuvieron la siguiente respuesta: «El número de cédula ingresado no cumplió con uno o más de los criterios de validación aprobados por el CNE».

Estos criterios, entre los que se encuentran haber escrito incorrectamente el nombre de Nicolás Maduro o el del cargo de presidente de la República en el encabezado de la planilla, haber plasmado la huella sin la correcta impresión en la hoja, o haber firmado en un estado distinto al que votan, redujeron las firmas a un total reconocido por el Poder Electoral de 1.352.052 «registros” que deberán ser validados.

La palabra que deambuló entre los presentes en Parque Miranda, con sufijos, prefijos y modalidades varias fue: «arrechera».

Flor Parra firmó en Chacaíto porque tiene cuatro meses sin aceite, harina pan o leche, porque no consigue dos de los medicamentos que tiene que tomar de por vida y porque sencillamente pasa hambre. Su rúbrica fue invalidada, las palabras que salen de su boca se contagian más rápido que el zika. Está «arrecha» porque la situación es «inaguantable» y no tiene para comer, porque al igual que su familia ha adelgazado gracias a una dieta involuntaria de plátano y «lo que sea sancochado». Está más que dispuesta a firmar en la siguiente recolección de voluntades para la consulta que corresponde al 20% del Registro Electoral.

Lourdez Cruz le agrega sufijos a la palabra repetida: «estoy arrechísima», dice. A ella también le invalidaron la firma que plasmó en un centro de recolección de Macaracuay; sin embargo, volverá a firmar cuantas veces sean necesarias. Y así la historia se repite.

Martina Mora y Rosa Mora forman parte de esos 605.705 venezolanos excluidos del proceso de autentificación; solo están esperando que les digan fecha para volver a firmar.

Anibal Manrique firmó en Santa Eduvigis, la invalidación de su rúbrica para él «es como si no tuviera opinión». Sentimiento parecido a la impotencia que embarga a Amanda Fernández, de 64 años de edad, quien firmó en la Plaza de Cristo y al igual que su hijos, que firmaron en Oriente, le invalidaron su firma.»Voy a firmar a todo lo que me digan porque estoy molesta con esto que está pasando», señala.

Milena Valera firmó en Chacao en la sede del partido Acción Democrática (AD), no encuentra razón para que le invalidaran su firma. «Nosotros, toda la directiva y el Comité Ejecutivo Municipal, votamos ahí -en la sede- y de la misma lista nos anularon 15 firmas», explica. No es el caso de una empleada del sector público que prefirió reservar su nombre, a ella le consta que el firmante del cuadro colindante en la planilla tocó su campo, razón por la cual quedó invalidada.

Varias historias, mismo destino. Hay algo en lo que todos coinciden además de estar «arrechos» e invalidados, y es que van a firmar cuantas veces sean necesarias para que el referendo revocatorio se lleve a cabo… «y punto».

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