Venezuela

Asamblea Nacional: el epicentro de la lucha política en Venezuela

Luis Parra y Juan Guaidó están en una puja por el control del Poder Legislativo, el único poder que la comunidad internacional reconoce como legítimo. El oficialismo ve en Parra un camino para legitimar sus acuerdos con Rusia, mientras que la oposición ve en Guaidó la única cuota de poder en el escenario político

elecciones La Asamblea Nacional puede ser el bastión de lucha de la oposición o el legitimador de los negocios de Maduro
EFE/ Miguel Gutiérrez
Publicidad

La Asamblea Nacional debía elegir una nueva junta directiva el domingo, 5 de enero, que tomara las riendas del poder legislativo durante 2020.

Las fuerzas en el Legislativo apostaban a la reelección de Juan Guaidó, a quien casi 60 países reconocen como presidente de encargado de Venezuela. Ese día un bloqueo por partes de las fuerzas del Ejecutivo chavista al Palacio Federal Legislativo impidió la realización normal de la sesión.

Por el contrario lo que sucedió fue la autoproclamación de Luis Parra como presidente del Parlamento. Ese día se abrió un nuevo campo de batalla, una puja por el poder político en Venezuela.

Fueron los mismos diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) los que apoyaron a Parra durante su proclamación el domingo. Mientras tanto, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB)  y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) prohibía el paso de Guaidó y otros 99 diputados al hemiciclo.

Parra es uno de los diputados de “oposición” que el portal Armando.Info señaló como parte de una trama de corrupción que involucra a los empresarios detrás de las cajas y tiendas CLAP, método de control social y de distribución de alimentos del régimen de Maduro.

El artículo generó tal repercusión que incluso los diputados oficialistas tildaron a este grupo de funcionarios de “corruptos”.

Fue el martes 7 de enero cuando finalmente Guaidó pudo ingresar al Palacio Federal Legislativo, tras superar los bloqueos de los cuerpos de seguridad. Ese día se llevaron a cabo dos sesiones: una liderada por la oposición y previamente y sin quórum una por Parra.

Hasta el momento, la Asamblea de Parra solo fue reconocida por Nicolás Maduro y el gobierno ruso, mientras que la reelección de Guaidó fue aceptada por más de medio centenar de países, encabezados por Estados Unidos. La mayoría de los países de la comunidad internacional coinciden en un punto: lo que hizo Parra fue ilegal y orquestado.

La validez y la ilegalidad de los hechos

En términos políticos la directiva de Parra puede ser tan válida como la Constituyente. Pero, la proclamación sin el quórum necesario e impidiendo la participación de parlamentarios de oposición en el hemiciclo, es ilegal.

Estas acciones solo profundizan la compleja situación política que atraviesa el país, señaló Gabriel Flores, politólogo de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Aunque los números respaldan la reelección de Juan Guaidó como jefe de la Asamblea Nacional, el régimen de Nicolás Maduro creó una muralla institucional a través del desacato, que usa para desconocer al poder legislativo.

Guillermo Aveledo, politólogo de la UCV, reconoció que Parra está actuando desde una perspectiva absolutamente oficialista, pero que pareciera ser una pieza irrelevante para el chavismo.

El régimen de Maduro apuesta por generar confusión entre la oposición y aferrarse – aún más – al poder, pero también busca un marco legal para sus negociaciones con Rusia.

En la comunidad internacional, el único país que reconoció a Parra como presidente de la Asamblea Nacional, fue Rusia. Los regímenes de ambos países consiguieron a través de él una ventana para legitimar sus acuerdos, pactos que el Parlamento opositor se niega a firmar desde 2015.

Rusia y Venezuela: la imposición del autoritarismo

La federación rusa tiene enormes vínculos económicos con Venezuela: desde la compra de materiales hasta la asesoría militar, Rusia está involucrada a fondo con el régimen de Maduro.

“El interés ruso, en última instancia, es allanar una vía (…) para conseguir una validación del endeudamiento venezolano”, explicó Aveledo.

Señaló que la intención de Rusia es apoyar al régimen de Maduro, que está tan endeudado con el Kremlin que difícilmente ponga en peligro sus intereses en el hemisferio.

Además, Aveledo aclaró que existe la intención de Rusia de profundizar el autoritarismo político en Venezuela. Aseguró que esa es una de las principales metas rusas.

“Rusia no tiene intención de equilibrio, ni de desarrollo en Venezuela”, manifestó Aveledo.

Por otro lado, Gabriel Flores explicó que al gobierno ruso le conviene la permanencia del conflicto en Venezuela por las implicaciones regionales que acarrean. Indicó que los rusos no solo afianzan su presencia en el hemisferio, sino que entorpecen las actividades de Estados Unidos en la región.

El reconocimiento de Rusia hacia la directiva de Parra no es más que la ratificación de la actitud del Kremlin ante la democracia en Venezuela, que intenta generar una percepción de regularidad, legalidad e incluso, legitimidad sobre las negociaciones entre ambos países.

Más allá del reconocimiento de Rusia, el intento de Parlamento de Parra despertó en la comunidad internacional indignación a gobiernos que tradicionalmente son neutrales o en todo caso más indiferentes al gobierno bolivariano.

“Ahí hay algo, un logro importante. Creo que la reacción ha sido hasta este momento suficiente, pero, de nuevo, seguimos en la misma dinámica de hace unos meses”, dijo Aveledo.

Juan Guaidó cuenta con el apoyo de la mayoría de las democracias del mundo, pero su popularidad dentro de Venezuela disminuyó considerablemente -hasta 20 puntos porcentuales- desde inicios de 2019.

Vamos bien… ¿o no?

Hasta el 7 de enero, la oposición estuvo en una especie de “pausa”. Ahora deberá reorganizarse si espera retomar su espacio en la Asamblea Nacional.

Tanto Flores como Aveledo coinciden en que la oposición venezolana debe pensar en cómo enfrentar unas posibles elecciones parlamentarias este año. Ambos politólogos ven con preocupación que no exista una clara cohesión entre los partidos que apoyan a Guaidó.

Para Flores es evidente el complejo problema de intereses particulares que existe entre ciertos actores de la oposición.

Indicó que esto dificulta llegar a un quiebre dentro del chavismo, que es principalmente sostenido por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

Por su parte, Aveledo criticó que se inicie una ola de presión en este momento. Previo a la entrada de Guaidó y los diputados de oposición al hemiciclo el 7 de enero, las convocatorias de calle no cumplieron las expectativas.

“Hay unas asambleas locales, unas asambleas importantes que están haciendo los diputados, pero la movilización requiere primero de la activación de una organización que no sé si está muy prematuramente hecha, pero pareciera un poco improvisada”, dijo Aveledo.

Todo este escenario recuerda al “Carmonazo”, pero Aveledo estableció que la principal diferencia entre ambos eventos es el apoyo militar.

En abril de 2002, cuando manifestantes intentaron llegar hasta Miraflores, Pedro Carmona Estanga se juramentó como presidente encargado la noche del 11 de abril. Los hechos generaron una serie de cambios políticos en el país que moldearon la situación socio-política hasta la actualidad.

Aveledo rechazó la posibilidad de que Guaidó entrara al Palacio de Miraflores de la forma en que ingresó a la Asamblea Nacional hace una semana.

«Se trataría de un escenario donde el quiebre del poder y el cese de la usurpación habría llegado, pero no veo evidencias de que eso vaya a ocurrir».

Publicidad
Publicidad