Venezuela

Así cayó el "enemigo público número 1", Óscar Pérez

Seis meses después de su espectacular aparición en la vida pública, el gobierno sacó todas sus municiones contra el ex funcionario del Cicpc. Testigos solo pueden calificar la escena como una de guerra.

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Foto: AFP / INAKI ZUGASTI / Archivo

El 19 de diciembre de 2017, el presidente Nicolás Maduro se refirió desde una reunión, al asalto ocurrido en un comando de la Guardia Nacional ubicado en San Pedro de Los Altos en Los Teques, estado Miranda, y que se atribuyó el ex funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalisticas (Cicpc), Óscar Pérez a través de un video.

Allí, Maduro advirtió que «donde se aparezca (Oscar Pérez), le he ordenado a la Fuerza Armada ‘plomo’ con los grupos terroristas. Tolerancia cero con estos grupos que amenazan con armas la paz del pueblo».

Y tal parece que la orden fue cumplida. Pérez fue muerto a media mañana del lunes pese a que poco antes había anunciado a través de grabaciones en Instagram que quería rendirse y entregarse junto con su grupo.

Desde la madrugada, un operativo ejecutado por agentes de las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana (FAES-PNB); del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin); de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y de la Guardia Nacional, tomó la zona conocida como Araguaney, ubicada en el kilómetro 16 de la carretera de El Junquito, en el municipio Libertador.

Tanquetas, motos, camionetas, ambulancias y todo tipo de vehículo blindado con funcionarios fuertemente armados y en su mayoría encapuchados, subían tanto por la carretera vieja como por la nueva. Los efectivos también tomaron taxis para llegar a la escena del suceso, al igual que vehículos particulares. Su misión consistía en dar de baja al grupo liderado por Óscar Pérez, según una fuente ligada al operativo.

En la entrada de la carretera nueva, los autos particulares eran revisados por funcionarios de la PNB mientras los medios de comunicación eran retenidos en la entrada. A la par que esto ocurría, habitantes del kilómetro 16 salían a tomar dicha vía. Protestaban contra el operativo, el hambre y la inseguridad. Además, a favor de Óscar Pérez.

José Ortiz relató cómo se escuchaban las detonaciones desde primeras horas del día y cómo tuvieron que salir, él y su familia, de su hogar ante lo que ocurría. Criticó además el despliegue para perseguir  al ex funcionario, mientras que la inseguridad tiene azotada a la población.

Otros «vecinos», negaron la versión del enfrentamiento.

María Sánchez asegura vivir cerca de la casa donde se ocultaba Pérez y su grupo. Relató que se escuchaban gritos -incluso de niños- pidiendo que no dispararan, pero los funcionarios de los cuerpos de seguridad hacían caso omiso a las peticiones de quienes estaban en la vivienda rodeada.

Mirelys Lira manifestó su apoyo a Pérez porque «es el único que está haciendo algo para salir del Gobierno. ¿Cómo es posible que nosotros nos estemos muriendo de hambre y nadie haga nada? Aumentan el sueldo en 200 mil bolívares y, ¿cuánto cuesta un kilo de carne? Oscar Pérez es el único que ha demostrado que le importa el pueblo y por eso estamos aquí apoyándolo», expresaba.

Todos rechazaban el corte de servicios como luz y teléfono y que fuesen tratados como «delincuentes».

Alrededor de la 1:30 PM, los habitantes del sector donde estaba desplegado el operativo protestaron y fueron dispersados por la Guardia Nacional, que lanzó bombas lacrimógenas.

Las personas se replegaron y luego se volvieron a colocar frente a la entrada del sector Araguaney y pitaban a cuanto vehículo con funcionarios pasaba por el lugar. A eso de las 2:15 pm, llego una furgoneta del servicio forense. Entró y, a los pocos minutos, salió a todo velocidad. La siguieron varios funcionarios encapuchados del FAES.

Media hora más tarde, entró una ambulancia y un vehículo táctico del Conas. A la par, las personas se reagrupaban de nuevo, en el límite del kilómetro 15 y el 16 y haciéndose con cauchos y palos de madera, montaron una barricada a la que prendieron fuego. Esto impidió el tránsito y obligó a los vehículos a devolverse de lado y lado.

Los manifestantes gritaban «tenemos hambre» y «Viva Óscar Pérez. Óscar, Óscar». Llamaban a los vecinos a unirse y se aseguraban unos a otros que, «si detienen a uno, vamos todos a rescatarlo». En el lugar había jóvenes y señoras mayores. La protesta duró poco más de veinte minutos porque un contingente de la Guardia volvió a dispersarlos con bombas lacrimógenas.

Tras levantar la barricada, los militares hicieron un cordón en la entrada de la urbanización Araguaney y también establecieron una alcabala en el kilómetro 15.

Minutos después de haber sido dispersada la protesta, un tractor ingreso a la zona. Le siguieron otra furgoneta de servicios forenses y otro contingente de la Policía Militarizada. Pasadas las 5 de la tarde varios vecinos, que prefirieron no identificarse, señalaron que el servicio de telefonía había regresado y que ya no se escuchaban las detonaciones. Fue un procedimiento que duro poco más de diez horas sin que existieran pronunciamientos oficialices claros, más allá del comunicado del Ministerio de Interior, Justicia y Paz que hablaba de dos fallecidos varios heridos y cinco capturados.

En la zona se palpaban dos sentimientos: miedo y cansancio.

Muchos tenían miedo de retornar a sus hogares. Aseguraban que muchos vecinos que se quedaron en sus casas, cercanas al lugar, fueron detenidos. Otros, expresaban su cansancio con la situación del país.

Todos coincidían en que Venezuela necesitaba «un cambio de gobierno».

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