Venezuela

Autoritarismo chavista de Maduro agrava quiebra financiera de Venezuela

El presidente Nicolás Maduro y el ala dura del chavismo avanzan en su propósito de aferrarse al poder absoluto en Venezuela y disolver definitivamente el parlamento opositor, mediante unas elecciones anticipadas que le echarán otra palada de cal a lo queda de democracia en Venezuela y consolidarán un régimen totalitario, con problemas económicos, coincidieron analistas consultados por El Estímulo.

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Foto: Archivo | Fabiola Ferrero | El Estímulo

La reelección del presidente el 22 de abril y posteriormente de parlamento, consejos legislativos de los estados y concejales, supondrían la hegemonía política total de Maduro y su plataforma militar y civil, pese a que según todas las encuestas tanto el presidente como su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) tienen un alto nivel de rechazo entre la mayoría abrumadora de la población.

Al llevar a cabo estas elecciones con la convocatoria de su Asamblea Constituyente –el cuerpo paralegislativo que le permite gobernar con poderes supremos- Maduro desafía una vez más a la comunidad internacional.

Unos 50 países desconocen los designios de esta constituyente, de modo que no solo el futuro presidente reelecto, sino hasta el parlamento y todo el aparato estatal ejecutivo de Venezuela estarán al margen del sistema internacional.

La disolución de hecho del parlamento a la mitad de su mandato será sólo el menor de los detalles, todo en medio del colapso de la economía que hará cuesta arriba para el chavismo conseguir dinero fresco para financiar el aparato estatal, los pagos de deuda, las importaciones y el gasto social.

El escenario político también dificultará encontrar una solución negociada al grave problema de deuda externa que sufre Venezuela, con un gobierno en moratoria y una crisis financiera que no podrá ser contenida ni con emisiones de monedas virtuales.

¿Cuál es entonces la situación actualizada para los próximos meses? Algunos expertos consultados por El Estímulo coinciden en que viene más autoritarismo, violencia social y quiebre institucional. El país apenas comienza a entrar en el ojo del huracán.

“El régimen que preside Maduro ha llegado al punto en el que no puede ganar limpiamente unas elecciones pero está determinado a seguir en el poder. Por tal razón se siente obligado a cerrar todas los resquicios de libertad y democracia que aún quedaban abiertos” señala el profesor Miguel Ángel Martínez Meucci, experto en conflictos, consultor y actualmente catedrático de Estudios Políticos en la Universidad Austral de Chile.

“La presencia de un parlamento electo popularmente en manos de la oposición constituye aún un obstáculo relevante en ese sentido”, dijo.

En 2017 las protestas se desataron precisamente cuando Maduro pretendió sortear de una forma inconstitucional a la oposición de la Asamblea Nacional, cuando intentaba financiarse dándole mayor poder a los rusos en el negocio petrolero en Venezuela, sin la autorización del poder legislativo, recuerda Martínez Meucci.

“Controlando a la brava todas las ramas del poder público no sólo aspiran volver a un control absoluto del poder público, sino también a desarticular totalmente cualquier intento organizado de oposición”, agrega.

Las evidencias indican que tras el fracaso del diálogo en República Dominicana Maduro y la nomenclatura chavista están determinados a “correr hacia adelante” e imponer más autoritarismo, desafiando inclusive a la comunidad internacional. La pregunta es si la crisis política de Venezuela está en un punto de no retorno y en las condiciones actuales viene más autoritarismo de corte africano.

“Desde mi punto de vista, sí es un punto sin retorno porque ya no hay forma de que este régimen deje de ser autocrático: permitir ese giro implicaría necesariamente aceptar su salida del Estado”, señala al respecto este experto.
“Pienso que el objetivo inicial del núcleo central de dirigentes del chavismo (políticos que se ven a sí mismos como revolucionarios, pasando por el propio Chávez) fue siempre consolidar un cambio profundo en el modelo político, social y económico de la nación, cambio que, por supuesto, les permitiría a ellos eternizarse en el poder”.

«Y el carácter ‘africano’ al que he aludido tiene que ver con que dicho proyecto, en vez de fortalecer el aparato del Estado mediante la centralización de todo el poder en el mismo, parece estar degenerando más bien en la desarticulación del aparato público y en la creación de «zonas grises» especialmente propicias para el crimen, la explotación atroz y descontrolada de recursos naturales y la caída de la nación en una situación de ‘estado fallido'», alerta.

Sobre la creciente “somalización” del país han alertado otros expertos, dirigentes gremiales, empresarios del campo y activistas de los derechos humanos.

Hoy en cada municipio del país florecen los caudillismos que controlan desde el movimiento de los alimentos, los programas sociales del gobierno central hasta el contrabando y el crimen organizado.

El llamado a darle muerte súbita al parlamento acarreará más sanciones.

“Es cuestión de horas que haya un nuevo pronunciamiento e algunos países” como los del Grupo de Lima, dijo un diplomático en Caracas al respecto.

Visto que las sanciones tampoco han ayudado en otros países a propiciar cambios políticos, y visto el radicalismo de Maduro y Cia, ¿es previsible entonces que el pueblo venezolano llevará la peor parte en un escenario aún peor?

Se lo preguntamos a Martínez Meucci.

“Ese es un riesgo cierto, dramático e inminente, por no decir que está ya en curso”, dijo sobre la somalización.

“La situación se parece cada vez menos a la de transiciones desde regímenes autocráticos a regímenes democráticos (Colombia 1957, Venezuela 1958, España 1975, Chile 1990) y en cambio se asemeja más a la de países que fueron sometidos a terribles hambrunas por parte de regímenes comunistas (Ucrania 1933, China 1960, Camboya 1978, Corea del Norte 1997) o enfrentamientos armados entre grupos rivales (diversos países africanos en momentos varios)”, dice en entrevista vía medios electrónicos».

“Parece demostrado el hecho de que hambrunas semejantes nunca tienen lugar en sociedades democráticas en las que las personas libres se pueden organizar para atender sus problemas básicos, sino que acontecen siempre bajo regímenes autocráticos o totalitarios. Mientras antes se asuma este riesgo por parte de la sociedad, el liderazgo democrático y la comunidad internacional, más factible será trazar planes de acción oportuna. El tiempo no corre a favor de la gente en este sentido”, agrega.

Mientras la situación se deteriora aceleradamente el caso Venezuela se convierte en un problema de toda América y ya por el mundo se ha esparcido la “nación venezolana”, formada por millones de personas que dejan masivamente su tierra impelidos por el colapso económico y social resultado de casi dos décadas de chavismo.

“Ya el mundo entero está tratando a Venezuela como un país paria”, señala Martínez Meucci.
“De momento, mientras se intenta orquestar en el hemisferio occidental una capacidad multilateral para gestionar la crisis venezolana, cada Estado intenta protegerse de los efectos ocasionados por esta Venezuela fallida y forajida. Es previsible la creación de una suerte de «cordón sanitario» por el cual se incrementarían los controles a los flujos migratorios y financieros, una reducción progresiva de los intercambios comerciales y una mayor conflictividad bilateral en temas de seguridad”, advierte.

“De seguir todo como va, presenciaremos verdaderas crisis de refugiados venezolanos en el extranjero, muchos de ellos en situación de parias o apátridas por estar privados por el régimen de Maduro de sus documentos de identidad y otros derechos civiles y políticos, mientras que en el país las probabilidades de que acontezcan una hambruna colosal y diversas formas de violencia política aumentarán con toda seguridad”, dice.

Otros analistas han advertido que después del 22 de abril se desatará un nueva cacería de brujas por parte del chavismo para acabar con todo resquicio opositor, en una política de tierra arrasada.

El propio Maduro dice que su propósito es olvidarse de comicios durante al menos cuatro años y ha dado a entender que solo tolerará una oposición consensuada.

“Los regímenes totalitarios o de vocación totalitaria crean una atmósfera ficticia dentro de la cual todo es coherente y perfecto. El sentido común es así sustituido por el relato oficial. Dentro de esa forma de proceder es fundamental seleccionar o crear a la propia oposición: esta debe limitarse a actuar dentro de las reglas del juego impuestas”, señala al respecto Martínez Meucci.

Todo lo que signifique llamar a las cosas por su nombre, rechazar de plano el relato oficial, demostrar los hechos, rescatar el sentido común a través del diálogo ciudadano y el periodismo libre, “todo eso debe desaparecer porque es el punto de partida de la toma de conciencia y de la potencial desobediencia”, dice explicando la lógica totalitaria.

“Por eso llega un momento en el que decir las cosas con claridad, «hacer ver que el rey está desnudo», es el acto más subversivo que puede haber en este tipo de regímenes. Esta situación totalitaria demanda de los partidos democráticos que se readapten para cumplir su rol incluso cuando la vía electoral está vedada”.

– Deuda financiera y social –

El profesor Mitu Gulati, de la escuela de Leyes de la Universidad de Duke, ha analizado la dificultad de renegociar la deuda externa de Venezuela. Su enfoque es recogido en un “paper” elaborado con su colega Lee C Buchheit, del despacho de abogados Cleary Gottlieb Steen and Hamilton, de Nueva York.

“La invasión de Rusia por Napoleón en 1812 fue una gran emprendimiento. La restructuración de la deuda del sector público venezolano será un emprendimiento aún mayor”, concluyen los autores en el estudio publicado el pasado verano boreal, antes de que aumentaran las sanciones contra el chavismo y antes de que Maduro y su círculo más cerrado emprendieran la nueva escalada autoritaria y antes de que el heredero de Hugo Chávez declarara que piensa renegociar y reestructurar (dos conceptos diferentes) una deuda externa que supera los 130.000 millones de dólares.

“La mayor parte de los bonos emitidos en los mercados internacionales de capitales por la República de Venezuela y por la estatal Petróleos de Venezuela ahora ya han caído en default” (impago), señala el experto en comunicación con El Estímulo para este análisis.

Aunque el presidente de Venezuela anunció en el otoño pasado que los bonos pronto serían refinanciados o reestructurados, no ha habido ningún intento en este sentido, señala.

Estamos hablando de más de 100.000 millones de deuda pública reconocida, lo que incluye $60.000 millones en bonos de la República y de Pdvsa. Además,  existen las obligaciones pendientes con proveedores, con propietarios involuntarios de depósitos en bolívares (como las aerolíneas) y con los adjudicatarios de laudos arbitrales en contra de la República. Finalmente, Pdvsa debe montos considerables a China y Rusia, señalan estos expertos.

“Ciertamente, una reestructuración convencional de deuda soberana no podría ser posible para Venezuela a la luz de las sanciones impuestas en agosto de 2017 por el gobierno de Estados Unidos y administradas por la Ofician de Control de Activos Extranjeros (OFAC)”, advierte.

“Estas sanciones impedirán a los tenedores estadounidenses de bonos participar en una reestructuración de deuda” , observa.

Las sanciones en efecto impiden a cualquier ciudadano de Estados Unidos negociar con bonos u otros papeles financieros cuyo plazo de vencimiento supere los 90 días, pero permiten financiar importaciones de alimentos, medicinas y materias primas.

Hasta hora las operaciones petroleras han quedado fuera de las sanciones, pero expertos señalan que una nueva tanda de medidas podría alcanzar a los activos de la neurálgica Pdvsa y su filial estadounidense Citgo.

Una de las grandes preguntas en el aire es por qué hasta ahora no ha estallado un crisis de deuda, de grandes proporciones en torno al colapso financiero de Venezuela.

Para que la deuda de Venezuela sea reestructurada deben pasar un par de cosas, o cualquiera de ellas, señala por su parte Gulati:

“Ya sea que el gobierno de Maduro modifique su estilo de gobierno de tal forma que sean levantadas las sanciones de la OFAC, o que el gobierno de Maduro deje el escenario político y sea reemplazado por una nueva administración que disfrute el apoyo internacional y particularmente el de Estados Unidos.

“Inclusive si esto ocurre, la reestructuración de la deuda pública de Venezuela no será fácil”, sentencia.

Recuerda que el 95% de los ingresos de divisas de Venezuela proviene de las ventas de petróleo, la mayor parte a Estados Unidos.

“Desde el caso de México en 1980 no hay ningún otro país emergente con este nivel de relaciones comerciales con Estados Unidos intentando reestructurar su deuda soberana regida bajo las leyes de Nueva York.

Es en este escenario, donde la política y las finanzas se conjugan, para complicar aún más las salidas y la búsqueda de la “normalidad” económica en Venezuela, bajo cualquier gobierno.

«Lo que vamos a ver en los próximos meses, muy especialmente después de la noche más oscura del 22 de abril, serán millones de venezolanos que huyen de su país. Para esto sirve el simulacro electoral y más nada. De alguna manera la comunidad internacional tendrá que reaccionar”, señala Georg Eickhoff, doctor en historia moderna y consultor, y con una permanente conexión con la deriva de Venezuela.

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