Economía

Autoritarismo de "inspectores populares" toma Farmatodo

Vestidos con un chaleco beige, los representantes de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde) arribaron en moto y, según testimonios, comenzaron a "aprobar" qué comprar y qué no comprar en la cadena de farmacias.

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Desde tempranas horas de esta mañana, un grupo de inspectores populares asistió a la sede del Farmatodo ubicada en Santa Eduvigis, en Caracas, para intentar controlar el orden de quienes querían comprar pañales y toallas sanitarias, sin embargo, el caos reinó en el lugar.

Vestidos con un chaleco beige, los representantes de la Superintendencia de Precios Justos (Sundde) arribaron en moto y, según testimonios, comenzaron a «aprobar» qué comprar y qué no comprar en la cadena de farmacias.

Durante este año, el superintendente nacional Andrés Eloy Méndez informó que este organismo ha formado y juramentado a 700 fiscales para «enfrentar y combatir» la denominada «guerra económica». Precisó también que más de 20.000 inspectores populares se han sumado al supuesto combate del «sabotaje económico».

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«Llevaba como 45 minutos en cola y, de repente, empezaron a decirle a todo el mundo qué hacer y qué no hacer», afirmó Laura González quien, al percatarse de la situación, decidió salirse del establecimiento y no realizar su compra.

«Hazme el favor y no le des eso a ella (…) A ella no me le vendan los pañales», fueron algunas palabras que logró escuchar González por parte de uno de los inspectores quien, según dijo, hasta le pidió a una señora que le comprobara si tenía hijos.

«Tengo mi número»
La desesperación se adueñó de las adyacencias del comercio, donde hasta una señora se desmayó después de hacer su compra y fue socorrida por un señor que salía del lugar.

El vigilante solo dejaba entrar a las personas que quisieran sacar plata del cajero automático y hasta le advirtió a una joven que, si la veía en la cola, la iba a «sacar».

Uno de los inspectores salió y advirtió a los presentes que ya no había pañales, sin embargo, también aprovechó la oportunidad para pedirle la cédula a una señora con la supuesta excusa de que estaba «alterando el orden público». Advirtió que ésta tenía intenciones de «romper» el vidrio del establecimiento: «Yo tengo mi número», dijo.

Por su parte, Noris Pernía arribó al lugar alrededor de las 8:30 de la mañana y aseguró que vio a uno de los inspectores preguntándole a una señora por qué no compraba, a lo que ésta le respondió que ya habían repartido los números más temprano. «Cuando le hablé del gobierno, yo veía que el tipo me escuchaba pero me ignoraba», afirmó.

Alrededor de las 11:00 de la mañana la calma volvió al lugar, pero sin la presencia de los anhelados pañales.

Inspector popular

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