Venezuela

Auyamas, ocumo chino y plátanos, los nuevos "golpes" de la GNB

De espaldas para no ser objeto del escarnio público, el "hampón" estaba flanqueado por dos soldados que mostraban dos fusiles AK-47. Los efectivos portaban chalecos antibalas negros que contrastaban con el verde olivo de sus trajes de campaña. Detrás de ellos, relucía el eslogan vinotinto de la Guardia Nacional Bolivariana. Toda una puesta en escena pensada para hacer saber el autor de tan sagaz detención.

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FOTOGRAFÍA: CORTESÍA @NAKY

No se trataba de la captura de uno de los empresarios que despilfarraron los 25.000 millones de dólares asignados en 13 años de control cambiario, o por uno de los pranes (mafiosos carcelarios) que mantienen en jaque a media Venezuela, ordenando mutilaciones, secuestros y extorsiones en las calles dentro del mismo penal. Ni siquiera era un sobrino presidencial que intentó pasar varios kilos de cocaína por un aeropuerto: era un joven de 16 años capturado en Lagunillas, estado Zulia, que robó cinco calabazas del vivero de una planta de asfalto.

Al parecer la «guerra económica», esa que imaginan los jerarcas del chavismo y que ponen en la práctica gordinflones generales que convierten las bodegas en un campo de batalla, muy lejos de las doctrinas de Otto von Bismarck, Gregorio Potemkin o George Patton, está dando frutos… literalmente.

Los ocumos chinos incautados a tres jóvenes en una finca ubicada en La Sabana del estado Monagas fue otro «golpe» de la GNB. El botín puesto sobre una mesa de madera adornado con un mantelito vinotinto destacó en la foto, que esta vez mostró las caras de los «peligrosos» delincuentes.

En Zulia, la policía estatal capturó a otro joven por robar plátanos. Quizás la operación fue de mayor despliegue táctico por el peso que implica llevar esa mercancía al comando policial.

Todas las imágenes fueron calificadas de «ridículas» por los usuarios de las redes sociales. Al ver estas acciones, es inevitable hacerse la pregunta (obvia):  ¿esos golpes de las fuerzas de seguridad fueron contra el hampa o contra los estómagos vacíos de unos chamos de pueblo?

Seguro los comandantes de los cuerpos involucrados en estas operaciones. Los mismos con jefes que deberían encargarse de frenar el millonario negocio del contrabando de gasolina por las fronteras, de la minería ilegal que devora a Guayana, de los abusos de las mafias carcelarias o de controlar el hampa (real) que se desborda en los pueblos, se comieron la mercancía y lanzaron la típica frase al aire. Esa que hacen los gerentes mediocres:

¡Gran trabajo muchachos!

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