Así somos, con gusto

Así me sabe Caracas: helado de chicha criolla de Fragolate

“Los sorbetes sirven de aliciente al espíritu de asociación, matan los rencores y hacen que los hombres se acerquen y se entiendan” Cecilio Acosta

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Fotos: Rubén Rojas
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El periódico caraqueño El Venezolano anunciaba a sus lectores, en 1825, que se había hecho un pedido de nieve a los Estados Unidos para los helados y refrescos de la celebración del “Cinco de julio” y así comenzó en Caracas la historia de los helados, como escribió en el año del “Cuatricentenario” el periodista y humorista Aquiles Nazoa.

Los refinados paladares caraqueños, acostumbrados al hielo importado, esperaron hasta 1856 la inauguración de la primera heladería de la capital cuando el local adjunto al “Café Español”, fue trasformado por su propietario Fausto Teodoro de Aldrey.

Hacia la década de los sesenta en el siglo 19, se habían iniciado esfuerzos por instalar una máquina para producir hielo en Caracas. Estos intentos se cristalizaron diez años después popularizando la moda de salir a tomar helados entre los caraqueños encopetados de la época.

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La primera edad de oro de las heladerías se sitúa a partir de 1877, en pleno afrancesamiento del régimen de Guzmán Blanco y su “pequeño Paris” cuando las damas elegantes se reunían en el salón de “El Polo Ártico” al son de un piano a disfrutar helados y colar chismes de sociedad.

Caracas, siempre ansiosa de novedades, se dejó llevar por la moda de los cocteles hasta la llegada de las fuentes de soda que pusieron nuevamente en el tapete a los helados, siempre con sabores clásicos inspirados en recetas americanas o italianas.

Mientras tanto, menos elegante pero igual de sabrosa, la chicha criolla preparada con arroz, leche fresca y un toque de leche condensada y canela se mantuvo incólume en medio de los vaivenes de la moda gastronómica.

Rafael Cartay la describe como “una bebida refrescante y espesa”. Es de saber colectivo que el hielo añadido obra maravillas para disfrutarla a temperatura y la aligera.

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Nuestra chicha, característica de vendedores ambulantes y puestos callejeros como la de la Universidad Central de Venezuela, casi patrimonio cultural de la ciudad, por obra y gracia de los hermanos Pedro y Ramón Dahdah de Fragolate Heladería Artesanal, se ha transformado en un cremoso helado que se ha sofisticado y tornado tan elegante como el pequeño París de fin de siglo.

Elaborado bajo los estrictos parámetros de la heladería artesanal, “generalmente se prepara en el día con ingredientes primarios y caracterizadores llevados a un estado blando y a la temperatura de consumo mediante congelamiento rápido y agitación simultánea que permite la incorporación moderada de aire” (Comunicado Técnico Sigep, 10.5.2011), Fragolate deleita con esta propuesta en formato helado.

Diseñado y elaborado con el punto exacto de dulzura que lo hace casi empalagoso y el toque de canela que equilibra la sensación en el paladar, los helados se venden en barquillas, tinitas o copas además de poder llevarse en envases de anime de medio litro y un litro que conservan la temperatura por un tiempo prudencial.

Coordenadas heladas con sabor a chicha:

  • Dirección: planta baja del centro comercial Metrocenter, esquina de La Bolsa, en pleno cuadrilátero histórico de Caracas
  • Horario: lunes a sábado, de 8:00 am a 7:00 pm, y los domingos, de 11:00 am a 6:00 pm
  • @fragolatehelado
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