El tequeño es venezolano de pura cepa. Es el gentilicio hecho bocado, la pieza infaltable de las fiestas. Su capa crujiente y su corazón salado se anotan dentro de ese sentido de pertenencia gustativo de las generaciones que han crecido con él.
Henry Gómez, gerente de mercadeo de Cargill de Venezuela, compartió con los presentes la campaña Vatel sabe a alegría, dedicada a promover esos momentos que nos refrescan la vida ¿Y qué mejor que un tequeño para alegrarnos? Tan venezolano y representativo del alma de la fiesta.
El chef Luis Alejandro Marcano, en representación de Tequeños Las Tías, explicó los secretos para hacer tequeños de masa hojaldrada (con mucha menos grasa que la masa de hojaldre original). Todo cuenta si queremos hacer que cada bocado sea perfecto: el porcentaje de agua, de harina y mantequilla, el tipo de queso que se usa, la manera de “encamisarlo” y, por supuesto, la forma de freírlo.
El queso es toda una ciencia. El mejor es el tipo Paisa. Jamás, pero jamás, se debe usar queso con huequitos porque, al tener mucho aire, se derrite y se escapa por los lados o se pega a las paredes, formando un túnel. Todos nos hemos llevado más de una decepción cuando hemos mordido algún tequeño malhecho y lo hemos encontrado hueco. Pues eso es por culpa del queso de huequitos.
Otro punto clave en la preparación de esta querida receta es su cocción. Por supuesto, para preparar el mejor tequeño hay que hacerlo con el mejor aceite: Vatel. Tiene que haber una cantidad abundante y muy caliente (sin llegar a humear) para que pueda sellar todo el tequeño e impedir que absorba grasa por alguna parte. En esto ayuda que se frían congelados, dice Marcano, porque una temperatura más cálida hace que surja la grasa y no se logre el efecto crujiente tan deseado.
Tequeños las Tías puso los tips en la mesa y Vatel pone el mejor sabor. Ahora es momento de poner manos a la masa. ¡Nadie le dice que no a un tequeño!