En el mercado

Talokohc nos enseña como sabe el cacao de Patanemo

 Motivados por el sabor y la riqueza del chocolate, Talokohc invita a deleitarnos del sabor de los granos de cacao de Patanemo

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 Es de locos emprender hoy día en Venezuela.  Los muchachos de Talokohc lo saben, y tomándolo como un reto, bautizaron a su barra de chocolate bean to bar con esa premisa.
El nombre Talokohc es un anagrama. Si lo lees de derecha a izquierda significa «Chokolat» y si lo lees de izquierda a derecha, fonéticamente refiere a la expresión «está loco» .
Una manera creativa de plasmar el concepto del emprendimiento en Venezuela y de darle un giro original a este chocolate.
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Talokohc viene en dos presentaciones:
La primera (Patanemo) viene en la forma de un señor que es fuerte por fuera y dulce por dentro. Bien constituido, la primera impresión es imponente, pero luego de un rato, se torna amable y complaciente de una manera casi paternal.
La segunda (Café Lara) es esa madre amorosa que despierta a sus hijos con un beso en el cachete todos los días para ir al colegio en las mañanas, cuyo perfume se mezcla con el olor a café recién hecho.
Ambos ostentan un porcentaje de cacao al 75%  y azúcar.
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¿Cómo comenzó esta locura?
«El nombre se le ocurrió a José Chopite, primo de mi socio. Nos gustó muchísimo y sabíamos que a la gente le llamaría la atención, añade el chocolatero Pedro Rojas.
Pedro no es ajeno al mundo del chocolate, trabajó durante cuatro años en Cacao San José de la casa Franceschi, en el área de comercialización de cacao internacional.
En esos cuatro años Pedro nunca tocó una refinadora de chocolate ya que su área eran los números y las hojas de cálculo. Una afirmación difícil de creer al ver el profesionalismo con el cual se desenvuelve en su laboratorio.
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«A pesar de que las oficinas comerciales del cacao estaban en la fábrica de chocolate, jamás hice, ni me interesó aprender a hacerlo. Aunque si comía mucho», comenta Pedro entre risas.
De manera irónica, la cita romántica con el chocolate tendría lugar después de que Pedro renunciara a Franceschi.
«Pensé que mi ciclo de cacao había terminado, me fui a una agencia de digital marketing y creí que me iba a desligar enteramente de este mundo. Estaba equivocado».
Al poco tiempo de estar en la agencia, a Pedro lo contactan para que realice asesorías a una empresa sobre la comercialización del cacao, y  fue en ese interín donde se dijo a si mismo: «Ya conozco el cacao, ahora me gustaría conocer el chocolate».
Este solo sería el comienzo de Talokohc.
Cuanto menos osado, Pedro se empezó a aventurar a hacer su propio chocolate en su casa sin ninguna pretensión o fin comercial.
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En este período, Pedro llevaba poco tiempo en su trabajo, pero se sentía insatisfecho. Fue entonces cuando se reencontró con su socio y amigo de la infancia Rafael Villegas, que le participó sus deseos de invertir en el país, específicamente en el rubro del chocolate.
«Sentí que Rafael me dió el empujón que necesitaba. Mi norte ya estaba definido y nos emocionó mucho poder trabajar en este proyecto juntos».
No debemos pasar por alto que la labor de hacer chocolate requiere de mucho ensayo y error. Por si quedaba la duda, ese primer intento de chocolate que hizo Pedro de manera empírica y sin ningún tipo de guía fueron «un desastre».
«Mi única referencia era cuando veía a Carlos Duarte, el chocolatero de Franceschi; hacer chocolate, de resto me lanzé yo solo a ver como salía»
Aunque, para Pedro, el chocolate resultante tenía dos sabores; sentimental y  profesional.  Bajo los criterios sentimentales, el chocolate era un éxito por ser su primera barra, pero en el lado profesional Pedro asegura que «sabía horrible».
Por supuesto, ahora que el foco del proyecto era un emprendimiento, Pedro y Rafael tendrían que prepararse para obtener un chocolate que le gustara al público.
Así, en agosto del 2018, se concibe la idea de Talokohc.
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Pedro y Rafael trabajan de la mejor manera posible para lanzar al mercado el chocolate. Empiezan a investigar sobre la producción de chocolate  y realizan cursos de chocolatería Bean to Bar.  Rápidamente se dieron cuenta de que para lograr  el nivel de producción que ellos deseaban tendrían que hacer una mudanza a un espacio más grande.
«Para hacer las cosas realmente bien, necesitábamos estar cómodos, tener los espacios y las condiciones adecuadas, para entregar una barra de chocolate perfecta». 
Sobre este aspecto, Pedro hace hincapié que bajo su percepción, «la chocolatería artesanal es aquella que tiene defectos». Él prefiere definir su oficio como «chocolatería garage», con todas las implicaciones de fondo que esto conlleva.
Es decir…
Hacer un buen chocolate de manera casera no es sencillo. Pedro nos explica que en su caso, es cosa de mucha práctica. Por ejemplo, Talokohc tuesta su chocolate con el horno de la casa, pero al no ser una tostadora para cacao, este proceso tiene una metodología específica que debe ser comprendida de manera rigurosa para lograr los resultados deseados.
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Para descascarillar se utiliza una licuadora que tiene un número específico de toques para lograr obtener el nib del cacao. Un toque más o un toque menos resultaría en la pulverización del grano con la cascarilla lo que deviene en un chocolate de sabor muy amargo.
Todos estos procesos caseros, Talokohc los ha adaptado de manera que producen el chocolate en la forma que ellos quieren.
Aunque lograr una barra que cumpla con las expectativas del chocolatero no significa que al consumidor final le gustará. Sobre esto Pedro comenta:
«El mejor chocolate del mundo es el que le gusta a la gente, aunque para hacer un buen chocolate necesitas varias cosas: primero y principal un buen cacao, una buena etapa de postcosecha y el tostado»
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En principio, para asegurarse de que su cacao es bueno, el equipo de Talokohc realiza constantes viajes a haciendas. Actualmente trabajan con cacao de Patanemo, estado Carabobo, que hasta ahora es con el que todas las barras de Talokoch han salido al mercado .
¿Qué tiene de especial Patanemo?
Ciertamente en la lista de regiones productoras de cacao figuran nombres como Miranda, Sur del Lago, Río Caribe, Chuao antes de llegar a mencionar los cacaos de Carabobo.
No obstante Pedro explica que la riqueza de sabores de los cacaos venezolanos se deben en parte a la mezcla entre variedades y las características conferidas por la zona en que se cultiva el grano, dando a lugar a granos de excelente calidad en regiones no tan populares
«Me encanta la Bahía de Patanemo, es un lugar con mucha historia, agradable y con cacaos muy buenos. Cuando hicimos la prueba, el chocolate resultante fue el que nos llamó».
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En Patanemo la variedad cultivada es el grano trinitario que viene dotado de sabores a frutos secos, aroma a tabaco y notas muy acentuadas a ciruelas.
Teniendo este espectros de sabores y aromas, Talokohc concibe sus dos primeras barras de chocolate.
La primera barra, Patanemo, honra con su nombre el origen del cacao. De entrada es fuerte, las notas a frutos secos tostados empiezan a pasearse por el paladar,  en el desarrollo percibimos una transición muy sutil que asoma aromas a tabaco que eventualmente dan pie a las notas más dulces de este cacao como un tesoro muy bien guardado, logrando un balance agradable en boca, no astringente.
La barra intervenida con café, surgió de la buena amistad entre Luis Savignano y los muchachos de Talokohc. Esta cambia completamente los sabores percibidos en boca. El café es el que lleva la batuta en la orquesta de sabores  y también juega con las sensaciones «crunchy» del grano de café tostado y la cremosidad de la barra. En esta barra se percibe el chocolate de manera dulce, casi perfumada, haciendo que estallen las notar más florales del cacao de Patanemo.
«No hay como el café de Savignano, yo quería aliarme con él y eventualmente salió la barra de Café Lara, que cambia todos los sabores que podemos percibir en la barra de Patanemo».
Y hasta ahora, esta barra ha sido la favorita de los comensales.
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Para Talokohc el principal reto de hacer chocolate es encontrar la consistencia en la producción de cacao.
«Hay pocos productores que en verdad honran el cacao venezolano. Lamentablemente, todo se ha vuelto un negocio. Es difícil para nosotros, que nuestra producción es relativamente pequeña, pagar cacao a precios internacionales».
Si bien esto puede representar un desafío, Pedro asegura que de lo único que se arrepiente es de no haber emprendido antes en Venezuela. Reconocen que es un riesgo que no cualquiera puede tomar, pero para ellos ha valido cada minuto de su tiempo.
Para Pedro y Rafael, ese «extra» que tiene Talokohc, es la atención que le ofrece a sus clientes, transmitirles la misma pasión y  amor que ellos tienen por el chocolate. Es algo que se nota en cada oportunidad que tienen para hablar de su producto, es evidente la entrega y el amor que le han dedicado a este emprendimiento que en menos de un año, ya se ha posicionado en el mercado de chocolates artesanales venezolanos.
«Talokhc está hecho para aquellos que aprecian los sabores del cacao venezolano. Es esa persona que le gusta lo dulce y también cuidarse, esa persona que quiere darse un break, es aquella persona que ama el chocolate venezolano», concluye Pedro.
Puedes econtrar la barra de Talokohc en Sube y Baja de los Palos Grandes, Frescados, Sociedad del Café, Open 18 en las Mercedes, Grill Market en las Mercedes, Carbón y Leña en San Luis, Hannsi en el Hatillo, Galanga en el Mercado de Chacaco, Café La Canela en la Uníon,  Ananda en los Naranjos, Licoteca en La Castellana, Panadería La Rocarena, el food truck de café Luzardi, panadería las Nieves, Le marché en Chuao, Azalea, La Tazita, Conciencia Gourmet, Autolavados la Unión y Mega Licores en el Hatillo.
Coordenadas
Instagram: Talokohc]]>

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