La icónica Guinness, cerveza negra a base de granos tostados coronada por una espesa espuma cremosa servida en un vaso alto y convertida en un emblema de Irlanda en el mundo, podría verse afectada por el Brexit.
Desde 1778, la Guinness se produce en la cervecería St James Gate de Dublín, un gran complejo de ladrillo a orillas del Liffey, el río que cruza la capital irlandesa.
De aquí salen cada día los camiones cisterna, a los que los irlandeses llaman «balas de plata», llenos de la bebida con destino al norte de la isla.
Por el camino, se cruzan la frontera invisible con la provincia británica de Irlanda del Norte antes de llegar a Belfast, donde se realiza el proceso de embotellamiento y donde se empaca el «champán irlandés» antes de devolverlo a Dublín para su exportación por vía marítima.
Cerveza irlandesa Guinness
«El mercado irlandés de las bebidas implica realmente a toda la isla», explica a la AFP Patricia Callan, directora de la Federación de Bebidas Alcohólicas de Irlanda.
En las negociaciones sobre el Brexit, el Reino Unido y la Unión Europea se comprometieron a no instalar ninguna infraestructura física que perturbe el cruce de la frontera tras la salida británica de la UE.
El objetivo es no amenazar el Acuerdo de Paz del Viernes Santo que en 1998 puso fin a 30 años del conflicto entre unionistas mayoritariamente protestantes y republicanos católicos en Irlanda del Norte.
Pero tras el Brexit, previsto para el 29 de marzo, esta frontera se convertirá en el límite exterior de la unión aduanera y el mercado único europeo y las partes no han encontrado una solución al problema.
«Una pesada losa»
A medida que se acerca la fecha, los posibles controles fronterizos preocupan a la industria cervecera irlandesa.
«Cualquier retraso en la cadena logística, aunque sea de solo una hora, provocará un sobrecosto de un centenar de euros por camión», afirma Callan.
La cifra va en aumento teniendo en cuenta que cada año los camiones de la industria cervecera cruzan aproximadamente 23.000 veces la frontera.
La marca Guinness es propiedad de Diageo que, con sus 12.000 millones de libras (15.000 millones de dólares, 14.000 millones de euros) de volumen de negocios en 2017 parece suficientemente sólido para absorber el impacto.
El grupo se encuentra trabajando para una cadena de abastecimiento que contiene otras pequeñas empresas en Irlanda, que se encargan de suministrar las materias esenciales.
Clientes disfrutando de una cerveza Guinness en pub de Dublín
«Disponer de una frontera que puedan cruzar sin dificultades las personas y los bienes es increíblemente importante para nosotros», reconoció el presidente de Diageo Europe, John Kennedy.
Si se instauran los controles, Kennedy afirma que buscarán una solución, aunque esto pueda construir una «pesada losa» para los proveedores.
¿Cerrar la planta de Belfast?
En opinión de Seamus Leheny, representante de la Asociación de Flete Irlandesa, el Brexit podría llevar a la empresa Diageo a cerrar la planta ubicada en Belfast.
Leheny piensa que, en caso de un Brexit sin acuerdo, el grupo podría relocalizar algunas actividades en la República de Irlanda.
Mientras tanto, los consumidores son los que se verán afectados en caso de haber un aumento en los coste de producción. Un punto al que muchos le temen en The Gap O’ the North, un rústico pub norirlandés ubicado en el pequeño pueblo de Jonesborough.
El fin de semana, corren ríos de Guinness en este establecimiento ubicado a pocos metros de la frontera, en la carretera que une Belfast y Dublín.
«Este pub es conocido por su buena pinta de cerveza negra», dice a la AFP John Fearon, de 65 años, propietario del establecimiento, preocupado por las consecuencias de un aumento por pequeño que sea del precio para los consumidores. «Como si no fuera ya bastante difícil atraer a los clientes», se lamenta.
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