La mesa de la editora

El jardín secreto del CCCT

Usualmente, tener que comer en un centro comercial, se limita a una experiencia bastante sencilla y limitada que a veces se reduce a la feria de comida

Fotos Ligia Velásquez
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Sin embargo, algunos centros comerciales esconden pequeñas delicias a las que solo se llegan por los que frecuentan la zona y manejan información valiosa que pocas veces comparten. Uno de estos sitios está ubicado en el estacionamiento de la planta baja del Centro Comercial Ciudad Tamanaco y se llama Il Giardino Trattoria.
De jardín, la verdad es que, no tiene nada. Por fuera está ambientado con unas mesitas como si se estuviera en una plaza. Luego, aparece una puerta que invita a sentarse en una de las nueve pequeñas mesas del local. Al entrar, admito que me sentí intimidada, cosa que rara vez me sucede, ya que solo habían hombres. Pensé que era un club privado. Luego entendí que ese día transmitían un partido de fútbol y por eso era una de las dos mujeres del local.
La oferta de la carta es clásica: pastas, risottos, platos fuertes y algo que no es tan común ver en las cartas modernas, vitel toné.
El servicio es rápido y agradable. Siempre se agradece cuando se ve la disposición de parte del maître y sus mesoneros por ofrecer alternativas que no están en el menú pero con la posibilidad de hacerlas. En mi caso, no vi en las entradas ninguna ensalada y al consultar si se podía elaborar alguna, me ofrecieron la opción de rúgula, tomate cherry, bocconcini, reducción de balsámico y aceite de oliva. Elaborado con productos frescos y de calidad, junto a un aderezo oportuno, el almuerzo empezó con buen pie.
Como recomendación del día, el chef ofrecía una pasta con langostinos y otra con ragú de cordero. Opté por la segunda opción que fue atinada. La pasta estaba cocinada en su punto, el ragú estaba gustoso y no excesivamente aliñado, cosa que agradecí para mi correcta digestión.
Entre los postres cuentan con el crème caramel casero, fresco, sin sabores alternativos y perfecto para limpiar el paladar después de los platos previos.
Una de las cosas que me comentaron en el restaurante es que tanto los abuelos como los padres de los dos cocineros, vienen del oficio de los fogones. Eso explica la buena sazón de la oferta.
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