En otros lares

¿Dar o no dar propina? He ahí el dilema

En Estados Unidos, la propina es alta y se da por todo. Si no lo haces, te miran mal. Pero está cambiando, especialmente entre los jóvenes. El único sector que puede pagar menos del salario mínimo a sus empleados es el de los restaurantes. Se supone que se complementa con las propinas. Pero, ¿no le están transfiriendo al consumidor una obligación del dueño del negocio, como lo es el pago de sus empleados?

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Texto Léa DAUPLE
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¿Dar o no propina? Esa es la pregunta a la que se enfrentan muchos en Estados Unidos, un país donde la propina reina, pero ¿incluso en una tienda de comestibles? ¿O por hacer un ramo de flores?

«Hagas lo que hagas, te sientes culpable», confiesa Matt Schottland, de 41 años, que acaba de comprar una ensalada y un jugo de frutas en el centro de Washington.

En Estados Unidos, dar propina en un restaurante no está en discusión. Dejar entre el 15 y el 20% del valor de una comida es un deber, ya que a menudo constituye la mayor parte del salario del camarero.

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Foto Gary Barnes / Pexels

Es decir, en Estados Unidos, el único sector que puede pagar menos del salario mínimo a sus empleados es el de los restaurantes. Se supone que se complementa con las propinas. Pero, ¿no es esto injusto? ¿No le están transfiriendo al consumidor una obligación del dueño del negocio, como lo es el pago de sus empleados?

No hay una solución perfecta. Si deja propina, puede sentirse «culpable de algún modo, molesto o resentido» por gastar más dinero. Y si no deja nada, se siente «culpable» con los empleados.

Propina cada vez más cara

El dilema es relativamente nuevo. Las propinas se están extendiendo cada vez más, lo que hace que la factura sea más onerosa en negocios donde nunca antes se había ofrecido.

En respuesta, los expertos advierten del riesgo de una «fatiga de las propinas», un escenario en el que sobrecargados de trabajo y afectados por la inflación, los estadounidenses ya no sabrán dónde dar propina ni cuánto.

Y es probable que ese fenómeno, a su vez, abra un debate sobre el sistema de remuneración cada vez más criticado en la industria de la hostelería.

El factor culpa


Para Dipayan Biswas, profesor de Mercadeo de la Universidad del Sur de Florida, esta expansión se debe en gran parte a los «quioscos digitales», una forma de pago electrónico que se han popularizado en los últimos años.

En estas pantallas, en las que el cliente paga su factura, las empresas pueden agregar muchas opciones, entre ellas, la propina. Para no incluirla, el cliente debe hacer clic deliberadamente en el botón «sin propina».

«Eso hace que mucha gente se sienta incómoda. No quieren hacer eso», dice Biswas. «Las empresas utilizan el factor de la culpa».

La estrategia funciona con Hannah Koban, de 30 años, quien admite que da «muchas más propinas que antes».

La solicitud continua de una gratificación para el servidor «sí se siente como un poco más de presión», dice esta abogada.

Y los quioscos digitales a veces sugieren cantidades de hasta el 30% del total, mucho más del porcentaje habitual.

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Foto Rodnae Productions / Pexels

Entonces, «para entender cuándo debo dejar una propina y cuál es la cantidad adecuada. Busco todo el tiempo en Google», cuenta entre risas Koban.

Puede que a ella le haga gracia el tema, pero dice que tiene «amigos que están bastante molestos».

Biswas teme que si la gente siente que tiene que darle propina a todos, habrá menos para los que realmente la necesitan, como los camareros de los restaurantes.

«Que paguen salario mínimo»

Para Saru Jayaraman, presidenta de la asociación One Fair Wage, que defiende el salario «justo» para los camareros, hablar de una «fatiga de la propina» es «desviar el tema».

«Si están hartos de dar propinas continuamente, únanse al movimiento para acabar con el salario por debajo del mínimo para los trabajadores que reciben propinas», aconseja.

La pandemia de covid-19, al reducir el número de veces que las personas salían a comer afuera, expuso la fragilidad del sistema de remuneración de los camareros, a quienes sus jefes pagan menos del salario mínimo legal. Esto hace que sea el consumidor el responsable del salario de los mesoneros y no la persona que recibe los beneficios del negocio.

Aunque desde entonces los estadounidenses han vuelto a los restaurantes, el sector, conocido por sus condiciones de trabajo estresantes, todavía tiene dificultades para contratar personal.

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Foto Ketut Subiyanto / Pexels

Esta industria está experimentando «una revolución» porque sus empleados están «renunciando en masa», señala Jayaraman.

«Los trabajadores dicen ‘Simplemente no lo haré más'», agrega.

Y las cosas están cambiando. La capital estadounidense, Washington, se sumó en noviembre a varios estados que establecieron un salario mínimo, incluso para los empleados a quienes se les paga con propinas.

«Mientras exista un salario por debajo del mínimo para algunos, otras industrias querrán obtener la misma mano de obra gratuita a la que tiene acceso la industria de la restauración», advierte Jayaraman.

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