Vinos blancos y tintos se conjugan en este recorrido. Música, gastronomía y paisajes crean una experiencia única. Bodegas Pomar ha ganado 14 premios mundiales en Francia, España, Canadá e Italia desde hace 20 años produciendo vinos en el poblado de Altagracia en Lara
Lara es uno de los destinos más hermosos de Venezuela. No solo es conocido por sus parajes y paisajes sino también por los productos que ahí se realizan y realizada topográfica que permiten tener la producción más importante de vinos del país.
Uno de los emblemas gastronómicos de este estado se encuentra en Carora, específicamente en el poblado de Altagracia, a 45 minutos de la ciudad.
Este año, por primera vez, las instalaciones de Pomar sirvieron para llevar a cabo su festival 110 hectáreas de producción de uvas para vino, única en el país.
El recorrido inició con una gira por toda la plantación, acompañada con sangría caroreña, en la que el enólogo Guillermo Vargas explicó la historia, cepas, crecimiento, formación y poda de la vid.
“Hace 31 años llegué a Pomar, venía del Instituto de la Uva en el Tocuyo donde estuve desde 1974 hasta 1985, luego estudié enología y viticultura en postgrado fuera del país. Fui uno de los primeros en trabajar en esta iniciativa que inició Polar y la casa Martell de coñac en el 83 y que se concretó en el 85”, comenta Vargas.
Entre las cepas que crecen en la finca de Pomar se encuentran: Tempranillo y Macabeo de España, Petit Verdot, Syrah, Chenin Blanc (que se utiliza en los vinos blancos y espumosos) de Francia y los Moscato Bianco y Muscat de Petit Gran para los vinos frizzantes.
“Los viñedos están podados hace poco más de un mes. En la primera finca hay 65 hectáreas y en la segunda pasando la carretera hay 45 más para 110, las cuales están entre 85 y 90 por ciento en producción, algunas están creciendo y otras se están arrancando por sustitución ya al tener más de 25 años sembradas. En este ramo se suman 30 años de trabajo”, destaca el especialista y asesor del proyecto en Altagracia.
De la primera plantación de hace 28 años solo queda una parcela. “Los viñedos crecen, vegetan, producen, se cosechan y vuelven a vegetar, se podan todas las ramas para que vuelvan a dar frutos nuevos como en los pasajes bíblicos”, argumenta Vargas.
Tour de sabores
Luego del recorrido se llega a la casa de la hacienda donde estaciones tipo picnic esperan a los asistentes, con una bolsa prevista de embutidos artesanales, jamón curado, morcillas locales, chorizos picantes con pampuras de maíz y tostadas con queso de cabra Las Cumbres y vinos tintos Tempranillo y Petit Verdot.
En la mesa de madera se cuelan hieleras con vinos Brut, blancos y espumosos para recibir a los participantes, mientras música venezolana de neofolclore suena al fondo con el grupo Percujazz.
“Anteriormente comenzamos con esta actividad hace cuatro años en Caracas, Maracaibo, Valencia y Barquisimeto, pero el año pasado decidimos traer este evento al viñedo, trasladarlo al origen de las ramas que son los sarmientos, con las cuales hacemos las parrillas a nivel nacional. Aprovechamos estos espacios únicos para hacer un picnic con Sabores al Sarmiento en la Hacienda Altagracia”, cuenta María Isabel Wilson, gerente de Mercadeo de Pomar.
Luego de un brindis con una vista en los viñedos que se combinan con el paisaje montañoso, llegó la hora de disfrutar el almuerzo.
El chef Francisco Abenante, del reconocido restaurante La Casa Bistró de Caracas, acompañado de su brigada, preparó una parrilla con brasa y sarmientos del viñedo. Platos como costilla de cerdo ahumada, kebab de cordero con tártara y espárragos a la parrilla, mini hamburguesa de carne de cerdo al grill con alioli, mini choripan con chorizo de cerdo ahumado y pico e’gallo, ensalada de cocida con mayo y tocineta, ensalada de lechosa verde cruda y papas fritas formaron parte de la oferta para degustar ese día.
Las condiciones geográficas de Altagracia permiten que la viña crezca fuerte ya que en el día el calor y la humedad son altas y en la noche las temperaturas son bajas lo que permiten, junto a una fumigación controlada, el crecimiento estable de la vid evitando plagas y manteniendo su estructura sin ser afectada.
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