Crónicas de alimentación y resiliencia

Expedición citadina y pasitas con pan

pan, integral, uvas pasas, papelón
Por Gaby Acosta S. Diplomado Alimentación y Cultura en Venezuela, UCV|FOTOS: PATRICK DOLANDE & FREEPIK
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1. Movimiento y distracción

RUNNING

Hay mucho por recorrer en Venezuela, muchos sabores por descubrir, tanto por investigar. Venezuela es toda una galaxia por explorar para mí aunque puedo decir que conozco muchos sitios de la ciudad de Caracas, gracias a las muchas veces que tuve que hacer fondo para las competiciones de atletismo así como las rutas de algunas competencias de 21 kilómetros. Es una buena forma de curucutear la urbe, esa que muchas veces viviéndola o quizás padeciéndola todos los días, desconocemos. Me gusta la sensación de sorprenderme, de no saber nada de algo y aprender cosas.

La gente le teme muchas veces a la ignorancia y al distraerse, pero a mí, ambas me parecen maravillosas. La ignorancia me ha permitido aprender, así como la distracción me ha permitido descubrir nuevos mundos. Hace poco leí un artículo del chef vasco Andoni Luis Aduriz que se llama The importance of distraction con el que me sentí muy identificada ¿no será que eso en contra de lo que luchamos en nuestro interior es lo que realmente hace la diferencia en el mundo? Cada quien busca su lugar en el cosmos.

2. Una mochila y un sendero urbano: ¿Caracas calcando a Calcuta?

TURISMO

Caracas lleva muchas semanas sacándome de mi zona de confort. Muchas veces las estaciones de metro están cerradas, las busetas repletas y debo recorrerla a pie. Caracas, sea corriendo o caminando, es una ciudad muy interesante, digna de excursiones. Digna de quererla y respetarla mucho más. Ahora veo a muchas niñas y niños en la calle, por Chacaíto. Mientras me tomaba una chicha, un niño que estaba en una esquina me pidió el vaso con hielo y justo ayer, un grupo de siete niños descalzos se montaron en la buseta donde iba y hablaban acerca de cómo iban a pedir dinero en las inmediaciones del C.C.C.T. Muchos otros andan por las calles sin saber qué hacer y comen de la basura. ¿A dónde se supone que va nuestro futuro? Recordé la película de Lion y Slumdog Millionaire: no sólo en Calcuta pasan estas cosas. Hay que empezar a mirarse un poco más el ombligo y despertar.

3. Reminiscencias de pasitas con pan ¿o era un pan con pasitas?

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El jueves 6 de abril de 2017 tenía como objetivo ir a una charla del Arco minero, inscribir el semestre en la universidad, entre otras cosas y aconteció lo siguiente: El puente que conecta la Ciudad Universitaria de Caracas con Plaza Venezuela estaba lleno de policías, guardias nacionales y los gases lacrimógenos eran insoportables. La otra opción para irme era la estación de metro Ciudad Universitaria, de la que luego me percataría estaba cerrada también.

Un rato después, entre la UCV y la plaza Las tres gracias, vi a Juanpi a lo lejos. Nos quedamos un rato pensando qué hacer hasta que finalmente caminamos desde Las tres gracias hasta Las Mercedes. En el trayecto percibimos más gas y escuchamos el ruido de la marcha que no estaba muy lejos. De pronto, tuvimos que correr un poco, el sonido de las motos, los gritos de las personas y una estela de gas lacrimógeno auspiciaron el momento perturbador. Un instante de clímax en masa, donde la gente corría y la cacofonía devenía en la nueva sinfonía.

Vi a lo lejos a dos personas que compartían un pan. Luego, a una de ellas se le cayeron dos pasitas que tenía el pan al suelo. Fue muy poético, a pesar del caos, ese momento: ¿poético por esa fusión caótica y bondadosa en un mismo lugar? Hace un tiempo leí que Rafael Cadenas decía que la poesía muchas veces se encierra en el estilo, y eso, muchas veces es una cárcel. Este es un clásico en las dicotomías, esas que vigilan y castigan en la sociedad del panóptico. Hay muchos claustros que se deciden habitar durante la vida, ¿qué implica ser libre? Pienso que muchas veces la emancipación implica una gran responsabilidad y deberes que pocas veces se nombran. Sólo nos gusta exigir derechos y olvidamos los deberes, señalamos y no vemos los tres dedos que nos apuntan. Hay mucho que sanar, que restaurar para construir juntos la Venezuela que queremos, esa que tiene que empezar a ver en la diferencia, un valor. Odiar siempre es el camino más fácil. Es importante recordar que amar es también una forma de resistencia, así como la reflexión y la crítica. Somos un país de gente chévere que no se dice las cosas en la cara, que siempre quiere tener porristas en todo lo que hace, piensa y dice. Gente chévere que ve el contraargumento, la alteridad y el debate como algo hostil, que vive en una pugna diaria de compartir información o relatos sin sopesarlos ni corroborarlos, un país que vive con calles repletas de fuerzas de seguridad del estado con un fusil, en la eterna búsqueda de la paz. Estamos en la caverna de platón y parece que no se materializa el esfuerzo de escalar esa gran pared.

Uvaspasas

En fin, una persona entusiasta de los golfeados y los suaves lomitos una vez me comunicó un mensaje del poeta venezolano Armando Rojas Guardia. El recado es que la poesía está en cada momento que se vive, que hay que vivir poéticamente, a plenitud.

Para mí esto es como degustar un alimento, como cocinar. Catar con nuestros sentidos la existencia: sentir con los oídos, degustar con la piel, olfatear la energía vital y escuchar a través de la mirada. Recordaba todas estas cosas en ese instante, al ver caer las pasitas en el suelo, mientras huíamos de las bombas lacrimógenas cerca de Bello Monte. Por un momento tuve miedo, pero entendí que la crisis es también una oportunidad.

“Me encuentro ante mi montaña más alta y ante mi más larga caminata: por eso tengo primero que descender más bajo de lo que nunca descendí: – ¡Descender al dolor más de lo que nunca descendí, hasta su más negro oleaje! Así lo quiere mi destino: ¡Bien! Estoy dispuesto. ¿De dónde vienen las montañas más altas?, pregunté en otro tiempo. Entonces aprendí que vienen del mar. Este testimonio está escrito en sus rocas y en las paredes de sus cumbres. Lo más alto tiene que llegar a su altura desde lo más profundo”. Friedrich Nietzsche, Así hablo Zaratustra (1883/1885)

A mis zapatos y a mi alma les pegaré la suela, los voy a coser para continuar la expedición. Venezuela, resulta hoy mi gran montaña: mi mayor competición. Comeré sueños, es mi nuevo alimento favorito.

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