Lecturas sabrosas

¡La passata hace que cocinar sea simple!

Dorita Gakneras (@DoritaCooks) comparte 2 recetas: una de passata que facilita el trajín culinario y otra de tallarines de calabacín con passata

Texto y fotos: Dorita Gakneras
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Sé que hay muchos días en los que quieres comer rápido, pero caliente y rico. Sueñas con poder hacer una comida completa, balanceada, fresca y complaciente. Créeme cuando te digo que es posible y es por eso que me encanta poder hablarte de la organización y previsión en la cocina, porque esta receta es súper veloz, siempre y cuando tengas uno de sus componentes hecho con anticipación en tu cocina. Ese importante protagonista de la receta que nos ocupa hoy y vas a poder usar en muchas recetas se llama passata.
La passata es una preparación de tomates sin piel y sin semillas que se convierte en un puré. Es muy tradicional en Italia por su capacidad de conservación en el tiempo, justamente para tenerlo siempre listo.
Pero… ¿cómo hacer passata? Toma nota. Es súper sencillo.
Atrévete a ir al camión de verduras frescas y compra varios kilos de tomates maduros pero firmes, de esos que ves y te pican el ojo pidiendo irse a tu cocina para ser disfrutados. Unos 4 a 5 kilos de tomates para comenzar estaría bien. Pero cuando disfrutes de sus beneficios, de la inmediatez y la versatilidad, vas a querer hacer muchos kilos más de tomates.
tomatoes
Al llegar a casa, limpia muy bien los tomates, y con la ayuda de un cuchillo haz un corte en cruz, muy superficial, en la parte inferior. Llena una olla grande de agua filtrada, agrega unas 2 cucharadas de sal y lleva a fuego fuerte. Una vez que las burbujas comiencen a hacer su danza acuática, es hora de sumergir los tomates en el agua el tiempo justo hasta que veas esa piel roja despegarse (3-4 minutos).
Con la ayuda de un cucharón perforado, pásalos a un colador resistente al calor. Ahora déjalos entrar en confianza y que sean unos frescos tomates que puedas tomar con tu mano para despegar esa piel con la ayuda del cuchillo y remates eliminando el pedúnculo (la tapita oscura). Licúa sin agua y cuela. Si cuentas con un pasapommodoro, no necesitas pelarlos porque este artefacto es capaz de separar perfectamente pulpa de semillas y piel. Una vez que tengas la pulpa lleva a una olla y agrega sal al gusto y una cucharadita de azúcar por cada kilo de tomates. Calienta hasta hervir y permitir que el calor reduzca algo de líquido hasta que ante la vista tengas una exquisita salsa espesa. Envasa en porciones idóneas para tu consumo y al refrescar, congela. Esta es una manera muy práctica y segura que evita que la passata se acidifique y dañe.
Tener passata congelada te permite hacer salsa para milanesas, para pasta, para pizza, para hacer un guiso o hasta una sopa. Solo descongelar y agregarle ese toque especial que necesites para hacerla diferente: ajos, albahaca, aceitunas, alcaparras, queso mozzarella, aceite de oliva, tocineta, crema de leche, orégano. Las opciones son infinitas para regalarle a tu vida cada día un sabor especial.
¿Estás listo para un nuevo plato?
Como se supone que ya tienes varios envases de passata en tu congelador, busca uno y destápalo para colocarlo en el microondas y descongelar. Te diriges a buscar una olla y luego de echarle un chorrito de aceite, lo perfumas con unos 4-5 dientes de ajo pelados y finamente picados. Mínima temperatura y atención constante porque no queremos que se doren esos dienticos, solo que nos regalen lo más intacto de su sabor original para agregar la passata y lograr una salsa divina a la que le sumarás algo de sal, pimienta, orégano y albahaca, dejando que hierva un poquito más para que los sabores se fundan.
Ten a la mano una olla con agua hirviendo y agrega sal; limpia 2 a 3 calabacines verdecitos y usa un sacapuntas de cocina para convertir los calabacines en unos hermosos espaguetis y lánzalos al agua hirviendo por 2 a 3 minutos.
El emplatado. Un cucharón generoso de salsa en un plato hondo. Sobre la colorida base, los espaguetis de calabacín recién sacados del agua hirviendo. Culmina con el mágico sabor de trozos de queso de cabras de albahaca y unas hojas de albahaca frescas que quedarán unidas bajo un tomate cocktail para que tu plato se parezca más a una obra de arte.
Algo súper fácil, divino, fresco, natural, saludable, colorido, provocativo… ¿Qué mas quieres? Yo quiero más platos como este y también me encantaría que me cuentes cuáles son los alimentos que te gustan para convertirlos en parte de recetas sencillas y provocativas, que te llenen de ganas de entrar en la cocina y convertir tu amor en un plato de comida para tus seres más importantes, porque cocinar es un gesto de amor y debemos rescatar el momento sagrado que representa compartir una comida mientras se construye la familia.
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