Curiosidades

Manuelita, una opción de harina de maíz en Argentina

Una colombiana y un argentino se dieron cuenta que hacía falta harina de maíz para que los emigrantes pudieran hacer sus arepas... y decidieron fabricarla

Texto y fotos: Oswaldo Avendaño (@os0790)
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Cuando se decide migrar empiezan a surgir un sinfín de incertidumbres equilibradas por la misma cantidad de esperanzas para mejorar la calidad de vida. Mudarse a otro país implica abandonar la zona de confort: el entorno, el trabajo, la familia… así como los hábitos alimenticios propios.
Al radicarse en otro país se ignora, en un primer momento, que la materia prima de la comida típica de la gastronomía nacional no está presente con la misma frecuencia que en Venezuela. Solo cuando se conversa con otros paisanos que están en diferentes latitudes es posible asimilar que la comida también es parte de quienes somos; que no solo se deja atrás a la familia, también se abandonan los sabores, la sazón, los productos, el gusto y los aromas de la cocina criolla.
Los venezolanos, desde pequeños, estamos acostumbrados a nuestra arepa, esa “tortilla” de harina de maíz precocida rellena de lo más simple, como mantequilla con jamón y queso, o algo más elaborado como pabellón. La arepa está en el ADN de todos los venezolanos. Ellas tienen la capacidad de escuchar los pensamientos de las madres en la cocina, acompañan a los niños en sus loncheras cuando van al colegio, sirven de remedio para la resaca, y hasta se dejan morder para ofrecer consuelo en momentos de pena.
Quizás una de las añoranzas más comunes de los casi 3 millones de venezolanos que viven en otros países es conseguir la harina de maíz. En Argentina, específicamente en Gran Buenos Aires, existen otras opciones para cocinar las arepas sin necesidad de comprar la tradicional marca PAN.
Harina de maíz «Manuelita» es una de esas opciones que se pueden conseguir en Capital Federal, así como en algunas provincias aledañas. Sus creadores, curiosamente, son una pareja conformada por una colombiana y un argentino. Elizabeth Rengifo y su esposo Román Roez tienen 11 años viviendo en Argentina, de los cuales los últimos 7 los han dedicado a impulsar un emprendimiento gastronómico.
harina de maiz argentina manuelita
Esta pareja decidió radicarse en «La París de América» para huir de los conflictos provocados por la guerrilla colombiana. Además, una de las motivaciones de Rengifo para iniciar este modelo de negocio fue la necesidad de satisfacer la demanda de productos que exigían los paladares de colombianos y venezolanos radicados en Argentina.
El ministerio del Interior y Transporte de La Reina del Plata contabilizó para 2011 un total de 1.592 venezolanos residentes para ese año, por lo que la producción de harina de maíz para arepas prometía generar algún tipo de rentabilidad en las proyecciones de Rengifo.
“Encontramos cero productos colombianos o venezolanos. No había queso, el mercado gastronómico era muy cerrado. Solo había un restaurante colombiano que complacía las exigencias. Mis abuelos siempre tuvieron finca, café, vacas. Nunca me senté a aprender cómo hacer el queso, pero sí los veía. Lo intenté hacer y lo pude desarrollar. Hace 7 años empezamos como harina para arepas solamente, hace 9 años empezamos con los quesos y hace 10 con las hojas para tamales y hallacas. Empezamos a hacer queso llanero, de mano, telita, palmizulia, costeño, queso Oaxaca, campesino colombiano. Hasta la fecha hacemos 15 tipos de quesos”, comenta Elizabeth.
El padre de Rengifo murió a manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por lo que el estado colombiano le pagó una indemnización a su familia. Parte de ese capital decidió invertirlo para comprar, inicialmente, lo necesario para comenzar una pequeña producción de harina de maíz artesanal y comercializar quesos.
“Compramos una máquina alemana que precuece el maíz, otra la molienda y otra máquina que realiza el refinado del maíz. En total tres máquinas. Muy pequeñas porque en realidad no podíamos pagar en ese momento una maquinaria industrial como la que tenemos ahora. Compramos esas máquinas y después armamos un cuarto de secado, yo misma lo diseñé. Al principio éramos nosotros dos con el negocio, traje unas personas y les indiqué lo que quería para el cuarto de secado. Allí es donde llevamos el maíz a la humedad que necesita para tener el producto perfecto”, comparte la ingeniera agroalimentaria.
Un nombre sin trasfondo histórico
El nombre de la marca pareciera tener su origen en la historia de Venezuela. Pero no. Harina de Maíz Manuelita no hace referencia a Manuela Sáenz, esa mujer de la historia venezolana que se vincula constantemente con el Libertador de América, Simón Bolívar. El copywrite homenajea a la hija de Elizabeth y de Román: Manuela.
Hace 7 años estos pequeños empresarios comenzaron a comercializar la harina de maíz en un empaque de un kilo por encargo. Su primer cliente fue una venezolana “de los viejos” que les encargó el primer kilo. Luego el boca a boca hizo su magia en la comunidad de venezolanos que vivían en Argentina.
“Ella nos llama y nos dice que otros venezolanos nos iban a comprar y sacamos otros tres kilos. Después nos llama otro chico de Santa Fe y nos pidió 20 kilos. En dos o tres semanas se empezó a multiplicar. Tanto que no nos dábamos abasto y el boca a boca de los venezolanos nos dio éxitos”, asevera.
El proceso de producción de la harina de maíz les lleva a la pareja alrededor de 17 horas diariamente. Hasta hace unos meses contaban con un equipo de cinco personas, pero el alza de los costos de producción los obligó a reducir la nómina para dedicarse solo ellos a la elaboración del producto artesanal.
Manuelita ¿colombiana o venezolana?
Una de las dudas que surge en el cliente venezolano cuando conoce la marca Manuelita es si la harina sirve para hacer las arepas venezolanas. Esa pregunta abre la puerta para cuestionarse si existe una diferencia entre la arepa venezolana y la colombiana.
“Son diferentes, el venezolano entrega el cuerpo y alma al hacer una arepa, al hacer el relleno, en las salsas. En cambio, en Colombia tratamos de hacerle algo rápido, una carne mechada por ejemplo, son totalmente diferentes. Pero la harina que producimos es para los dos. Irónicamente el 90 % de nuestros clientes son venezolanos”, opina Rengifo.
Además de la harina de maíz blanco, la marca tiene una línea de producción diversificada. También producen harina amarilla para hacer empanadas, la mezcla para cachapas, harina para buñuelos de maíz, harina de natilla de dulce de leche y harina de coco.
El negocio de la harina no solo se circunscribe a la elaboración de arepas. Manuelita tiene una categoría de producción de harina de maíz destamalizada –blanca y amarilla– para cocinar tamales y tortillas mexicanas. “La de tortilla nosotros somos los únicos fabricantes en Suramérica que la hacemos. Tortillas mexicanas, algunos chefs han reconocido nuestro trabajo por eso”, asegura Rengifo.
Otra de las líneas de producción que tiene este emprendimiento gastronómico es la venta de harinas de sabores de vegetales como la de remolacha, zanahoria, espinaca, champiñón, chile y zapallo (auyama). Todas estas harinas se comercializan en presentaciones de paquetes de medio kilo y de un kilo. Cada kilo se vende en alrededor 95 pesos, lo que equivale a 4,75 dólares.
Aunque los costos de producción incrementan debido al índice inflacionario que se registra en Argentina (2,3% solo en el mes de marzo de 2018), la pareja ha decido mantener el precio de venta debido a que 9 de cada 10 de sus clientes son venezolanos, quienes tienen un poder de compra reducido.
Actualmente el emprendimiento se prepara para exportar sus productos en otras regiones de América del Sur. Elizabeth Rengifo adelanta que tienen ofertas para exportar harina a Colombia y Uruguay.
“Una industria de Tuluá, en Colombia, nos está pidiendo la harina, porque ahora en Colombia están buscando la mano de obra hecha en otro país para ponerle después su marca. Ellos los que quieren es llevar la harina y empacarla. En Venezuela algunos han estado interesados en llevarla, pero nos han dicho que lamentablemente por los pagos no les era rentable llevarlas”, afirma.
Pareciera que con el incremento de venezolanos viviendo en Argentina la venta de harina de maíz Manuelita se dispararían. No obstante, el aumento del flujo migratorio no ha favorecido a la marca.
“El problema que hemos visto es que el venezolano antiguo nos conoce, es el que fielmente nos ha seguido. Los nuevos no saben que existimos y prefieren la marca PAN que traen otros venezolanos para vender acá”, arguye.
Elizabeth Rengifo y Román Roez han desarrollado un emprendimiento con el que han logrado estrechar vínculos comerciales con locales referenciales de la gastronomía venezolana en Buenos Aires como Panachef, Elote y Chiquis Food & Drinks.
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La harina de maíz Manuelita es posible adquirirse en algunos locales de alimentos dietéticos de Palermo y Belgrano. Sin embargo, el valor agregado en su cadena de distribución es la entrega personalizada del producto.
Esta marca no solo representa otra opción para elaborar las tradicionales arepas. Harina de maíz Manuelita es un producto que recuerda a los migrantes, en especial a los venezolanos, que no se encuentran en su zona de confort, pero que pese a encontrarse en una tierra diferente existen propuestas que los acercan a su tierra, a su gente.
Manuelita enseña a los extranjeros venezolanos que es propicio ampliar sus gustos, cambiar paradigmas, sin olvidar qué los definen y de dónde provienen.]]>

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