Abrebocas

MISTURA 2014: fiesta peruana con calidad de exportación

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Este año, del cinco al 14 de septiembre, se celebró en Lima, en el sector Costa Verde, de Magdalena del Mar, la séptima edición de la feria Mistura organizada por la Sociedad Peruana de Gastronomía

Dicho evento permaneció abierto al público, diariamente durante casi 12 horas. Este año el foco se centró en los orígenes de una culinaria ya codiciada en Latinoamérica y el mundo.

Y es que, la gastronomía peruana, se debe y siempre, se deberá, a dos pilares principales: su rica biodiversidad y el mestizaje con las cocinas que llegaron desde Europa, Medio Oriente y África. Estas cocinas, más que colonizar, se integraron como una salsa homogénea o una leche de tigra.

La idea era dar a conocer y prestar un espacio abierto a todos aquellos que integran la cadena gastronómica del Perú. De la chacra al fuego, que no significa más que desde el cultivo hasta la cocina.

¿Por dónde pasa la papa para llegar a la olla? Pequeños agricultores, distribuidores de las distintas regiones del país, vivanderas, carretillas, panaderos, dulceras, institutos de cocina, cocineros, restaurantes y comensales fueron las estrellas de la gastronomía peruana.

Además de las charlas que se dictaron diariamente en el auditorio Apega, dispuesto casi en el centro de la feria, los organizadores utilizaron una forma creativa de enaltecer los ingredientes base de la cocina de Perú: con un divertido performance con personas disfrazadas que cumplían el rol del Sr. Rocoto, la Sra. Quinua, el Sr. Limón, el Sr. Ají, la Sra. Papa y el Sr. Cacao, lejos de ser un espectáculo únicamente infantil, dieron a entender las cualidades nutricionales de cada alimento y hablaron sobre su origen de una manera didáctica involucrando a los espectadores con preguntas y chistes y promulgando el lema: “Come rico, come sano, come peruano”.

En Mistura orbitaron este año: carretillas, brasas y anticuchos, cevicherías, norteño, chifa y chaufa, criollo, andino y amazónico, dulces, sánguches, del Sur, líquidos, bares, pan, pisco y vino y cervecero. La experiencia Mistura es un cortejo de Perú con sus habitantes y visitantes. Y es que, quien asiste a esta feria y no sale enamorado con alguno de sus sentidos, más allá de solo el gusto, es un ser que no siente.

Ver colores gastronómicos en los hermosos ají y rocoto, probar sabores explosivos en un delicioso pisco, sentir variadas texturas en los tres mil tipos de papas, escuchar el crujir de un buen chancho al palo y oler un café que a distancia reconforta y calienta el día, no tiene precio.

Más allá de una experiencia culinaria, esta es una experiencia trascendente, llena de sentimiento y de amor. Ver cómo una nación celebra su cultura y con orgullo reafirma sus valores e identidad nos hace pensar que en esta oportunidad la comida fue sólo una excusa más.

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