Vida sana

Nombres seductores para comer mejor

Zanahorias Twist, Remolachas dinamita, batatas pícaras y bocados caramelizados de calabacín son algunos de los nombres evaluados por científicos de la Universidad de Stanford para explorar alternativas que motiven a los jóvenes a consumir más vegetales en sus comidas, como un mecanismo para combatir los elevados niveles de sobrepeso y obesidad y prevenir enfermedades crónicas a muy temprana edad En respuesta a las crecientes tasas de obesidad, muchos establecimientos de comidas se han centrado en promover las propiedades de la salud y los beneficios de los alimentos nutritivos para alentar a la gente a elegir opciones más saludables.

Fotos: FREEPIK
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Sin embargo, irónicamente, el etiquetado sanitario de los alimentos puede ser eficaz, ya que la gente clasifica los alimentos que perciben como más saludables pero menos sabrosos.

Cuando comparamos los niveles de las hormonas asociadas con el apetito después de consumir alimentos etiquetados como saludables, encontramos una mayor producción que cuando el mismo producto es etiquetado como de indulgencia… ¿Puede creerlo?

La gran pregunta es ¿Cómo podemos hacer que los alimentos saludables sean tan atractivos como los alimentos clásicamente indulgentes?

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Debido a que los alimentos saludables son rutinariamente etiquetados con menos descriptores atractivos que los alimentos estándar, científicos de la Universidad de Stanford desarrollaron un estudio en sus propios espacios, para poner a prueba si hay algún efecto en el comportamiento de los consumidores, cuando los vegetales son etiquetados con nombres más atractivos, como los típicamente reservados para alimentos menos saludables.

El estudio se realizó en una gran cafetería universitaria que sirve un promedio de 607 comensales por día de la semana en el horario del almuerzo. Los datos se recogieron diariamente por 46 días. Cada día, uno de los vegetales que se presentaron fue etiquetado al azar de una de cuatro maneras: restrictivo básico, sano, positivo sano o indulgente. Por ejemplo, para la descripción básica simplemente se le denominaba con el nombre común, por ejemplo, “zanahoria”; la restrictiva saludable las describía como «zanahorias con aderezo de cítricos sin azúcar»; como salud positiva, «esta es la elección inteligente de zanahorias con vitamina C» y la indulgente como «zanahorias retorcidas con cítricos glaseados».

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No se hicieron cambios en la forma de preparación ni se cambió a manera en la que fueron presentadas y servidas. Cada día, los investigadores registraron discretamente el número de comensales que seleccionaban el vegetal y pesaban la cantidad del servicio elegido.

Aquí, la hipótesis del estudio sería que los vegetales etiquetados con descriptores “indulgentes” se elegirían más que los mismos vegetales etiquetados con descriptores básicos o “saludables”.

Los resultados confirmaron que el etiquetado tuvo un efecto significativo en el número de comensales que seleccionaron vegetales entre las alternativas presentadas regularmente en la cafetería. Asimismo, encontraron que al etiquetarlas con descriptores “indulgentes” se produjo un aumento significativo (25%) en el número de personas que los eligieron. También aumentó significativamente (23%) la masa total consumida en comparación con las descripciones básicas o saludables, a pesar de que no hubo cambios en la preparación de los vegetales.

No hubo diferencias significativas entre las condiciones básicas, sanas, restrictivas y positivas para ambos resultados, lo que parece indicar que cuanto más énfasis hacemos en las propiedades saludables, menos tendencia a “querer comerlos” con lo cual se estaría dando un vuelco de 180 grados a las estrategias propuestas por años, donde se apelaba al criterio y buen juicio de los comensales.

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Estrategias como las empleadas por la industria para dirigirse al segmento infantil como el uso de personajes de superhéroes, para promover el consumo de vegetales en los niños han sido por años estrategias que capitalizan muy bien y estos resultados desafían las soluciones existentes, que buscan promover la alimentación saludable al destacar las propiedades o beneficios de la salud.

Estos hallazgos parecen apuntar hacia la implementación de estrategias similares con los adultos: utilizan los mismos indulgentes, emocionantes y deliciosos descriptores como alimentos más populares, haciendo menos énfasis en sus propiedades saludables.

Cabe recordar que los últimos datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud este mes de junio aseguran que “un 10% de la población mundial padece obesidad y enfermedades relacionadas, como problemas cardíacos y diabetes tipo II”. La enfermedad viene siendo catalogada por los expertos desde hace años como La Epidemia de nuestro tiempo.

Los resultados obtenidos con este trabajo, proponen una intervención nueva y de bajo costo que podría implementarse fácilmente en cafeterías, restaurantes y productos de consumo para aumentar la selección de opciones más saludables y contribuir con el abordaje institucional de los países a favor de las estrategias globales para disminuir las enfermedades asociadas con hábitos pocos saludables de alimentación.

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