Lecturas sabrosas

Sabor a Beat: MontemayoR Big Band Orchestra

Sazón y son. De eso trata Sabor a Beat de la nueva colaboradora Beathney Rondón, quien hablará de los gustos musicales de quienes, también, hacen cosas gustosas

Texto: Bea Rondón @beatnhey / Fotos: Raymar Velásquez @raymarvelasquez @menucallejero
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Tal como Ricardo Montalbán en su papel de Mr. Roarke en La Isla de la Fantasía, Juan Montemayor (@maestroajicero) recibió a los visitantes dispuestos a vivir un capítulo de otra realidad bajo la lluvia caraqueña de un domingo. “Mis queridos huéspedes, soy su anfitrión, el Maestro Ajicero, bienvenidos a mi taller”, la cámara de Raymar Velásquez y yo hacíamos entrada.

Las puertas se abrieron y la casa comenzó a contar historias de familia, de hogar, de amigos. La luz bajaba y subía las escaleras, un moriche en forma de hamaca se mecía seductoramente frente al jardín y a la alberca rodeada de bromelias. Allí creció el Maestro Ajicero.

En el entrepiso, un salón, que seguramente atesora infinitas horas de conversaciones y brillantes ideas, sigue iluminado con la misma emoción de otrora. Desde la pared, un inmenso afiche de Bob Marley nos guía hasta el siguiente nivel mientras siento el solo de guitarra de Jimmy Page al subir las escaleras y, como en un pasadizo secreto de muros y puertas blancas, de pronto se muestra impúdico el taller donde el Maestro enciende sus ganas y sus colores.

“Todos los ajíes cantan, siempre cantan. Tienen la energía suficiente para cantar, para moverte”, lo dice mostrando orgulloso a sus hijos acompañados de un par de armónicas a las que el Maestro acude en momentos de elucubración y experimento.

sabor a beat maestro ajicero

Entre el ají ciruela y el de guayaba, Pat Metheny; entre el ají piña y el morado, James Brown; detrás del verde y el amarillo, Soda Stereo. “Si quisiéramos maridar, Juan… ¿te atreverías?”, pregunto traviesa. “El paladar es de quien te lo eriza, como la piel, es injusto encasillarlo”, responde tajante.

Obvio que mi primera intención era jugar a qué sonaba cada ají, si se movían con el boogaloo, el funk, rock, salsa u otros géneros. Y entendí que “cada quien le pone el tumbao que quiera y lo baila como mejor le guste”, sonríe Juan detrás de sus palabras. Él solo improvisa y ensaya ¡et voilà!… los ajiceros surgen en tonos mayores, descansan al bailador, sacuden alientos hasta sudar y reciben aplausos en ovación. Ejecución magistral.

Me roban la mirada los ajiceros, allí dispuestos como una Big Band caribeña por sus colores pero de caracteres disímiles. Metales verdes, cuerdas rojas, percusión de mango, viento llorón, teclas guayaba y el Maestro con el shake-shake en la mano derecha, aún cuando es zurdo, a suerte de batuta, dirigiendo el combo… Siempre he pensado que las personas zurdas son gente brillante. Y al Maestro le brillan los ojos cuando enciende su iPod y de la corneta Simmons se dispara el pianista cubano Roberto Fonseca, a quien conocí en el Bimhuis en Amsterdam, tejiendo un puente entre Cuba y África con piano, batería, bajo, kamale ngoni (cuerdas africanas oriundas de Mali) y la voz fantástica de Fatoumata Diawara. El Maestro me lanzó una bola en la zona de strike y yo solté el bate sin vergüenza alguna, sin ponche ni out. Cerca, Raymar soltó también la cámara y se convirtió en @menucallejero para acariciar el cerdo que más tarde comeríamos con varios «MontemayoRes».

“Siempre cocino con música y un día soy rockero pero otro día el blues me atrapa o aparece Ray Barretto”. Se luce. “La música es biorritmo, igual que la cocina. Aunque tomo nota de todo, siempre hay espacio para la improvisación. La olla te habla. ¡Qué se yo! Dos de la mañana, solo, con The Cure, Al Di Meola o AC/DC y el ají, que siempre canta”. No puedo imaginar esas endorfinas.

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El Maestro revela que creció escuchando música, no viéndola. “Cuando vi en un video lo flaco que era Robert Plant, y no el gigante que imaginaba, me decepcioné”. Que aún siente el placer en la punta de sus dedos del paso de los Lp’s en las tiendas de discos, el olor que despedían. “El disco es cultura”, reímos con suficiente nostalgia. Que recuerda su primer TDK grabado de la radio y que el primer disco que compró fue Birds of Fire de Mahavishnu Orchestra en la que Jan Hammer (teclado) y John McLaughlin (guitarra), entre otros, atrapaban con el recuerdo a Miles Davis y Joe Zawinul. Pozo profundo este MontemayoR.

Juan confiesa que una de sus grandes frustraciones fue no haber podido aprender a tocar algún instrumento, “pero siempre tengo el shake-shake imaginario en la mano”. Y se mueve al son de Fania “Son, Cuero y Boogaloo, eh, eh, eh”. Tan cierto como lo sentenciado por la escritora Lena Yau al referirse a la obra ajicera de Juan Montemayor: “Es música degustable”. ¿Su instrumento? “La lengua, sin duda”, se ríe.

La tarde y la lluvia siguen, el cerdo ya está en su punto. Acompañamos con arepas que esta servidora hizo. “Ponle este amarillo a la masa, hazme caso”, aconseja el Maestro y yo sé seguir instrucciones. Los MontemayoRes desfilan con sus instrumentos sobre la carne humeante e interpretan uno de sus mejores repertorios.

Por ahí aparecen Herbie Hancock, Cesária Évora, Maceo Parker, improvisando entre los ajiceros. “¿Sabes? Mis mejores creaciones han nacido de la improvisación. Los maestros somos malcriados y nos permitimos muchas licencias, experimentamos con todo”, y destapa una botella ámbar que viene bien para el momento.

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–   “¿Por qué te quedas, Juan? ¿Por qué insistes?”, pregunto.

–   “Porque a mi me mueve más la curiosidad que la comodidad y no hay nada que me mueva hacia otro lado”, pronuncia con la mirada firme, segura.

Raymar, quien permanece observando, suelta entonces: “Si al llegar al cielo, te preguntaran cuál sería la última canción que quisieras escuchar, esa que quieres llevar a tu eternidad, ¿qué responderías?”. Juan calla y se detiene… “Depende de cómo llegas”.

Al despedirnos, toma mi cuaderno y escribe a la zurda: “Ésta”.

El Maestro jugó a ser Mr. Roarke nuevamente y nos despidió. “¿Han cumplido su fantasía, muchachos?”. Definitivamente, este fue un gran concierto a muchas lenguas.

En el cuaderno se lee: Sloe Gin. Joe Bonamassa Live at Red Rocks. Veneno inoculado, Maestro.

Play List de la entrevista

–          The Cat, Jimmy Smith, 50 Soul Jazz Classics

–          Sowa, Roberto Fonseca & Fatoumata Diawara, At Home

–          Uptown up, Maceo Parker, Roots&Grooves

–          Son, Cuero y Boogaloo, Ray Barretto, Fania All Stars

–          Cantaloupe Island, Herbie Hancock

–          Mama Wailer y Hola Muñeca, Lonnie Smith, Mama Wailer

–          Get yourself together, Les McCann, Live At Montreux

–          Aretha Franklin, Varios, Live At The Fillmore

–          Willie Bobo, Evil Ways, Bobo Motion

–          Spear Queen of the Mountain y African Postman, Burning Spear

–          Pigmy, Delaney & Bonnie with Eric Clapton

–          Use me, Bill Withers, Let Me in Your Life

–          The New Mastersounds, Varios, The Nashville Sessions

Ajiceros degustados

–          Ají Guayaba

–          Ají Amarillo

–          Ají Morado

–          Ají Llorón

–          Ají Rojo

–          Ají Mango

–          Ají Cicuta

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